Moci¨®n de censura

El voto de censura al Gobierno ha planteado el problema que se presenta a unos diputados cuando de su esp¨ªritu tiran dos fuerzas contrapuestas: la l¨®gica disciplina de partido y el imperativo de la propia conciencia.Este ha sido el caso de los diputados centristas llamados cr¨ªticos, que por no votar en contra del criterio de la disciplina de partido lo han hecho en contra del criterio de su propia conciencia.

Por declaraciones a la prensa escrita y hablada se deduce que Fern¨¢ndez Ordo?ez, Ignacio Camu?as y Joaqu¨ªn Garrigues han votado contra la moci¨®n socialista por disciplina de partido. En innumerables ocasiones han demostrado, a trav¨¦s de esa prensa, su disconformidad en ciertos aspectos con la actuaci¨®n del Gobierno de su partido, y recientemente, posterior al debate, en un diario vespertino declaraban los dos primeros: ?El PSOE est¨¢ claramente cualificado para gobernar, ha presentado un programa coherente, serio y sin lugar a dudas asumible?; lo que puede Interpretarse como signo inequ¨ªvoco de pugna entre la conciencia de voto de dichos diputados y la disciplina de su grupo.

Esta situaci¨®n nos ha llevado a la siguiente reflexi¨®n: cuando la disciplina de un partido pol¨ªtico choca con la conciencia de un diputado, ?c¨®mo debe ¨¦ste resolver el problema? Para mi modesto punto de vista, la conciencia ejerce la m¨¢xima soberan¨ªa y debe ser el tim¨®n invariable de todos los actos particulares y de los pol¨ªticos. Cuando esta conciencia se enfrenta con la disciplina de su partido, debe separarse de ¨¦l inmediatamente./