Estreno mundial de la ¨®pera espa?ola "El poeta", de Federico Moreno Torroba y Jos¨¦ M¨¦ndez Herrera
Entrevista con el director esc¨¦nico, Rafael P¨¦rez Sierra, y el escen¨®grafo, Gustavo Torner
Ma?ana, jueves, en el teatro de la Zarzuela, de Madrid, tendr¨¢ lugar el estreno mundial de la ¨®pera El poeta m¨²sica de Federico Moreno Torroba y libro de Jos¨¦ M¨¦ndez Herrera. Desde 1925, en que el compositor madrile?o, de 88 a?os de edad, estrenara en el teatro Real La Virgen de mayo no hab¨ªa vuelto a insistir en el g¨¦nero oper¨ªstico. La direcci¨®n musical es del maestro Garc¨ªa Navarro, que dirigir¨¢ a los solistas, coro y ballet del teatro de la Zarzuela y profesores de la Orquesta Nacional. La escenograf¨ªa es obra del pintor Gustavo Torner, y la direcci¨®n esc¨¦nica, de Rafael P¨¦rez Sierra.
En la amplia lista de int¨¦rpretes figuran Pl¨¢cido Domingo, Angeles Gulin, Antonio Blancas, Carmen Bustamante, Jull¨¢n Molina, Francisco Matilla, Jes¨²s Castej¨®n, Julio Catanla, Marta Robles y Mario Ferrer.Pregunta. Rafael P¨¦rez Sierra, ?cu¨¢les han sido las dificultades principales que ha encontrado para montar El poeta?
R. P. S. Ni m¨¢s ni menos que en cualquier otro Montaje. Tiene, claro, sus problemas espec¨ªficos a resolver. Me pareci¨® que ¨ªbamos a hacer la obra de un autor consagrado en un g¨¦nero distinto al que ahora acomete. Y en cuanto entramos en contacto con la obra pudimos ver que Moreno Torroba hab¨ªa intentado, y conseguido, algo distinto. Para evitar cualquier acto reflejo por parte del p¨²blico que le llevase a encasillar la obra corno zarzuela grande, nos planteamos la puesta en escena de modo que impidiese encasillarla en un g¨¦nero al que no pertenece.
P. Gustavo Torner, ?c¨®mo se ha planteado la decoraci¨®n?
G.T. Tras tomar la decisi¨®n de evitar esa idea del p¨²blico sobre la producci¨®n anterior de Moreno Torroba, est¨¢bamos ante un personaje, Espronceda, que es hist¨®rico. Por tanto, no cab¨ªa fantasear sobre su personalidad. Decidimos por eso una ambientaci¨®n humana realista. Me he informado al m¨¢ximo sobre la ¨¦poca en que se desarrolla la acci¨®n, que no es una fecha exacta, pero puede situarse entre 1 825 y 1835, aproximadamente. Intentamos que los personajes vistan, se peinen, etc¨¦tera, como entonces.
La ¨®pera es un g¨¦nero que usa de un un gran convencionalismo porque en vida no se va cantando. Por eso he querido traducir todo ese mundo en el orden visual por medio de otra, convenci¨®n que hiciese una analog¨ªa con la que supone estar cantando continuamente. Pero que se entendiera. de forma que se haga una cosa se entienda lo que se est¨¢ haciendo, aunque no se haga como se hace en la vida real. Hemos tratado, eso s¨ª, de adecuarnos a los distintos momentos psicol¨®gicos, a una especie de hilo conductor dram¨¢tico.
R. P. S. En contra de los montajes que ahora privan de nuestros cl¨¢sicos, a los cuales se pretende poner mucha ?ropa? encima, en el sentido decorativo general, lo que hemos querido es despojar la escena de ese barroquismo innecesario que rodea al actor. No se hunde al cantante bajo el peso de lo ilustrativo. Todas las acciones est¨¢n aligeradas de ornamento, precisamente para realzar su valor.
P. ?Lo han hecho as¨ª porque el libro de M¨¦ndez Herrera era recargado o su argumento complejo?
R. P. S. No lo es. El libro es bastante esencial. En el argumento no hay m¨¢s que lo que tiene que haber. Un primer conflicto es el destierro de Espronceda y sus amigos, y despu¨¦s el acercamiento trabajoso, dram¨¢tico, hacia el final de ese destierro. La segunda parte es la llegada. Por fin se vence la angustia del destierro y se llega a la meta. Pero cuando se alcanza esa meta, que es Espa?a, aparece un nuevo conflicto, el amoroso, tan dram¨¢tico como el anterior. Sigue siendo dif¨ªcil vivir. El tema es ¨¢ lleno de episodios y tratamos de seguir, como dec¨ªa Torner, ese hilo conductor.
Un realismo po¨¦t¨ªco
P. Han dicho que la m¨²sica se aleja de la zarzuela grande. Pero ?es una partitura pr¨®xima al verismo pucciniano o su est¨¦tica va por otros caminos m¨¢s vanguardistas?R. P. S. Yo la incluir¨ªa en una especie de realismo po¨¦tico. El verismo asoma, pero la l¨ªnea argumental va por los caminos del realismo po¨¦tico. El lenguaje musical est¨¢ bien imbricado. Hay motivos conductores. El autor ha conseguido un nuevo lenguaje, fluido y bien articulado, aunque conserve, y creo debe conservar, la esencia de todo lo mejor que ha dado fama a la m¨²sica de su autor. ?Por qu¨¦ negarse a su propio estilo? Claro, al enfrentarse con la ¨®pera ha tenido que valerse de ese lenguaje intermedio, inexistente en la zarzuela, que es el recitativo. En lo dem¨¢s, sigue siendo el inspirado maestro que conocemos. Ha otorgado mayor densidad a su m¨²sica, sirvi¨¦ndose de una gran Orquesta. Moreno Torroba no ha dado un salto est¨¦tico en el vac¨ªo, y creo que ning¨²n m¨²sico lo ha hecho, porque eso no es posible. Ni siquiera en el Falstaff, de Verdi, hay salto. Hay, eso s¨ª, depuraci¨®n, en la que el Otello era el primer paso. Y yo creo que Moreno Torroba ha hecho eso, una m¨²sica mucho m¨¢s concentrada.
P. La ¨®pera va a ser protagonizada por Pl¨¢cido Domingo, tenor de fama mundial. Existe el temor de que la obra haya sido escrita para ¨¦l, de forma que venga a monopolizar la escena, en detrimento del resto del reparto, bastante extenso por cierto.
R. P. S. Ese peligro no existe. Por supuesto, la ¨®pera se llama El poeta, como hay otras obras que se llaman Falstaff, Otello, Don Juan (perd¨®n, quise decir Don Juan en primer lugar). Y hay otras obras dram¨¢ticas que se llaman, por ejemplo, Hamlet. Hamlet no est¨¢ hecha para un actor determinado. Naturalmente, Hamlet es la cima m¨¢s alta de toda esa cordillera de situaciones, conflictos, etc¨¦tera, pero eso no es malo. En Hamlet encontramos un equilibrio de personajes que en El poeta tambi¨¦n se da. Hay papeles importantes, como el de Angeles Gul¨ªn, que encarna espl¨¦ndidamente a Carmen Osorio. Hay un precioso personaje, estupendamente entendido por Carmen Bustamente, que es el de Teresa Mancha, tierno y delicado, como no estoy muy seguro fuera la verdadera Teresa; est¨¢n los amigos de Espronceda, esenciales en la vida real, como fueron los hermanos Cort¨¦s, encarnados muy bien por Antonio Blancas, Juli¨¢n Molina... Est¨¢ el padre de Teresa.... En fin, hay todo un reparto de grandes dimensiones, intervenciones del coro en tres actos y un ballet breve en el cuadro de la Alameda de Osuna.
P. Cita P¨¦rez Sierra la Alameda de Osuna, un escenario madrile?o real. Aunque lo haya esencializado en la escenograf¨ªa, ?ha tratado Torner de informarse antes sobre el terreno?
G. T. No he estado personalmente en la Alameda de 0suna. He visto buenas fotograf¨ªas y no creo que me hubiera servido verlo, porque ahora es un lugar tan rom¨¢ntico, en el sentido de destruido, de evocador, de nost¨¢lgico, que no se corresponde en nada con lo que debi¨® ser en la ¨¦poca de su esplendor. He querido crear un espacio aristocr¨¢tico, por grandes dimensiones y limpieza en todos los ¨®rdenes (bien dise?ado e higi¨¦nico, como correspond¨ªa a una familia noble entre las m¨¢s ricas; de Europa). Esto est¨¢, efectivamente, esencializado. Con unos pocos elementos hemos tratado de crear unos ritmos que no son columnatas, pero las sugieren vistas desde un lado. No se pretende ilustrar los jardines o el parque, sino las terrazas. El horizonte es m¨¢s bajo, hay m¨¢s luz y el parque se ve un poco por encima de los ¨¢rboles. Ahora bien, esos elementos, los vegetales, por ejemplo, son verdaderos y se cambiar¨¢n todos los d¨ªas para que no se vean afectados por el calor.
R. P. S. ... Y por la mala salud cr¨®nica de los escenarios. Yo quisiera a?adir que hay dos escenarios gen¨¦ricos, los del exilio, una casa en Santarem y un mes¨®n en Burdeos. Otros dos, los de Espa?a, son concretos. la Alameda de Osuna y el caf¨¦ del Parnasilio. Sobre este ¨²ltimo no he encontrado documentaci¨®n gr¨¢fica, pero s¨ª algo m¨¢s orientador: una descripci¨®n detallad¨ªsima de Mesonere Romanos de este caf¨¦, pobre, sin lujo. Los intelectuales ven¨ªan aqu¨ª a hablar de cosas que, en aquel momento, no conven¨ªa tratar en sitios concurridos y con m¨¢s luz. Hemos tenido la obligaci¨®n, el pie forzado para idealizarlo, porque en ese caf¨¦ ocurre en el ¨²ltimo acto algo que no es hist¨®rico y, por tanto, lo hemos idealizado introduciendo incluso un elemento como es una mesa de billar, que all¨ª no deb¨ªa haber por falta de espacio, y en torno a la cual discuten cl¨¢sicos y rom¨¢nticos.
P. ?Translucen en el texto las inquietudes pol¨ªticas de aquel momento?
R. P. S. S¨ª, pero sin acritud, aunque se toque el tema del exilio.
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