Arrollador Paquirri
El volapi¨¦ de Paquirri al cuarto de la tarde, un monumento a la suerte suprema, culminaba una actuaci¨®n arrolladora, como casi todas las de este diestro. Lo de hace dos d¨ªas aqu¨ª mismo, tan mustio, debi¨® ser una merced que Paquirri le hac¨ªa a su colega Manzanares, pues si llega a salir en el mismo plan que ayer, lo desbarata.
Arrollador Paquirri, desde las largas a porta gayola hasta esa estocada limpia, recre¨¢ndose en la suerte, para hundir el acero por el hoyo de las agujas y fulminar a la fiera.
La faena de muleta no hab¨ªa sido de las buenas. Aunque el valor y la entrega eran evidentes, all¨ª faltaba calidad, gusto en la interpretaci¨®n de la suerte y hasta medida, porque se pas¨® de pases y tiempo, precisamente por esto sufri¨® un desarme, y a salvo un soberbio pase de pecho, el final del trasteo result¨® deslucido. Pero luego Paquirri se llev¨® al torrestrella al centro del ruedo y all¨ª ejecut¨® la sensacional estocada, que puso en pie la Maestranza.
Plaza de Sevilla
Octava corrida de feria. Toros de Torrestrella, tres sin trap¨ªo, tres bien presentados, mansurrones. Jaime Ostos, estocada trasera baja (silencio). Estocada (bronca). Paquirri, media tirando la muleta (ovaci¨®n y salida a los medios). Gran estocada (dos orejas). Angel Teruel; estocada trasera y ca¨ªda (silencio). Buena estocada (oreja).
Gan¨® las dos orejas. Las gan¨® de verdad, aun con todos los reparos, por el volapi¨¦ bell¨ªsimo, pero tambi¨¦n por los m¨¦ritos de su tarde arrolladora. Tras la larga al cuarto, aguant¨® con verdadero poder¨ªo unas oleadas feroces, que domin¨® plenamente, centrando la embestida en el lance hasta cuajar media docena de ver¨®nicas de muy buena factura. Estuvo lidiador toda la tarde, y al segundo tambi¨¦n lo recibi¨® a porta gayola con dos largas emocionantes. Paquirri banderille¨® este toro con mayor autenticidad que en otras ocasiones.
Su primera faena, en cambio, fue absolutamente deslucida, porque no supo resolver el problema de gazapeo que le planteaba el toro. El trasteo se hizo all¨¢ donde el animal quer¨ªa, que andaba y andaba, en tanto Paquirri, lejos de aplicar la t¨¦cnica adecuada, intentaba tercamente darle naturales y derechazos imposibles. El vicio de los dos pases dichosos hace estragos. Fue un borr¨®n -no demasiado escandaloso, por otra parte- en la tarde alegre y limpia de un torero que arrolla, porque se entrega hasta el l¨ªmite de sus posibilidades.
Angel Teruel estuvo sin sitio con su primer enemigo, tanto en la brega como en el ¨²ltimo tercio, y en el otro, al que banderille¨® con decoro, hizo u?a faenita superficial, falta de cualquier tipo de ligaz¨®n porque su empe?o era instrumentar el unipase, y aun ¨¦ste le sal¨ªa simplemente aseadito.
Hubo en la tarde un torero de plata que descoll¨® por su colocaci¨®n y eficacia en el manejo del capote: Chaves Flores. Incluso hizo el toreo a una mano -la ¨²nica vez en toda la feria- y se gan¨® las ovaciones del p¨²blico cuando par¨® de esta forma al sexto. La veteran¨ªa es importante para la fiesta, y su valor testimonial resulta imprescindible en estos tiempos. Lo malo es cuando a la veteran¨ªa no le acompa?an unas facultades m¨ªnimas. As¨ª ocurre en el caso de Jaime Ostos. Bregando con el capote se cay¨® dos veces, en otra ocasi¨®n tuvo que tomar precipitadamente el olivo y con la muleta nos hizo pasar un rato angustioso, pues, pese a sus inequ¨ªvocos deseos, se le ve¨ªa impotente para dominar las embestidas o librar cualquier acometida dif¨ªcil. En estas condiciones no se puede salir a los ruedos, si no es para sufrir y hacer sufrir. Ostos era el contraste lamentable de ese Paquirri atl¨¦tico y arrollador que puso en pie la Maestranza.
Los Torrestrellas defraudaron. Hubo tres chicos y tres grandes, y entre estos, un cuarto ejemplar precioso de l¨¢mina. Por supuesto que los chicos hicieron una floja pelea en el primer tercio, y todos, en general, distaron mucho de ser bravos. Incluso el quinto, m¨¢s espectacular porque se arranc¨® como una bala al caballo (por cierto, saliendo de tablas), fue a menos y acab¨® quit¨¢ndose el palo.
Babelia
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