Incertidumbre en Afganist¨¢n
EL ANUNCIO de un principio de retirada de las tropas sovi¨¦ticas que intervienen en Afganist¨¢n es lo suficientemente oscuro y ambiguo como para permitir la incredulidad airada de Estados Unidos, que lo considera un simple gesto de propaganda en el momento en que comenzaban la conferencia de Venecia y el viaje de Carter. Si efectivamente fuese cierto y abarcase a la totalidad de la intervenci¨®n, desbaratarla la preparaci¨®n de este viaje organizado sobre la presi¨®n antisovi¨¦tica para castigar el movimiento de expansi¨®n. Sin embargo, la retirada parece limitarse a unos pocos contingentes. Ahora ya es visible que la Uni¨®n Sovi¨¦tica se, encuentra con m¨¢s problemas de los que quisiera en Afganist¨¢n, y que provienen no s¨®lo de la actitud norteamericana, sino muy fundamentalmente a partir de la misma resistencia afgana, que ha ido en crecimiento, hasta el punto de que pod¨ªa convertirse en un Vietnam sovi¨¦tico. Las denuncias rusas de que esta reacci¨®n de la resistencia est¨¢ organizada por la CIA, por Pakist¨¢n y por China no significan m¨¢s que una m¨ªnima parte de la verdad, cuyo grueso consiste en la negaci¨®n pr¨¢cticamente global del pueblo afgano -salvo las exiguas minor¨ªas, favorecidas por la intervenci¨®n- contra la invasi¨®n extranjera, que forma parte de la accidentada historia de este pa¨ªs en continua lucha por su independencia. Otras reacciones pol¨ªticas han sido igualmente importantes: la del Tercer Mundo en general, que se manifest¨®. muy claramente en la resoluci¨®n de las Naciones Unidas del 14 de enero (la mayor parte de esos pa¨ªses votaron junto a Occidente) y las sucesivas condenas de los pa¨ªses isl¨¢micos. As¨ª, por ejemplo, la URSS habr¨ªa podido jugar un papel de apoyo a Ir¨¢n en sus contenciosos frente a Estados Unidos y apenas puede hacerlo por culpa de Afganist¨¢n. La ¨²nica responsabilidad visible, aparte las propiamente estrat¨¦gicas o geopol¨ªticas, que Mosc¨² ha sacado de la invasi¨®n es el aumento del ambiente de disidencia entre los pa¨ªses europeos y Estados Unidos tras la reacci¨®n de ¨¦ste. Disidencia sobre todo palpable en la conferencia de Giscard y Breznev en Viena y en el anuncio de la visita de Schmid ta Mosc¨². No perder¨ªa el Kremlin esa baza si se retirase ahora de veras de Afganist¨¢n. El hecho de que el presidente de la Rep¨²blica Francesa haya sido el primer informado de las medidas que comentamos -y el que en Venecia ha parecido m¨¢s sensible a la autenticidad de la noticia- puede indicar hacia donde se orienta en este sentido la diplomacia sovi¨¦tica.El anuncio de la retirada pudiera, en ese sentido, ser veros¨ªmil. Pero no que vaya a realizarse sin obtener un buen precio de ella, y de ah¨ª que s¨®lo se indique como principio. La URSS querr¨¢, sin duda, que sean sus interlocutores europeos los que presionen, ahora, sobre Estados Unidos, para que se vuelva atr¨¢s del principio de sanciones, incluso para que se franquee el camino de los Juegos Ol¨ªmpicos. Nada de esto conviene a Carter, montado sobre un potro sin freno que habr¨ªa de llevarle hasta el final de las elecciones, a menos que consiguiera presentar esta retirada como el triunfo personal de su firmeza y decisi¨®n. Por el momento, y a juzgar por las reacciones americanas -principalmente, de Brzezinski-, no parece nada satisfecho de este giro.
La reacci¨®n de incredulidad del equipo presidencial americano es por lo dem¨¢s cl¨¢sica: aquello que no conviene que exista no se cree que exista. Esta incredulidad, sin embargo, tiene por el momento bastantes puntos de apoyo en la realidad: s¨®lo se tienen noticias de la despedida de una ?unidad? sovi¨¦tica de infanter¨ªa m¨¢s un centenar de blindados y-de un despacho de la agencia Tass en el que se habla de la retirada ?de algunas unida,des que ya no son necesarias?. La conversaci¨®n sobre el tema del embajador sovi¨¦tico en Par¨ªs con el secretario general de la Presidencia de la Rep¨²blica -Giscard estaba ya en Venecia- no se, ha hecho enteramente p¨²blica y no se sabe cu¨¢l es el alcance m¨¢ximo de lo que Francia considera ?un gesto de buena voluntad ?. Por lo dem¨¢s, la retirada total de la URSS supondr¨ªa probablemente el cambio inmediato del Gobierno de Afganist¨¢n, y qui¨¦n sabe si el inicio de una guerra civil abierta. En definitiva: un c¨²mulo de interrogantes para la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que dif¨ªcilmente estar¨ªa dispuesta a arrostrar en estos momentos y en sus fronteras. Por eso las dudas que se ciernen sobre la realidad de la retirada son m¨¢s que razonables.
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