Las cuentas, m¨¢s claras

Las irregularidades en las cuentas federativas ya no son una extent¨®rea acusaci¨®n del Partido Socialista Obrero Espa?ol. La mala administraci¨®n de los dineros del deporte espa?ol ya no es una cuesti¨®n de malpensados, como vino a decir en cierta ocasi¨®n, en una reuni¨®n con el entonces delegado nacional, Juan Gich, guante que recog¨ª debidamente. La mala distribuci¨®n de los recursos econ¨®micos del deporte ya no puede decirse que sea una querella personalista, como tambi¨¦n se me dijo hace ocho a?os.En 1972 comenc¨¦ a pedir las cuentas de la Delegaci¨®n Nacional de Deportes porque consideraba que el pueblo espa?ol ten¨ªa derecho a saber en qu¨¦ se invert¨ªan los millones y en qu¨¦ provincias se volcaban los millones y qu¨¦ criterios se segu¨ªan para el reparto. El hoy embajador en Cuba, Manuel Ortiz, que tras abandonar el Gobierno Civil de Huelva, y antes de ser hombre de confianza de Su¨¢rez, fue jefe de Prensa y relaciones p¨²blicas de la Delegaci¨®n Nacional de Deportes, lleg¨® a comprometerse p¨²blicamente para explicar criterios, actitudes y cifras. Todo qued¨® en nada. Como despu¨¦s con Pelayo Ros y como ¨²ltimamente con Benito Castej¨®n.Ahora ya se sabe que las cuentas no cuadran. Ahora ya se sabe que hay irregularidades contables; pero hoy hay que volver a hablar del gran tema de fondo: la eficacia de las inversiones. No basta con que aparezcan las facturas. Lo importante es que las facturas est¨¦n justificadas filos¨®ficamente. Lo importante es gastar bien. Y eso es lo que nunca se ha hecho.