El Atl¨¦tico acab¨® a la defensiva ante el Betis
Cond¨®n Uriz fue blando en la sanci¨®n a Peruena por la entrada que le hizo a Rub¨¦n Cano. La acci¨®n del b¨¦tico mereci¨® la expulsi¨®n. Cond¨®n Uriz fue excesivamente duro con Rub¨¦n Cano al expulsarle por unas palabras improcedentes. Rub¨¦n Cano se busca ¨¦l solito los conflictos con mucha frecuencia, pero el domingo no fue el ¨²nico que se pas¨®. Quien si se sali¨® de madre, como es habitual en ¨¦l, fue Marcel Domingo. El miedo que pas¨® en el banquillo cuando el Betis apretaba de firme le hizo llegar a los vestuarios fuera de s¨ª, Marcel Domingo, con un pu?ado de a?os como profesional a sus espaldas, no se ha acostumbrado a sufrir.El encuentro tuvo un final feo como consecuencia del incidente que caus¨® la expulsi¨®n de Rub¨¦n. El p¨²blico lanz¨® cientos de almohadillas en los tres ¨²ltimos minutos y el espect¨¢culo acab¨® de manera deplorable. Fue un feo final para un partido que hab¨ªa tenido momentos de gran brillantez.
El Atl¨¦tico me record¨® durante la mayor parte del tiempo a aquel equipo que, derrot¨® al Zaragoza por 3-0 y que pareci¨® salir del bache en el que ha estado sumido toda la temporada. El comienzo del encuentro no fue esperanzador porque tanto Marcel como Carriega ordenaron unos marcajes tan estrictos como si se jugaran el t¨ªtulo. El Atl¨¦tico jug¨® con tres atacantes claros y el Betis dej¨® s¨®lo a Mor¨¢n y Ben¨ªtez por delante; pero la defensa rojiblanca anduvo un tanto descompuesta porque Ruiz se perdi¨® por el centro del campo en persecuci¨®n de Carde?osa, Sierra intent¨® seguir a Mor¨¢n, que se situ¨® hacia el centro, y por la banda del lateral izquierdo local trataron de entrar Pozo y Alabanda, con lo que compensaron en algunos momentos la inferioridad num¨¦rica en el ataque.
El Atl¨¦tico pas¨® el primer susto a los ocho minutos, cuando Ben¨ªtez lanz¨® de volea un tiro al marco desde fuera del ¨¢rea, que roz¨® ligeramente el larguero. Fue una jugada impresionante que mereci¨® ser gol. Como lo mereci¨® tambi¨¦n el tanto anulado a Rubio logrado a la antigua usanza y que fue invalidado por un juez de l¨ªnea, que estim¨® que la pelota hab¨ªa salido antes de que Marcos centrase.
El Atl¨¦tico fue encontrando su ritmo y durante la mayor parte del primer tiempo mand¨® en el campo. Leal estuvo m¨¢s acertado que en anteriores ocasiones, pese a que careci¨® de temple en el pase, pero su labor, culminada con un bonito gol, ayud¨® decisivamente a crear un juego m¨¢s incisivo que otras veces. Pero el aut¨¦ntico l¨ªder de este Atl¨¦tico desequilibrado volvi¨® a ser Dirceu, quien, sobre todo en el segundo per¨ªodo, dio una lecci¨®n de c¨®mo se debe arrebatar la pelota al contrario. Dirceu, adem¨¢s de crear juego, destruy¨® infinidad de ataques b¨¦ticos con una precisi¨®n envidiable. Estuvo siempre por donde ten¨ªa que pasar el bal¨®n y naturalmente se hizo con ¨¦l.
El Atl¨¦tico tuvo mejor ritmo y ello le hizo acreedor al triunfo. El Betis, que domin¨® casi toda la segunda parte, no acab¨® de culminar las jugadas porque lleg¨® al ¨¢rea con pocas ventajas. Pese al buen hacer de Carde?osa y el constante batallar de L¨®pez y Pozo, el Betis no logr¨® romper la barrera defensiva atl¨¦tica en condiciones de lograr el gol, y cuando lo hizo fall¨® el remate. El Betis no fue el mismo equipo que hizo sufrir al Madrid en Liga y Copa.
El Atl¨¦tico, que pudo haber obtenido sustancial ventaja en la primera fase, estuvo a punto de perder un punto. Y Marcel Domingo, asustado por el cariz que tomaban los acontecimientos, acab¨® por incluir en el equipo a Bermejo y Guzni¨¢n a base de retirar a Leal y Marcos y, por tanto, perder un atacante. Carriega, por contra en ¨²ltima instancia, quit¨® a Alabanda y a Gerardo para incluir a Vital y Hugo Cabezas o, lo que es lo mismo, para buscar mayor fuerza atacante. Ya era tarde cuando el Betis intent¨® recuperar el tiempo perdido.
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