Las Brigadas Rojas quisieron secuestrar a Andreotti en vez de Aldo Moro

Las Brigadas Rojas hab¨ªan decidido en un primer momento secuestrar y ?procesar? a Guilio Andreotti, que era, aquel 16 de marzo de 1978, el presidente del Gobierno. Pero la organizaci¨®n se decidi¨® despu¨¦s por Aldo Moro, porque despu¨¦s de un atento an¨¢lisis, la operaci¨®n con Moro, ?que no ten¨ªa coche blindado y viv¨ªa en un lugar apartado de Roma?, fue considerada m¨¢s f¨¢cil.

La noticia la ha dado el brigadista arrepentido Patrizio Peci a los jueces en los interminables interrogatorios de estos d¨ªas en la c¨¢rcel, donde est¨¢ vigilado d¨ªa y noche. Seg¨²n Peci, en la operaci¨®n del secuestro de Moro participaron doscientos miembros de las Brigadas Rojas. Moro estuvo detenido en una especie de almac¨¦n detr¨¢s de una tienda a las afueras de Roma. Lo vigilaba Prospero Gallinari, considerado el m¨¢s duro de la organizaci¨®n, que fue, seg¨²n Peci, quien lo asesin¨® dentro del coche Renault donde fue abandonado a dos pasos de las oficinas de Roma del Partido Comunista y la Democracia Cristiana.Quien lo interrog¨® fue Mario Moretti, que dirig¨ªa la operaci¨®n. Moretti es de los pocos acusados del delito Moro que a¨²n est¨¢ en libertad. Pero, seg¨²n Peci, las preguntas del interrogatorio le llegaban a Moretti de otras partes.

Ha confirmado el brigadista arrepentido que hubo una ruptura en las Brigadas Rojas entre los que deseaban liberar a Moro y quienes hab¨ªan decidido asesinarle. Morucci y Faranda se separaron y desaparecieron. Para protegerles, les buscaron una habitaci¨®n en Roma los l¨ªderes de Autonom¨ªa, Piperno Pace y Scalzone.

Estos tres intelectuales de la extrema izquierda, que est¨¢n en la c¨¢rcel junto Con Toni Negri, seg¨²n Pecci no eran de las Brigadsas Rojas, sino de Primera L¨ªnea, como Corrado Alumni.

Mientras tanto, caso ¨²nico en las Brigadas Rojas, se ha presentado a la polic¨ªa la compa?era de Peci. Se trata de Maria Rosaria Roppoli, que se ha declarado brigadista, pero que ha afirmado que ella ?no confesar¨¢?.

Seg¨²n noticias de los diarios italianos, muchas de las confesiones que se adjudican a Peci en realidad son de otros terroristas detenidos y de los que a¨²n no se conoce el nombre. Lo que aparece m¨¢s claro de toda esta explosi¨®n de confesiones es que los brigadistas arrepentidos saben mucho de la organizaci¨®n ejecutiva de las Brigadas Rojas y de Primera L¨ªnea, pero bastante poco de la ?direcci¨®n pol¨ªtica?.