Prensa y democracia
La mejor defensa que se puede hacer de un juez, la m¨¢s digna ayuda que desde un peri¨®dico se puede tender para contribuir a la necesaria credibilidad del poder judicial, es combatir las leyes injustas, dar razones para su inmediata derogaci¨®n y as¨ª librar a los tribunales de su obligaci¨®n de aplicarlas.Ayer se hizo p¨²blica la sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo por la que se condena al director de EL PAIS, Juan Luis Cebri¨¢n, a tres meses de arresto y a una multa de 50.000 pesetas, corno autor de delito de desacato a la autoridad. Esta tipificaci¨®n de ?desacato? se refiere a ciertos contenidos de un editorial publicado en dicho peri¨®dico con fecha de 9 de abril de 1978, con el t¨ªtulo ? Prensa y democracia ?.
Hemos repasado detenidamente este comentario editorial y hemos de decir que no vemos en ¨¦l m¨¢s que una aplicaci¨®n exigente de esa indiscutible filosof¨ªa con la que hemos comenzado este comentario: se combate a unas leyes injustas, no a quienes por raz¨®n de su funci¨®n han de aplicarlas. ( ... )
En el ?desacato? a una sentencia por parte del editorial de EL PAIS creemos que lo que en realidad subyace es un profundo ?acatamiento? a lo que es, y sobre todo a lo que en una democracia debe ser la m¨¢s alta de las funciones jur¨ªd¨ªcas, como es la judicial.
No se ha medido adecuadamente la importancia de una sentencia como la que acaba de recaer sobre Juan Luis Cebri¨¢n. Un medio como la Prensa, ya suficientemente advertido de que la libertad informativa encuentra cada vez m¨¢s trabas en nuestro pa¨ªs, acusar¨¢ ahora un golpe de terrible poder admonitorio sobre la totalidad del aparato informativo de la democracia. El razonamiento de la clase period¨ªstica ante la condena de Juan Luis Cebri¨¢n no va a ser otro que ¨¦ste: si esto le ocurre al director de uno de los m¨¢s influyentes d¨ªarios espa?oles, ?qu¨¦ puede ocurrirles a los periodistas de otros ¨®rganos con cabecera menos llamativa?
Se est¨¢ engendrando miedo a la libertad de expresi¨®n e informaci¨®n y esto tiene consecuencias nefastas sobre el desarrollo de la democracia. Comienza a no saberse, frente a una m¨¢quina de escribir en la redacci¨®n de un peri¨®dico, qu¨¦ es m¨¢s peligroso, si cometer un delito o informar sobre ¨¦l, si.conspirar contr a el Gobierno o dar cuenta de ello a la opini¨®n p¨²blica, si intentar evadir joyas de valor hist¨®rico -v¨¦ase la absoluci¨®n de la duquesa de Franco- o cumplir con la obligaci¨®n de que el pueblo espa?ol lo sepa. No hace falta subrayar la suma e inquietante gravedad de este hecho.
10 de mayo
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