?Pobre libertad de expresi¨®n!

( ... ) Una sentencia, cuando menos, alarmante, una palabra demasiado blanda y que s¨®lo denota el miedo -ante el temor u ser procesado- a transcribir el calificativo m¨¢s contundente y acorde con el estupor que ha causado la condena.Mala cosa cuando el reflejo de autocensura empieza a funcionar, cuando hay que buscar sin¨®nimos en el diccionario para decir lo que se quiere y debe sin decirlo. Eso lo hemos padecido durante muchos a?os, unos a?os felizmente superados -no olvidados-, a los que nos cuesta, a los que nos negamos a retroceder. Esta ha sido la condena m¨¢s alta, en a?os deprisi¨®n, impuesta por los tribunales de justicia de Espa?a por delitos de opini¨®n desde la muerte de Franco. ?Qu¨¦ triste! ( ... )

La independencia de la justicia es uno de los tres pilares en que se asienta toda sociedad de derecho. Eso nadie lo pone en duda, aunque sobre su concreci¨®n en la pr¨¢ctica a veces surjan ciertos recelos. Pero son otros los interrogantes que nos sugiere esta sentenciaque recuerda tiempos que ya no son, o, al menos, eso creemos. Es dif¨ªcil comprender para una mente m¨ªnimamente racional -s¨®lo eso- que al duque de Tovar se le condene a un a?o por alusiones ofensivas al Jefe del Estado durante un mitin de claro matiz golpista, y a Garc¨ªa Salve se le impongan seis a?os por algo que, se mire por donde se mire, no admite la m¨¢s m¨ªnima comparaci¨®n con lo anterior. (...)

21 de junio