Juan Pablo II aboga en Kenia por la independencia econ¨®mica de Africa
Juan Pablo Il pronunci¨® el martes, en Nairobi, su primer discurso eminentemente pol¨ªtico. Habl¨® de la necesidad para Africa de la independencia econ¨®mica, de los condicionamientos impuestos por las grandes potencias, y conden¨® los abusos de autoridad, la corrupci¨®n de ciertos Gobiernos, as¨ª como el colonialismo y el racismo. El Papa se dirigir¨¢ hoy a Ghana, tercera etapa de su gira africana.
La misa en el Uhuru Park, de Nairobi, fue celebrada con rito occidental: cantada en lat¨ªn e ingl¨¦s, aunque no falt¨® el color del folklore africano, las danzas y el sonido de los tantanes.Se asegura que el Papa ha venido a Nairobi para poder decir lo que se tuvo que callar en Zaire. En cuando puso su pie en esta capital reuni¨® al Cuerpo Diplom¨¢tico y pronunci¨® el discurso m¨¢s importante de su viaje. Conden¨® ?el abuso de autoridad, la corrupci¨®n, el dominio sobre los d¨¦biles, el impedir al pueblo el derecho a participar en la vida y en las decisiones pol¨ªticas, la tiran¨ªa y el uso de la violencia?.
Ha dicho que este continente ?ha entrado en una nueva era de su historia? y que ?con algunas dolorosas excepciones, est¨¢ tomando conciencia de su plena responsabilidad pol¨ªtica y de su destino?. Ha saludado la reciente independencia de Zimbabue y ha aprovechado para decir que la independencia pol¨ªtica y la soberan¨ªa nacional necesitan, sin embargo, independencia econ¨®mica y libertad sin dominaci¨®n ideol¨®gica. Ha afirmado que la situaci¨®n de algunos pa¨ªses ?puede ser profundamente condicionada por las decisiones de otras potencias, entre ellas las principales potencias mundiales?.
Juan Pablo II ha asegurado que la Iglesia condena todo tipo de racismo y de colonialismo y ha citado concretamente lo que ha calificado como llaga y peligro para el mundo africano: el problema de los refugiados. Ha dicho que existe racismo cada vez que un africano se siente obligado a dejar su tierra por motivos pol¨ªticos o sociales o por la fuerza del consumismo que lo arrastra hacia las grandes ciudades, y ha condenado la situaci¨®n de miseria y abandono en que viven.
Si Pablo VI hace once a?os, en Kampala, Uganda, hab¨ªa dicho que ?Africa emancipada del pasado estaba madura para una nueva era?, Juan Pablo II ha a?adido que esta era ha comenzado ya y que Africa se est¨¢ preparando para este desaf¨ªo.
Con esta peregrinaci¨®n africana, el papa Wojtyla desea poner de relieve ante el mundo que la Iglesia cat¨®lica no tiene s¨®lo un rostro blanco y occidental, sino que es tambi¨¦n negra y que esta Iglesia negra posee una vitalidad y un entusiasmo y unas ganas de autenticidad que quiz¨¢ est¨¦n perdiendo las Iglesias europeas.
Son precisamente los cristianos africanos ?nuevos? quienes est¨¢n contestando m¨¢s al Papa por este tipo de viajes. No niegan que puedan ser importantes, ya que dan a conocer al mundo la realidad de esta Africa olvidada, pero no est¨¢n de acuerdo en que dedique tanto tiempo a actos oficiales, que venga como jefe de Estado, que abrace presidentes y autoridades a los que el pueblo odia y condena, que en vez de pararse a hablar y a escuchar, para despu¨¦s poder reflexionar en Roma, venga aqu¨ª con un ba¨²l de discursos que ni siquiera ha escrito ¨¦l.
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