El profundo Sur
La tradici¨®n de la novela sudista norteamericana es una de las m¨¢s pot entes de la literatura universal: desde La caba?a del t¨ªo Tom -con su componente integracionista y ambiguo- hasta William Faulkner, o m¨¢s recientemente Carson Mac Cullers y Flannery O'Connor, la novela del profundo Sur ha perforado tanto la literatura americana como la occidental, que descubre de cuando en cuando un nuevo producto, te?ido de ruralismo, mora, puritana, sensualidad y superindustrializaci¨®n al mismo tiempo. Ultimo ejemplo: Sophie, de William Styron, que ocup¨® el a?o pasado durante varios meses el primer lugar de la lista de Betstsellers en EE UU.En este sentido, Margaret Mitchell fue una precursora. Su ¨²nica novela, Lo que el viento se llev¨® aparecida en 1936, fue el primer gran bestseller de la narrativa sudista, recorriendo en triunfo, a trav¨¦s de millones de ejemplares vendidos, el mercado occidental. Todo estaba all¨ª: el melodrama, la historia, la moral, el sentimentalismo m¨¢s acendrado y la tragedia final, poco demoledora en verdad, pero aleccionadora a pesar de todo. La Mitchell supo describir lo buenos que eran aquellos dominadores esclavistas, y1o mal que se lo pasaba un alma tan sensible y dictatorial como la de Escarlata O'Hara.
Este libro, que nunca ha dejado de estar en las estanter¨ªas de todas las librer¨ªas del mundo desde hace casi medio siglo, fue escrito entre dos accidentes. El primero, en 1926, lesion¨® a Margaret Mitchell en un pie, y le oblig¨® a pasar una larga temporada en una cl¨ªnica. All¨ª comenz¨® a escribir como un torrente, hasta que, en 1935, el vicepresidente de la editorial MacMillan conoci¨® el informe y ca¨®tico manuscrito.
Un a?o despu¨¦s aparec¨ªa el libro tal cual es, con toda su ganga bien ordenada, y al siguiente se le conced¨ªa el Pullitzer. As¨ª empezaba el destino editorial y comercial del mayor ¨¦xito de venta del siglo. En 1949, atravesando con su marido una calle de Atlanta, su ciudad natal, Margaret Mitchel fue atropellada por segunda vez, y en esta ocasi¨®n ya no sobrevivi¨®. Dej¨® tras de s¨ª algunos art¨ªculos, la gran novela mitol¨®gica del sur norteamericano, una pel¨ªcula no menos Inmortal, y el paradigma universal de lo que puede la literatura -Y sus carencias- en la industria cultural del siglo. Nunca el profundo Sur pudo m¨¢s y mereci¨® al mismo tiempo m¨¢s, pues el viento no pudo llevarse con esta novela monumental, gigantesca y agradable la otra gran literatura sudista.
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