Irak se esfuerza por integrar a la comunidad chiita en la vida nacional
La elecci¨®n de un Consejo Legislativo el viernes en lrak constituye un intento, por parte del r¨¦gimen baasista iraqu¨ª, de ampliar su base social integrando en la vida pol¨ªtico social del pa¨ªs a la poblaci¨®n de confesi¨®n chiita, que podr¨ªa estar tentada de seguir el ejemplo iran¨ª y que estos ¨²ltimos tiempos ha dado algunos indicios de efervescencia, seg¨²n opinan observadores diplom¨¢ticos en Bagdad.
A falta de datos oficiales sobre la confesi¨®n religiosa de los trece millones de iraqu¨ªes -Irak es uno de los raros pa¨ªses musulmanes en los que la religi¨®n practicada no figura en el carn¨¦ de identidad- estimaciones occidentales calculan que la poblaci¨®n chiita alcanza unos 6,5 millones, la poblaci¨®n sunita cerca de seis millones y los cristianos (caldeos, mestorianos, siriacos) algo m¨¢s de medio mill¨®n. El poder y m¨¢s concretamente el aparato estatal est¨¢ principalmente controlado por iraqu¨ªes de confesi¨®n sunita con la colaboraci¨®n de cristianos cuya m¨¢s eminente figura es el viceprimer ministro Tarik Aziz, aut¨¦ntico ?n¨²mero dos? del r¨¦gimen. En cualqu¨ªer otro pa¨ªs musulm¨¢n, excepto en L¨ªbano, ser¨ªa impensable que un cristiano asumiese un cargo de tan alta responsabilidad.Fue justamente contra Tarik Aziz que extremistas de inspiraci¨®n chiita -Bagdad acus¨® directamente al r¨¦gimen isl¨¢mico iran¨ª- cometieron el pasado 3 de abril un atentado en la universidad de la capital iraqu¨ª. Desde entonces el n¨²mero de actos terroristas de ¨ªndole religiosa ha ido en aumento, aunque ninguno revisti¨® tanta gravedad como el perpetrado contra el viceprimer ministro. En la mayor¨ªa de los casos se trat¨® de la colocaci¨®n en lugares p¨²blicos de artefactos de escasa potencia que s¨®lo causaron da?os materiales.
La represi¨®n desencadenada por las autoridades iraqu¨ªes se tradujo por la expulsi¨®n de m¨¢s de 100.000 ciudadanos iran¨ªes residentes en Irak y en los que discern¨ªan terroristas potenciales y por el encarcelamiento o ejecuci¨®n de los sospechosos con nacionalidad iraqu¨ª. Seg¨²n cifras facilitadas por Amnist¨ªa Internacional, unas 66 personas de confesi¨®n chiita fueron ejecutadas desde julio de 1979 a febrero de 1980, y unos 45 militares, entre los que figuran un n¨²mero indeterminado de chiitas, fueron tambi¨¦n condenados a muerte.
Ascenso social
El Ej¨¦rcito es en Irak, como en otros pa¨ªses del Tercer Mundo, una instituci¨®n de ascenso social para las capas m¨¢s pobres de la poblaci¨®n, principalmente integradas por ciudadanos de confesi¨®n chiita.Coincidiendo con las fechas dadas por Amnist¨ªa Internacional, se cree generalmente que la prevenci¨®n de una posible rebeli¨®n de car¨¢cter religioso, producto del contagio del vecino Ir¨¢n, empez¨® en julio de 1979, cuando el descubrimiento de una, conspiraci¨®n acarre¨® veintid¨®s ejecuciones entre altos dignatarios del Gobierno y del Ej¨¦rc¨ªto. Aunque la mayor¨ªa de las v¨ªctimas fueron acusadas de vinculaci¨®n con Siria, dos de ellas por lo menos, Adanan Hussein, viceprimer ministro y jefe de Gabinete del presidente de la Rep¨²blica, y Mohleddine Abdel Hussein, secretario general del Consejo del Mando de la Revoluci¨®n, eran de confesi¨®n ch¨ªita y fueron oficiosamente acusados de haber establecido, a principios de julio del ano pasado, contactos con Jomeini.
La efervescencia chiita parece, sin embargo, un fen¨®meno por ahora bastante minoritario, sin verdadero . arraigo entre la mayor¨ªa relativa del pa¨ªs. Conscientes del peligro que supondr¨ªa la reactivaci¨®n del sentimiento religioso para su pa¨ªs, ciudadanos de varias confesiones nos dijeron en la ciudad portuaria de Basora -mayoritariamente chiita- que el tema era a largo plazo lo suficientemente explosivo como para no entrar a fondo en ¨¦l. Los ¨²ltimos brotes de violencia religiosa que tuvieron lugar en las ciudades santas de Nyaf y Karbala en la primavera de 1977 -Jomeini resid¨ªa a¨²n en Nayaf- parecen, por ahora, olvidados.
Para combatir toda extensi¨®n del fen¨®meno Bagdad recurre en primer lugar a una argumentaci¨®n nacionalista, tratando de presentar el conflicto como una lucha entre ¨¢rabes y persas y no como un enfrentam¨ªento entre sunitas y chiitas. La fraseolog¨ªa oficial recurre frecuentemente al ejemplo de la batalla de Qaddisieh, que, en el a?o 633, se sald¨® por una victoria ¨¢rabe contra los persas, lo que a su vez provoc¨® la ca¨ªda del imperio persa,
Al margen de este ejemplo, los ingresos procedentes de las. exportaciones petroleras son masivamente invertidos en el pa¨ªs para desarrollar su infraestructura y mejorar el nivel de vida de la poblaci¨®n cualquiera que sea su opci¨®n religiosa.
Posibilidad de reacciones integristas
Pero esta modernizaci¨®n acelerada y que, a la diferencia de lo que pasaba en el imperio del sha, beneficia a'todas las capas sociales puede, sin embargo, suscitar reacciones integristas similares a las de Ir¨¢n con tanta mayor raz¨®n que el r¨¦gimen baasista se esfuerza, a la vez que introduce t¨¦cnicas occidentales, en dar un aspecto laico a una sociedad teocr¨¢tica y patriarcal, facilitando el divorcio en lugar de la repudiaci¨®n, permitiendo el acceso de las mujeres a numerosas profesiones, empezando por la de magistrado, etc¨¦tera. De no ser por el ejemplo iran¨ª, Irak habr¨ªa conseguido probablemente introducir la noci¨®n de laicidad en la vida pol¨ªtica de un pueblo musulm¨¢n.
Aplastar la rebeli¨®n chiita
A pesar de que el hundimiento del imperio del sha est¨¦ proporcionando a Irak la posibilidad de jugar un destacado papel a nivel regional, Bagdad hubiese preferido el mantenimiento del monarca irani en el poder. Para respaldarle hizo todo lo que estaba a su alcance, llegando simb¨®licamente m¨¢s lejos que EEUU o Arabia Saud¨ª en su apoyo al sha. Contaba con ¨¦l para que aplastase una rebeli¨®n chiita que amenazaba con extenderse a Irak.Un mes antes de la salida: del monarca de Teher¨¢n, en diciembre de 1978, el actual presidente, Saddam Hussein, acompa?¨® a la emperadora Farah Diba a orar a las ciudades santas de Nayaf y Karbala. Este gesto de apoyo numerosos chiitas de ambos lados de la frontera no est¨¢n dispuestos a olvidarlo.
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