Hamlet Pujol
Julio Camba, que era un poco reaccionario, lo dijo una vez en el vest¨ªbulo de su casa, o sea, el Palace:-No puede expresarse nada noble ni digno con acento catal¨¢n.
Terenci Moix ha metido lo m¨¢s noble y m¨¢s digno del teatro universal -Hamlet- en una lengua, la catalana, que ya en s¨ª es digna y noble. He estado en el estreno -Esperanza Roy, Catherine Bassetti, Sisita Pastega/ Deneuve y Mil¨¢ns del Bosch-, bajo ese clima casi religioso con que se acogen siempre en Madrid las solemnidades de la cultura catalana. En un palco, Jordi Pujol, que anda de visiteo madrile?o y toma el t¨¦ con todos para disimular que el ¨²nico t¨¦ / cicuta que viene a tomar, hamletianamente, es el de la Moncloa. Pujol tuvo algunos entresue?os, en el palco, mientras se escand¨ªan el ruido y la furia de Shakespeare, la iron¨ªa de Terenci. Pero el teatro, let¨¢rgico o no para los pol¨ªticos, es, con los toros, la representaci¨®n que siempre est¨¢ doblada de realidad, y yo creo que el Hamlet autonomista de ahora mismo es Jordi Pujol, que ha asistido al desvanecimiento de la sombra del padre de Hamlet, o sea Tarradellas, a la corrupci¨®n de la Bien Plantada, o madre del pr¨ªncipe dan¨¦s, ¨¢nfora femenina y matriarca de las esencias, que ha meditado sobre la calavera de aquel buf¨®n que fue Lerroux y, finalmente, duda entre ser o no ser espa?ol, entre ser o no ser catal¨¢n, entre ser o no ser el hombre/sucursal de Su¨¢rez en Barcelona. Jordi Pujol, Hamlet de poca alzada en el palacio remoto de la Generalitat, por donde a¨²n resuenan los pasos gigantones de Tarradellas (la verdad es que tampoco Enric Maj¨®, el actor, da la esbeltez isabelina del personaje), Jordi Pujol, digo, juega con el estilete del separatismo, hace como que se va a suicidar con ¨¦l, o con ¨¦l nos amenaza, pero Su¨¢rez, que es siempre el Fortimbr¨¢s triunfador que regresa de la batalla a ungirse la diadema/logotipo de UCD, dir¨¢ la ¨²ltima palabra sobre los cad¨¢veres de los entes auton¨®micos al final del drama elisabethiano de las nacionalidades. Hamlet Pu¨ªol es un pr¨ªncipe dubitativo y bajito de la remota Catalu?a danesa, y lo bien y lo mal que se lleva con Laertes y dem¨¢s cortesanos no es sino el juego de las minor¨ªas/mayor¨ªas parlamentarias, una puesta en escena donde Senillosa podr¨ªa haber sido ¨¦l solo toda la troupe de c¨®micos o bulul¨² que ironiza sobre lo que est¨¢ pasando. Pujol puede traicionarnos o suicidarse con su pu?al damasquinado por Gaud¨ª. Es un Hamlet perif¨¦rico que se duerme viendo a Hamlet.
Almuerzo con Rafael de Penagos, que me propone sacar a Valle-Inci¨¢n en fasc¨ªculos. Me parece que es una manera de volver a dejarle manco. Valle escribi¨® parte de sus comedias b¨¢rbaras bajo la materia de los sue?os de Shakespeare. Valle sac¨® en esperpento un obrero catal¨¢n, anarquista y fusilado, pero hoy, la acracia y la izquierda, o sea Ofelia, es el PSUC, en el drama catalanista: el PSUC, que, como Ofelia, ha puesto el lirismo y la utop¨ªa, ha repartido flores rojas y al final ha ca¨ªdo coronado por una aureola de votos conservadores y peque?oburgueses a Hamlet Pujol. La izquierda y la acracia siempre se lo hacen de Ofelia por la vida, y as¨ª les/nos va. Lo cual que Muntsa Alea?iz es una Ofelia emocionante, tr¨¦mula, un c¨¢ndido c¨¦firo ca¨ªdo y una cara pur¨ªsima.
Por la tarde, en una discoteca, hab¨ªa asistido yo al Hamlet salvaje entre Ramonc¨ªn y los Pegamoides, que se arrojaron ca?as de cerveza y se dieron patadas en la tripa. Alaska, la pantera joven de las medias rotas, es ya una Ofelia rock y ¨¢crata que va m¨¢s all¨¢ de Shakespeare y Pujol. Hamlet Pujol, que se le ve que duda entre Espa?a y Catalu?a, entre Espa?a y Espa?a, es un Hamlet sin envergadura que no se sabe el papel. Catalu?a, arrastrada como Ofelia por la corriente conservadora de los votos, yace dormida a la sombra m¨¢s gaudiana que estalimana del PSUC. Ofelia/Teresa, ,Ofelia/Bien Plantada, Ofelia/Catalu?a tiene que despertar antes de que este Hamlet socialcat¨®lico y financista deje en prenda el pu?al o se duerma en el palco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.