Una sentencia significativa
POR PRIMERA vez en el r¨¦gimen democr¨¢tico se ha visto ante los tribunales un intento de golpe de Estado: la llamada ?operaci¨®n Galaxia?. Un consejo de guerra ha juzgado a un teniente coronel de la Guardia Civil y a un capit¨¢n de la Polic¨ªa Nacional, encontr¨¢ndolos culpables de conspiraci¨®n y proposici¨®n para la rebeli¨®n. No se ha juzgado, pues, un tema balad¨ª hinchado por los peri¨®dicos o un mero juego verbal de cafeter¨ªa entre oficiales. Otra cuesti¨®n es que los conjurados tuvieran o no capacidad real para consumar sus prop¨®sitos. Pero los resultados de la sentencia (v¨¦ase EL PAIS del jueves 8 de mayo) no dejan dudas sobre la existencia de una conspiraci¨®n, protagonizada por los encausados, para dar lo m¨¢s parecido a un cuartelazo contra las instituciones democr¨¢ticas en las personas del Gobierno y del Rey.Dichos resultados establecen que se lleg¨® a preparar un golpe de mano para ocupar el palacio de la Moncloa, apresando el Consejo de Ministros, y someter al Rey ?la nueva situaci¨®n?, intentando involucrar a los guardias de la agrupaci¨®n de destinos de la Direcci¨®n General de la Guardia Civil y a los 1.200 hombres del batall¨®n de instrucci¨®n de la Academia de la Polic¨ªa Nacional, y destituyendo por la fuerza, si fuera preciso, al teniente coronel Garcia Polavieja, que mandaba la Academia. Con menos trastienda, Ferm¨ªn Gal¨¢n se lanz¨® a su tr¨¢gica, aventura de Jaca. As¨ª pues, se ha juzgado y sentenciado un golpe de Estado en grado de proposici¨®n.
El fallo de la sentencia ha asombrado a la opini¨®n p¨²blica: las penas m¨ªnimas para un delito que puede ser castigado hasta con doce a?os, y eso en una sentencia que no contempla ni eximentes ni atenuantes.
No nos parece recomendable el rigorismo en la administraci¨®n de la justicia -incluida la castrense-, pero faltar¨ªamos a la verdad si no dij¨¦ramos que muchos ciudadanos civiles y militares se sorprenden de que dos oficiales de carrera que proyectan un levantamiento armado contra los poderes constitucionales del Gobierno y del Rey contin¨²en hoy en el Ej¨¦rcito.
Es imposible no recordar hoy la absoluci¨®n del general Atar¨¦s, que fue acusado de insubordinaci¨®n p¨²blica ante el vicepresidente de la Defensa, y las condenas de hasta ocho a?os de prisi¨®n (con la consiguiente separaci¨®n del Ej¨¦rcito) de los miembros de la Uni¨®n Militar Democr¨¢tica que reclamaron la democratizaci¨®n del r¨¦gimen franquista, hoy conseguida. No vamos a ser nosotros quienes pongamos los adjetivos.
De todas maneras, es de suponer que si a los responsables de una conspiraci¨®n de este g¨¦nero.se les condena a la m¨ªnima de las penas habr¨¢ quien sea capaz de comparar el hecho con la petici¨®n fiscal para un periodista -Miguel Angel Aguilar- que no conspir¨® y se limit¨®, en cambio, a informar de otra supuesta intriga de sables. Para no hablar nuevamente del caso de una directora de cine -Pilar Mir¨®- procesada tambi¨¦n ahora por la jurisdicci¨®n militar y toda cuya conspiraci¨®n ha consistido en realizar una pel¨ªcula sobre el crimen de Cuenca.
M¨ªrese por donde se mire la sentencia del mi¨¦rcoles marca un hito significativo en la historia reciente de este pa¨ªs. El tiempo lo dir¨¢.
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