Fotonovela para tercera edad
Es habitual la queja de que no existe cine para ni?os. Es verdad; no se hace. Sin embargo, existen ciertos espect¨¢culos para tercera edad mental y de ello es buena muestra esta pel¨ªcula. Para aqu¨¦llos que en tal sentido ya cumplieron sus a?os mejores y para los que, debido a cualquier circunstancia, nunca llegaron a alcanzarlos, parece dedicada est¨¢ f¨¢bula de un caballo y un jinete pervertido, arrepentido y, a la postre, rebelde en contra de la sociedad de consumo, la publicidad y las multinacionales.As¨ª pues, ¨¦rase una vez un vaquero alcoholizado, pero contento con sus compinches y su suerte, capaz de hacer su agosto todo el a?o a fuerza de exhibirse iluminado por cientos de bombillas conectadas a su sombrero y traje. Mas he aqu¨ª que se cruz¨® en su vida no una mujer, ni un ni?o de esos que sirven de trampol¨ªn para el ansiado Oscar, sino un caballo tan esbelto, veloz y pura sangre como su mismo nombre, que era el de Estrella Errante.
El jinete el¨¦ctrico
Director: Sidney Pollack. Gui¨®n de Paul Gaer y Robert Garland. Fotografia: Owen Toizman. M¨²sica: Dave Grown. Int¨¦rpretes: Robert Redford, Jane Fonda, Willie Nelson. EE UU. Comedia. Local de estreno: Coliseum
A la tal estrella, por su mala suerte, y tambi¨¦n por sus valores especiales, un grupo de ejecutivos pervertidos por el af¨¢n de lucro le administran f¨¢rmacos prohibidos por la Sociedad Protectora de Animales, a fin de exhibirle en condiciones ¨®ptimas. Tales f¨¢rmacos no s¨®lo perjudican su salud, sino incluso su futura paternidad con vistas a otras nuevas estrellas m¨¢s o menos ascendentes o fugaces.
El tal vaquero, tras una toma de conciencia ecol¨®gica, decide huir con el animal y devolverle a la Naturaleza, madre com¨²n de los seres y las cosas, como cualquiera sabe. Toda la polic¨ªa del Estado, incluidos coches- patrulla, motos y helic¨®pteros, no ser¨¢n capaces de cerrarles el paso. Adem¨¢s, y por si fuera poco, se cruza en el destino de ambos una audaz periodista. Los tres viajan en el mismo furg¨®n y el semental frustrado obsequia a ambos con besos suaves. Luego la historia contin¨²a, pero el sopor invade al espectador como v¨ªctima de las drogas antes citadas. Robert Redford se deja retratar; Jane Fonda, olvidado el Vietnam, y las cuestiones raciales o sociales, repite una vez m¨¢s su papel de chica de la tele simp¨¢tica, entrometida y sentimental; la fotograf¨ªa es una mezcla de documental sobre Las Vegas y anuncio de Marlboro; en la m¨²sica no faltan las baladas folk y en cuanto a Sidney Pollack, responsable de esta fotonovela, parece haber olvidado la carrera iniciada con Danzad, danzad, malditos no se sabe si definitivamente.
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