La feria del cincuentenario
Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Berrocal y sus colaboradores han montado una feria de San Isidro muy aceptable, aunque faltan algunos diestros con cuya presencia el abono habr¨ªa ofrecido lo mejor, sobre todo lo m¨¢s significativo del momento taurino actual. Con Paquirri, Andr¨¦s V¨¢zquez, D¨¢maso G¨®mez y Luis Francisco Espl¨¢, entre otros, recortando un poco algunas repeticiones de diestros, los carteles ser¨ªan redondos, dentro de las posibilidades de la fiesta con que contamos.El empe?o del empresario (esto es cierto, aunque no lo haya conseguido plenamente) ha sido organizar la mejor feria de los ¨²ltimos a?os, no s¨®lo porque debuta como empresario y adem¨¢s dentro de un ambiente pol¨¦mico, sino tambi¨¦n para conmemorar dignamente el cincuentenario de la plaza. No hay tal cosa, en realidad, pues el cincuentenario de la construcci¨®n fue el a?o pasado, y para el de la inauguraci¨®n a¨²n falta.
La plaza de Las Ventas est¨¢ considerada como ? la primera plaza del mundo? por la calidad de los aficionados, que durante cincuenta a?os han frecuentado el coso, d¨¢ndole seriedad y categor¨ªa, tanto como por la empresa que durante todo ese tiempo la regent¨®. Ser¨ªa injusto olvidar o silenciar ahora la labor que ¨¦sta -Nueva Plaza de Toros de Madrid, SA- llev¨® a cabo ininterrumpidamente durante tantos y tantos a?os. Una labor que tuvo errores, pero que carecen de relieve al lado de los a¨²n mayores aciertos y, principalmente, de la continuidad en una gesti¨®n que siempre estuvo presidida por el convencimiento de que se admisnistraba la primera plaza del mundo, y este prestigio hab¨ªa que mantenerlo a toda costa.
Con grandes zozobras ha llegado, por cierto, pues entre Canorea y la diputaci¨®n ha estado pendiente de un hilo la continuidad de la fiesta de toros en Madrid que, de haberse roto, habr¨ªa supuesto un grave rev¨¦s para la categor¨ªa del coso. Es Mart¨ªn Berrocal quien ahora reinicia la andadura, y no cabe duda de que ha planteado una feria de San Isidro con bastantes alicientes, en cuanto se refiere al cap¨ªtulo de toreros, mientras que el de toros es una inc¨®gnita. Y esta inc¨®gnita, precisamente, suspende toda especulaci¨®n optimista, pues de la presentaci¨®n y casta de las reses va a depender que la feria de San Isidro.
Aqu¨ª tienen su principal compromiso la autoridad y los veterinarios. Los toros que se lidien en Las Ventas no pueden ser, ni de lejos, al estilo de los que han saltado al albero sevillano durante la ¨²ltima feria de abril. Aqu¨ª no puede aparecer por los chiqueros, por muy exigente que sea la figura que lo espera en el burladero de capotes, ning¨²n ejemplar con pitones sospechosamente romos, ninguno sin el trap¨ªo adecuado a la categor¨ªa de la plaza, ninguna res que carezca de la fortaleza suficiente para soportar todos los tercios.
La cuesti¨®n va a depender tambi¨¦n de las caracter¨ªsticas de los petos y de los caballos que se utilicen para picar, y de c¨®mo se haga la suerte, pero no tiene que haber problema si se aplica el reglamento, que en este tema es de una claridad meridiana.
De ciertos sectores de la afici¨®n madrile?a -muy concretamente la andanada del ocho y el tendido bajo del siete- se dice que ?se pasan? en sus protestas, y que en los ¨²ltimos anos perturban la lidia con sus gritos. S¨ª, quiz¨¢ una llamada a la moderaci¨®n no sea inoportuna ahora que va a comenzar el mayor acontecimiento taurino de la temporada, pero tal llamada a¨²n debe ser m¨¢s fuerte para todo el taurinismo influyente, al objeto de que no provoque esas protestas. Porque la lidia no s¨®lo se ve perturbada, sino destruida cuando falta en ella el elemento b¨¢sico que es el toro, con las caracter¨ªsticas y la integridad que son propias de esta raza brava.
Finalmente, aquellos cuya afici¨®n a la fiesta se circunscribe ¨²nicamente a la gran gala de San Isidro deben considerar que hay otra afici¨®n m¨¢s numerosa -quiz¨¢ m¨¢s aut¨¦ntica- la cual ya lleva muchas tardes del a?o presenciando corridas en Las Ventas, as¨ª seguir¨¢ cuando pase la feria, y, en definitiva, su sentido critico parte de m¨¢s amplios supuestos. Porque la fiesta de toros en Madrid no es s¨®lo este abono, sino la temporada, que comprende un m¨ªnimo de ocho meses, y ah¨ª es donde quisi¨¦ramos que Berrocal volcara su fuerza imaginativa para conmemorar como es debido el cincuentenario de la plaza. Ofrecer a la afici¨®n un a?o taurino en plenitud, con abundancia de festejos -es buena idea esa ?feria del toro? que prepara- y sin olvidar las novilladas, constituye el mejor homenaje que Berrocal puede rendir a la primera plaza del mundo.
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