Alberti y Garc¨ªa Lorca
Como participante en el homenaje a Federico Garc¨ªa Lorca en Fuente Vaqueros, el pasado d¨ªa 7, me creo en el deber de rectificar la versi¨®n que el corresponsal de EL PA?S en Granada, se?or Castro, da de la retirada de Rafael Alberti, en sus dos cr¨®nicas del 10 y el 12. Versi¨®n tendenciosa: el se?or Castro se limita a dar la palabra a Alberti. ?Por qu¨¦ no dar cuenta tambi¨¦n de lo que pens¨¢bamos los dem¨¢s participantes y, sobre todo, los organizadores, comenzando por el alcalde de Fuente Vaqueros, un sencillo y honesto obrero socialista? ?C¨®mo puede afirmar el poeta gaditano que ?aquello (el homenaje multitudinario de Fuente Vaqueros) no respond¨ªa a la consideraci¨®n y el respeto debidos a la memoria de Federico y Neruda???Aquello? era un acto popular, popular¨ªsimo, y no una sesi¨®n acad¨¦mica. Estoy seguro que a Federico le hubiera encantado, porque ¨¦l era pueblo, muy pueblo (siendo un alt¨ªsimo y cult¨ªsimo poeta). ?Y c¨®mo imaginar que los otros muchos participantes en el homenaje nos qued¨¢ramos tan tranquilos en la plaza -exceptuando a Gabriel Celaya, que se fue s¨®lo una hora despu¨¦s que Alberti- si lo que dice ¨¦ste es cierto? ?Carecemos por acaso de dignidad? No, Rafael Alberti no estuvo esta vez a la altura de su gloria. Hombre de repentes, se dej¨® llevar por consideraciones de vanidad herida (aunque fuera injustamente, herida). Pero, ning¨²n pique, ninguna consideraci¨®n pol¨ªtica o politiquera, ning¨²n error de organizaci¨®n, ninguna jota castellana bailada entusi¨¢sticamente por los j¨®venes de Fuente Vaqueros (?por qu¨¦ no?) pod¨ªa justificar que Alberti se retirara de un acto de reivindicaci¨®n de la memoria del inmenso poeta asesinado y, juntamente, de la de Pablo Neruda: ¨¦l est¨¢, o deber¨ªa estar, por encima de todo eso.
All¨ª s¨®lo deb¨ªa reinar la memoria emocionada de Federico, el recuerdo de su tr¨¢gica muerte y de su obra luminosa. Y si Alberti se hubiera quedado hasta el final, hubiera visto c¨®mo los miles de campesinos andaluces all¨ª reunidos se emocionaban con los Quilapay¨²n cantando hermosos versos de Federico con hermosa m¨²sica del pa¨ªs de Neruda. ?Qu¨¦ ocasi¨®n, Rafael, para decimos a todos los reunidos las muchas cosas hermosas que sabes de Federico! Ocasi¨®n, ay, fallida, que quiz¨¢ no vuelva a presentarse. A veces los m¨¢s grandes se dejan, en ocasiones grandes, empeque?ecer por peque?eces./
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