As¨ª va a ser la curaci¨®n del c¨¢ncer
?Por qu¨¦ no se le dice a una persona que tiene un c¨¢ncer cuando esta enfermedad ha sido detectada? Los onc¨®logos cl¨ªnicos, en la mayor¨ªa de los pa¨ªses superdesarrollados, han llegado al acuerdo de que hay que decir a cada paciente que tiene un c¨¢ncer. Esto puede traer una depresi¨®n pasajera, pero, seg¨²n los mencionados especialistas, tras la depresi¨®n, el paciente lucha por su vida aceptando todas las posibilidades de tratamiento. Esto puede ser una de las razones decisivas por las cuales, en Estados Unidos, se cura el 30% de los enfermos diagnosticados de c¨¢ncer. En los pa¨ªses como Espa?a, en los que no se dice al enfermo que tiene un c¨¢ncer, los enfermos abandonan el tratamiento, acusan a los onc¨®logos de ineptitud y viven menos.Muchas veces, cuando se descubre un c¨¢ncer, incluso cuando ¨¦ste ya ha dado met¨¢stasis-m¨²Itiples por todo el cuerpo, el enfermo se encuentra perfectamente y la instalaci¨®n de un tratamiento t¨®xico es considerada como un destrozo por parte del m¨¦dico. Progresivamente todos los pa¨ªses desarrollados van acordando decir al paciente lo que tiene. El ¨²ltimo pa¨ªs que ha hecho esto ha sido Dinamarca y, al parecer, los onc¨®logos cl¨ªnicos daneses est¨¢n muy satisfechos del cambio.
?Es un grave error que no se haga esto en Espa?a?, explic¨® a EL PAIS un investigador, ?ya que se priva al paciente de una posibilidad de alargar su vida y de la posibilidad de llegar a tiempo a nuevos descubrimientos ?. Existe cierto enfrentamiento entre la actitud cl¨ªnica, la quir¨²rgica y la investigadora. La cirug¨ªa, colosiderada por algunos ?burocracia de la muerte?, y, por otros, ?sublimaci¨®n de instintos agresivos y carniceros de algunos m¨¦dicos no acaba de aceptar, en algunas ocasiones, la posibilidad de cambio bioqu¨ªmico. Cuando un profesional de la cirug¨ªa est¨¢ habituado a extirpar una y otra vez tumores que se vuelven a repetir, y cuando, con una comprensible compasi¨®n humana, ve deteriorarse m¨¢s y m¨¢s a los enfermos, v¨ªctimas del proceso canceroso y del efecto t¨®xico de la quimioterapia, parece l¨®gico que tienda a rechazar la constante experimeritaci¨®n de nuevas drogas.
El Instituto Nacional del C¨¢ncer de Estados Unidos est¨¢ probando miles de sustancias cada a?o. El cisplatinum es capaz de producir curaciones en el tumor de test¨ªculo. Descubierto en 1970 por Barnet Rosenberg, estuvo a punto de ser abandonado por su gran toxicidad renal, pero, al fin, ha sido llevado a la cl¨ªnica con ¨¦xito, con una terap¨¦utica de hidrataci¨®n de apoyo. El interferon es una prote¨ªna de bajo peso molecular producida por algunas c¨¦lulas del organismo, entre ellas los leucocitos, para defenderse de la infecci¨®n viral. Sus resultados son buenos, pues un 25% de enfermos de osteosarcoma sobrevivieron m¨¢s de cinco a?os. Ante estos hechos, el interferon comenz¨® a ser probado en 1978 en Estados Unidos. Al principio, el Instituto Nacional del C¨¢ncer de Estados Unidos no apoy¨® el interferon porque no era activo en el tumor trasplantable del rat¨®n, pero Gresser, en Par¨ªs, demostr¨® que el interferon era espec¨ªfico de especie, es decir, s¨®lo interferon de rat¨®n pod¨ªa prevenir la leucemia de rat¨®n.
La principal dificultad del interferon es su precio. Un tratamiento cuesta varios millones de pesetas. De los primeros ensayos norteamericanos se ha concluido que produce un 25-35% de remisiones objetivas en c¨¢ncer de mama, mieloma y linfoma. Est¨¢ en marcha un plan de abaratamiento del interferon para ser empleado contra el c¨¢ncer. Todos los indicios son de que no ser¨¢ un arma definitiva, sino un arma m¨¢s, como otro citost¨¢tico biol¨®gico.
La influyente Mary Lasker convenci¨® en 1979 a muchos congresistas. norteamericanos de que votaran un aumento del presupuesto del Instituto Nacional del C¨¢ncer para estudios sobre el interferon. El Congreso aprob¨® un presupuesto de quince millones de d¨®lares al a?o para este cap¨ªtulo.
Norgamen
Junto con el cisplatinum y el interferon, otra novedad es el norgamen. Mario Gos¨¢lvez, investigador espa?ol describe as¨ª el producto: ?En 1971, Puck, en Colorado, descubri¨® que la c¨¦lula cancerosa podr¨ªa revertir su morfolog¨ªa y propiedades de membrana hacia caracter¨ªsticas normales por el tratamiento de una serie de sustancias en cultivo de tejidos. Este efecto fue denominado transformaci¨®n reversa?.En 1978, Mario Gos¨¢lvez, de Madrid, describi¨® las caracteristicas qu¨ªmicas necesarias para inducir la transformaci¨®n reversa, y en un estudio de quinientas sustancias con t¨¦cnicas de cultivo in vitro defini¨® el compuesto tiazolid¨ªn carbox¨ªlico como un inductor de transformaci¨®n reversa.
?Como ninguna de ellas result¨® activa en el tumor trasplantable del rat¨®n, no se pudo llevar a la cl¨ªnica humana porque la Food and Drug Administrations exig¨ªa que todas las sustancias anticancerosas que se probaran en cl¨ªnica humana fueran activas en el tumor trasplantable del rat¨®n. Por fin, en 1975, Wedell, en colaboraci¨®n con Puck, fue autorizado a un estudio cl¨ªnico reducido en enfermos con drogas anticancerosas que induc¨ªan la transformaci¨®n reversa?.
?Los resultados?, afirma el doctor Gos¨¢lvez, ?han validado la v¨ªa de las drogas transformantes o diferenciadoras. Como el norgamen, al igual que el interfer¨®n, no es activo en los tumores trasplantados del rat¨®n, el Instituto Nacional del C¨¢ncer norteamericano ha pedido a las autoridades sanitarias su autorizaci¨®n para ensayo cl¨ªnico, especificando que, en su opini¨®n, los tumores trasplantables de rat¨®n deben de dejarse considerar como un modelo fiel del c¨¢ncer humano. El norgamen es, pues, la primera droga transformante activa en cl¨ªnica, y su falta de toxicidad y atractivo mecanismo de acci¨®n hace que se comience a investigar sobre drogas transformantes en todo el mundo como una nueva posibilidad?.
?Qu¨¦ es el c¨¢ncer?
El c¨¢ncer es la divisi¨®n incontrolada y permanente de las c¨¦lulas. En realidad, todas las c¨¦lulas del cuerpo humano est¨¢n en un proceso constante de reproducci¨®n. Cada cierto tiempo, las c¨¦lulas que integran nuestros tejidos son completamente nuevas. Este proceso de renovaci¨®n celular sigue diferentes ritmos en unos u otros ¨®rganos, pero, en todo caso, tiene lugar bajo un absoluto control.Desde el a?o 1925 se trataba el c¨¢ncer con radioterapia. Desde hace siglos se empleaba tambi¨¦n la cirug¨ªa, extirpando los tumores formados por la activa divisi¨®n celular. Pero, al parecer, tanto la v¨ªa radiol¨®gica como la quir¨²rgica, en lo que a la curaci¨®n de los diversos tipos de c¨¢ncer, est¨¢n encontrando su techo.
En 1945 se descubri¨® en Inglaterra que una mostaza nitrogenada, utilizada como gas de guerra, disminu¨ªa el n¨²mero de leucocitos en animales de experimentaci¨®n (leucopenia), o sea que inhib¨ªa la divisi¨®n celular. Esto llev¨® a la s¨ªntesis de numerosos agentes similares, agentes alquilantes para su uso en el tratamiento de los c¨¢nceres. Los agentes alquilantes producen la rotura de las bandas de ¨¢cido desoxirribonucleico (ADN), impidiendo as¨ª la divisi¨®n celular. Son extraordinariamente, t¨®xicos, producen v¨®mitos, alopecia, ca¨ªda del pelo, leucopenia..., pero son capaces de provocar disminuci¨®n en el tama?o de las masas tumorales, aunque esta disminuci¨®n no es duradera. Otro grupo de drogas anticancerosas lo constituyen los antimetabolitos, compuestos de estructura an¨¢loga a los metabolitos: precursores de la s¨ªntesis del ¨¢cido desoxirribonucleico y, con ello, la divisi¨®n celular. El compuesto fundamental de este grupo es el metrotexato. El metrotexato fue incorporado a la terap¨¦utica m¨¦dica del c¨¢ncer en Estados Unidos en el a?o 1956 por Farber, como producto similar al ¨¢cido f¨®lico. Todav¨ªa hoy es empleado el metrotexato con relativo ¨¦xito. En conjunto, los antimetabolitos producen remisiones o regresiones de tama?o en las masas tumorales, que son m¨¢s duraderas que las obtenidas con los agentes alquilantes. Adem¨¢s, los antimetabolitos son menos t¨®xicos para el organismo que los alquilantes.
En general, el empleo de unas u otras drogas nos remite al concepto de curaci¨®n cancerosa.
?Cu¨¢ndo puede decirse que se ha producido la curaci¨®n? En oncolog¨ªa se habla de curaci¨®n cuando cinco a?os despu¨¦s de la ¨²ltima extirpaci¨®n, radiaci¨®n o tratamiento quimioter¨¢pico no ha vuelto a presentarse manifestaci¨®n cancerosa alguna. Las met¨¢stasis han desaparecido. Pero este concepto est¨¢ en revisi¨®n porque se dan casos de reaparic¨ª¨®n de manifestaciones tumorales, en algunas modalidades de c¨¢ncer, con posterioridad a los cinco a?os. Los onc¨®logos actuales prefieren emplear referencias m¨¢s emp¨ªricas y objetivables. Por ello, el concepto m¨¢s empleado actualmente, al hacer referencia a la eliminaci¨®n de las masas tumorales, es el de remisi¨®n. Se habla de remisi¨®n completa cuando es la totalidad de los tumores la que resulta eliminada; remisi¨®n parcial, cuando es superior al 50% la parte erradicada, y remisi¨®n menor, cuando la masa tumoral eliminada es inferior al 50% de la totalidad.
Un tercer grupo de agentes anticancerosos lo constituyen los compuestos naturales, ya sean productos de hongos (antibi¨®ticos), microorganismos (p¨¦ptidos) o plantas (alcaloides). Los primeros antibi¨®ticos con actividad anticancerosa fueron la actinomicina D, descubierta en Estados Unidos, y la mitomicina, descubierta en Jap¨®n, ambas encontradas a finales de los a?os cuarenta. Son muy t¨®xicos: producen v¨®mitos, alopecia, leucopenia, etc¨¦tera. Algunos de ellos presentan una toxicidad especial, como la pulmonar de la bleomicina y la cardiaca de la adriamicina.
La toxicidad de todas las drogas anticancerosas proviene de que, por uno u otro mecanismo, todas ellas inhiben la divisi¨®n celular, y en esa acci¨®n no distinguen las c¨¦lulas cancerosas que se dividen anormalmente de aquellas c¨¦lulas normales del organismo que tambi¨¦n se dividen r¨¢pidamente, como los leucocitos, las c¨¦lulas del fol¨ªculo piloso o las de la mucosa intestinal.
Otro tipo de drogas empleadas en quimioterapia anticancerosa son las hormonas sexuales, masculinas o femeninas. Estas hormonas se utilizan en c¨¢nceres de tejidos del organismo que tienen dependencia hormonal y no son drogas t¨®xicas en el mismo sentido que las otras drogas anticancerosas. Producen la feminizaci¨®n en el hombre (estr¨®genos) y la masculinizaci¨®n de la mujer (andr¨®genos).
Hodgkin: una esperanza casi consumada
Un ejemplo de actuaci¨®n de la poliquimioterapia, actuaci¨®n combinada de varias drogas, es la combinaci¨®n MOP, ideada por De Vita para el tratamiento del c¨¢ncer benigno llamado enfermedad de Hodgkin, habi¨¦ndose logrado m¨²ltiples curaciones.Seg¨²n Vicente Rodr¨ªguez Mora m¨¦dico y cirujano del Hospital Cl¨ªnico de Madrid, la enfermedad de Hodgkin presenta un alto inter¨¦s diagn¨®stico. ?La enfermedad de Hodgkin?, explica el doctor Rodr¨ªguez Mora, ?es el linfoma m¨¢s frecuente y que m¨¢s se beneficia del tratamiento precoz. Se observa, sobre todo, en el adulto joven y cursa en brotes, cuya evoluci¨®n puede ser contenida por la terap¨¦utica?.
Esta enfermedad es un proceso originado en los ganglios linf¨¢ticos, con aspecto histopatol¨®gico que incluye c¨¦lulas gigantes caracter¨ªsticas sobre un fondo celular peculiar. El nombre de Tom¨¢s Hodgkin se ha inmortalizado por su descripci¨®n en 1832.
En Espa?a, la enfermedad de Hodgkin representa el 5 % de todas las neoplasias y el 40%-63% de todos los linfomas, lo que significa de uno a tres casos cada 100.000 habitantes y a?o. Con respecto al sexo, predomina en los varones, en proporci¨®n de dos a uno, siendo esta proporci¨®n abrumadora en la infancia, alcanzando la proporci¨®n hasta de diez a uno. Es casi inexistente en la edad media de la vida, en la que las mujeres enferman tanto como los varones.
En el centro de la esperanza
?El progreso que se ha ido logrando en el tratamiento de la enfermedad de Hodgkin?, concluye el doctor Rodr¨ªguez Mora, ?los adelantos logrados y el entusiasmo por un tratamiento en¨¦rgico han evolucionado r¨¢pidamente desde 1960. Se est¨¢ observando una mejor¨ªa considerable en cuanto a cifras globales de supervivencia y hay un n¨²mero importante de pacientes curados?. Otra combinaci¨®n poliquimioter¨¢pica de mucho ¨¦xito ha sido la asociaci¨®n CMF para el c¨¢ncer de mama, con la cual tambi¨¦n se consiguen remisiones de m¨¢s de cinco a?os.?Tiene, pues, fundamento la confianza en la ciencia? ?Ad¨®nde nos lleva la activa investigaci¨®n farmacol¨®gica internacional del momento actual, que produce constantemente nuevas drogas anticancerosas? ?Estamos ante un bluff? M¨¢s all¨¢ de la cr¨ªtica sensata de quienes aconsejan no echar las campanas al vuelo y ponen un l¨ªmite a la esperanza, podemos sentir y pensar desde el centro mismo, de la esperanza, Podemos discernir las fronteras de lo que es camelo y lo que es realidad. Y ello sin olvidar que la ciencia-ficci¨®n de hoy ser¨¢ la ciencia real de ma?ana.
Como pautas orientadoras para el discernimiento entre aquellos productos anticancerosos que adormecen ilusiones y los que anuncian realidades, podemos seguir el consejo de un especialista: ?En las drogas bluff no hay ning¨²n centro cient¨ªfico detr¨¢s. Tampoco existen publicaciones cient¨ªficas sobre el tema. Se sirven a todo el mundo que lo desea por un precio, mientras que las drogas serias s¨®lo son asequibles a centros experimentales antes de su comercializaci¨®n por la industria farmac¨¦utica seria?.
Pero, sobre todo, existe otra norma de diferenciaci¨®n entre la fantas¨ªa ilusoria y la fantas¨ªa creadora. Mientras los falsos productos, como los falsos profetas, tienen soluciones para todo, las verdaderas drogas anticancerosas s¨®lo valen para tipos muy concretos y restringidos de c¨¢ncer. Esta es la clave: no hay c¨¢ncer, sino c¨¢nceres. No existe ese coco mitificado, ese enemigo ¨²nico, sino la tremenda complejidad de lo real. Por tanto, tampoco existen soluciones ¨²nicas, sino peque?as y parciales respuestas a los problemas concretos, a los c¨¢nceres concretos.
Esa realidad, que es la salvaci¨®n de tantos millones de vidas que ya han sobrevivido a la feroz enfermedad, a ese temido mito de la negatividad del ¨²ltimo tercio del siglo XX, es el testimonio de la curaci¨®n del c¨¢ncer, que ya ha empezado a producirse de un modo ni aparatoso ni m¨¢gico. Posiblemente no existir¨¢ un d¨ªa en el que los peri¨®dicos anuncien a cinco columnas que un nuevo f¨¢rmaco cura el c¨¢ncer. As¨ª no act¨²a la ciencia. Sino que, paso a paso, en infatigable proceso, casi sin darnos cuenta de ello, llegar¨¢ un momento, posiblemente muy pr¨®ximo ya, en el que una infinidad de f¨¢rmacos u otras soluciones cubran el espectro de todos los c¨¢nceres conocidos. Entonces no quedar¨¢ modalidad alguna de c¨¢ncer rebelde, como no lo son ya ciertas modalidades de c¨¢ncer de mama o de la enfermedad de Hodgkin. Puede que alguien se d¨¦ cuenta de ello un d¨ªa y escriba que ?el c¨¢ncer desapareci¨®, como plaga, en las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX?.
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