El Atl¨¦tico ayud¨® al Madrid a superar su estr¨¦s
Marcel Domingo anul¨® a Dirceu. Le hizo un marcaje perfecto. Estas frases podr¨ªa haberlas pronunciado el ¨¢rbitro del encuentro en respuesta a las del entrenador roji-blanco en la semana anterior. Marcel Domingo se equivoc¨® de medio a medio en la colocaci¨®n de Dirceu y con ello perdi¨® el Atl¨¦tico las posibilidades que ten¨ªa de obtener algo positivo en Chamart¨ªn ante un Madrid capitidisminuido, que acusa el estr¨¦s del final de temporada, en la que se ha visto sometido a una gran presi¨®n psicol¨®gica poco habitual, por su marcha en las tres competiciones, en las que estaba bien situado.Vujadin Boskov coloc¨® a Stielike de libero y a Del Bosque en el centro del campo. Menos de un cuarto de hora persisti¨® en su error y vari¨® la posici¨®n de ambos jugadores. Del Bosque, que tiene todas las condiciones ¨®ptimas para ser un libero excepcional, no pod¨ªa darle al equipo el empuje del alem¨¢n de cara al marco de Navarro. Con todo, el Madrid -que s¨®lo ten¨ªa a tres jugadores del Castilla en sus filas- no logr¨® en el primer per¨ªodo desembarazarse de su rival, que aguant¨® bien, e incluso en los ¨²ltimos minutos estuvo a punto de inclinar el marcador a su favor.El Atl¨¦tico no ten¨ªa un centro delantero aut¨¦ntico para este partido, y ello era un grave inconveniente, pero lo fue mucho m¨¢s el perder las posibilidades de Dirceu que, en una posici¨®n m¨¢s adelantada de lo habitual, no pudo crear y destruir a destajo, que es lo que ha venido haciendo en los ¨²ltimos encuentros. Dirceu tuvo siempre encima a P¨¦rez Garc¨ªa, que le caus¨® toda suerte de incomodidades. Dirceu, al no salir desde atr¨¢s con el bal¨®n dominado, fue presa f¨¢cil de su marcador y por tanto no pudo colaborar en los espor¨¢dicos contraataques de su equipo. Bermejo, en la parcela habitual del brasile?o, no le supli¨® en sus funciones con efectividad.
El Madrid realiz¨® uno de los peores encuentros de la temporada y, sin embargo, resolvi¨® el encuentro con un abultado tanteo. Arteche y Sierra, en dos jugadas desgraciadas, posibilitaron una goleada que en ning¨²n momento fue previsible. Aunque los madridistas en el segundo per¨ªodo subieron de tono, no por ello mostraron una superioridad abrumadora como err¨®neamente podr¨ªa deducirse del tanteador. En los cinco ¨²ltimos minutos del primer tiempo, el Atl¨¦tico tuvo tres ocasiones de gol, y a lo largo del segundo, a¨²n dispuso de tres m¨¢s que resultaron fallidas casi incomprensiblemente. Rubio lleg¨® a regatear a Garc¨ªa Rem¨®n en una salida poco afortunada, Quique lanz¨® fuera un bal¨®n en el que ten¨ªa todas las ventajas y Guzm¨¢n envi¨® una pelota al palo.El Madrid, que perdi¨® pronto el concurso de Garc¨ªa Hern¨¢ndez en una aparatosa, pero fortuita, lesi¨®n, pudo jugar con cierta tranquilidad durante largas fases, al poder prescindir de alg¨²n defensor para lanzarlo al ataque. Camacho, sin que Marcos le persiguiera, lleg¨® al ¨¢rea contraria en dos jugadas clave y se convirti¨® en el extremo m¨¢s peligroso.
El remate de Arteche puso el marcador en franquicia para el Madrid, cuando todav¨ªa no hab¨ªa desaparecido el fantasma del empate. El autogol del central roji-blanco inclin¨® decisivamente la balanza. El tercero y cuarto goles llegaron cuando el Atl¨¦tico se desfondaba y el Madrid se crec¨ªa con su fortuna.
Nunca como el domingo tendr¨¢ el Atl¨¦tico una ocasi¨®n mejor para obtener alg¨²n positivo en Chamart¨ªn, pero nunca como el domingo tendr¨¢ el Madrid un adversario m¨¢s escu¨¢lido. El encuentro, entre dos equipos notablemente mermados, lo gan¨® el que puso una mayor fe en el segundo tiempo y el que mayor fortuna tuvo.
Para el Madrid, por mucho que se analice su triunfo ante el Atl¨¦tico, el partido le sirvi¨® probablemente para ir con m¨¢s moral a Las Palmas. El Madrid necesitaba un t¨®nico y, sin querer, se lo proporcion¨® su eterno rival.
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