Ana Rossetti: "Hemos perdido el sentido del rito"
Declaraciones de la ganadora del Premio Gules de poes¨ªa
El Premio Gules de poes¨ªa, promovido por la Editorial Prometeo y patrocinado por el Ayuntamiento de Valencia, recay¨® este a?o en una autora desconocida, Ana Rossetti (C¨¢diz, 1950), que con su poemario Los devaneos de Erato desmarc¨® originales de autores que concurr¨ªan avalados por una solvente trayectoria literaria (Cristina Peri Rossi, Carlo Frabetti, Ricardo Bellveser).La decisi¨®n ¨²ltima del jurado result¨® pol¨¦mica. Sin embargo, opt¨® por premiar una nueva voz po¨¦tica que acept¨® el galard¨®n como un favor del azar. ?Cada a?o rompo mis escritos. Pero de repente, hojeando una revista, veo unas bases. Premio Gules. Participo. Y una nueva experiencia irrumpe en mi torbellino habitual. Y yo, en el fondo epic¨²rea?, dice, ?le doy la bienvenida encantada?. Formaron parte del jurado Francisco Brines, Justo Jorge Padr¨®n, Pedro de la Pe?a y Ricardo Arias, entre otros.
Ana Rossetti present¨® sus devaneos en Valencia por medio de una escenificaci¨®n teatral que tuvo como componentes b¨¢sicos poemas musicados y recitados por su voz en off, representados como ejercicios improvisados de expresi¨®n corporal, en los que colabor¨® muy destacadamente el actor Ismael Abell¨¢n. Estos fueron los comentarios que hizo sobre su libro y trayectoria vital.
?No me propuse escribir un libro er¨®tico. Refleja frases que escuchaba, momentos que viv¨ªa. Es como si lo cotidiano, las realidades diarias, las maneras con que te comunicas, te despertasen ese impulso que dio como resultado un texto, hecho sin hilaci¨®n alguna, que luego se ha considerado que reivindica una cosmogon¨ªa er¨®tica muy personal. Si la sociedad, de repente, dice que hay que construir en estilo g¨®tico, pues lo haces as¨ª, sin pensarlo. No me propuse hacer poemas er¨®ticos. Pero me sali¨® as¨ª, tal vez porque est¨¢ en el ambiente ?.
?Somos todos de pl¨¢stico. Nos encontramos metidos en un gran self-service que ha perdido el sentido del rito, del contacto con las personas, del contacto a trav¨¦s de la piel con lo que nos envuelve. Pero yo tuve la suerte de vivir cuando era peque?a en el jard¨ªn de mis abuelos en C¨¢diz. Cuando Franco era el revulsivo de mi generaci¨®n yo ya estaba cubierta con mi t¨²nica en este jard¨ªn y hac¨ªa ¨¢gapes griegos con mis hermanos, que eran mis disc¨ªpulos. En casa de mi abuela recib¨ª todas las ense?anzas de la naturaleza?.
?No ten¨ªamos juguetes, jug¨¢bamos con flores. Sab¨ªa su c¨®digo, las com¨ªamos y nos revolc¨¢bamos en ellas. Las reconoc¨ªamos por los perfumes con los ojos cerrados. Este mundo tan de los sentidos lo he vivido junto al Mediterr¨¢neo, de manera directa, sin intelectualismos. Y, sin embargo, en mis poemas no aparece el mar, s¨®lo im¨¢genes sobre cualidades de las flores. En realidad es que no me gusta ba?arme en el mar?.
?La cultura cl¨¢sica fue mi forma de vida. Me llenaba por ese sentimiento de apego vital a la naturaleza y al mismo tiempo saber morir. A veces veo las cosas y pienso que va a ser la ¨²ltima vez que las voy a ver. Mi sentimiento vital est¨¢ muy ligado a la muerte, a la p¨¦rdida, al sentido de lo irrepetible. Por eso me agarro al instante fugaz?.
Ana Rossetti lleg¨® a Madrid en 1968, se vincul¨® a grupos teatrales independientes para, tras esta experiencia, iniciar un largo viaje por Austria y luego Marruecos. De nuevo en Madrid, quiso estudiar Filosof¨ªa y trabaj¨® como decoradora. Ahora se preocupa por su irrupci¨®n en el panorama de la po¨¦tica espa?ola con un libro que refleja la sorpresa de descubrir un retrato en el diario del escritor Javier Mar¨ªas, como los escarceos de Lou Andreas Salom¨¦ a espaldas de Nietzsche o los consejos prematrimoniales de cierta secta feminista.
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