Debate sobre antisemitismo espa?ol en el Instituto Franc¨¦s de Madrid
Se present¨® el libro de Poliakov "De Mahoma a los marranos"
Abraham Bengio, director del Instituto Franc¨¦s, moder¨® el pasado jueves el enfrentamiento-coloquio sobre antisemitismo entre los escritores Leopoldo Azancot y Fernando S¨¢nchez Drag¨®, con el que se presentaba el libro de Le¨®n Poliakov De Mahoma a los marranos, uno de los cuatro tomos de su Historia del antisemitismo, que, por referirse a Espa?a, ha sido publicado el primero por Muchnik Editor.
El coloquio, que continuaba la larga pol¨¦mica que ha enfrentado el a?o pasado a los dos escritores, y que ten¨ªa por centro la existencia o no de sentimientos antijud¨ªos en la obra del se?or S¨¢nchez Drag¨®, se mantuvo en l¨ªmites de correcci¨®n, aunque no .se tocaran temas historiogr¨¢ficos importantes en la obra de Poliakov, y aunque la diferencia ideol¨®gica de los dos autores quedara bien patente para un p¨²blico generalmente contrario al antisemitismo.En esencia, Leopoldo Azancot afirm¨® la existencia del antisemitismo en Espa?a, y no como una realidad pasada, sino como una enfermedad social, unida sustancialmente al cristianismo y al catolicismo en especial. El antisemitismo espa?ol, dir¨ªa, fue y es racista, y no simplemente ideol¨®gico y religioso, si bien la Iglesia cat¨®lica ha sido la instituci¨®n que ha dado origen y fundamento al antijuda¨ªsmo, desde la misma redacci¨®n de los Evangelios, y concretamente de los tres m¨¢s tard¨ªos. Se refiri¨® a que el antisemitismo tiene bases inconscientes, como el miedo a lo que no se conoce, no se entiende, y se considera superior. El prestigio sexual e intelectual de los jud¨ªos se cit¨® como una de las fuentes de este racismo.
Fernando S¨¢nchez Drag¨®, que neg¨® el antijuda¨ªsmo de que habla sido acusado su libro Gargoris y Habidis. Una historia m¨¢gica de Espa?a, hizo un recorrido por el libro de Poliakov, al que calific¨® de ejemplar. Se refiri¨® a que la persecuci¨®n a los jud¨ªos, guiada por la Inquisici¨®n, era una realidad importada y, por tanto, ajena a la manera de ser de Espa?a, y que Espa?a ha desaparecido como consecuencia de su expulsi¨®n y la de los moriscos. Dijo que sus afirmaciones, por otra parte repetidas, acerca de lo que se podr¨ªa llamar ?el masoquismo jud¨ªo?, o el inter¨¦s de ese pueblo en ser masacrado -concretamente, la participaci¨®n de jud¨ªos en los procesos inquisitoriales, como acusadores o verdugos, y haciendo el mismo papel en el nazismo, incluso, dijo, conspirando para que se hiciera la segunda guerra mundial- eran ?bromas?, que naturalmente, el escritor puede permitirse. Porque, dijo, el escritor es inocente e irresponsable de otra cosa que no sea ?escribir belleza?.
En este punto el coloquio adquiri¨® especial violencia, se llegaron a las alusiones personales, y, mientras Azancot defend¨ªa el trato igual al escritor que incita al asesinato que a cualquier ciudadano que haga lo mismo, S¨¢nchez Drag¨® manten¨ªa que hay que separar la incitaci¨®n del asesinato mismo, y se puso como ejemplo. Cont¨® la carta en la que un ciudadano espa?ol, trotskista, le contaba como la lectura de su libro le hab¨ªa impulsado a dejar la organizaci¨®n en que hasta entonces militaba, peregrinar como el propio autor de Gargoris y Habidis al Finisterre, y suicidarse all¨ª, cosa que no hizo por la fuerza y la visi¨®n proporcionada por los estimulantes que se hab¨ªa tomado para darse valor. ??Ser¨ªa yo culpable de este suicidio??. Abraham Bengio, en su ¨²nica intervenci¨®n de la tarde, habl¨® del, querido o no, compromiso del escritor, y de la, querida o no, responsabilidad del mismo cuando hace p¨²blicas sus ideas y sus palabras.
Babelia
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