Fassbinder otra vez
En El matrimonio de Mar¨ªa Braun se hermanan -se casan deber¨ªa decirse- diversas actitudes habituales en su realizador: la iron¨ªa, el sarcasmo, la irealidad y la met¨¢fora. Fassbinder desde?a la elipsis. Todo lo cuenta muy detalladamente, de tal modo que sus historias resultan excesivamente prolongadas. Esta se inicia en los postreros d¨ªas de la ¨²ltima guerra mundial, en clave real, que enga?a al espectador haci¨¦ndole esperar un estilo ins¨®lito si se la compara con anteriores producciones. Pero a rnedida que la pel¨ªcula se centra y el personaje de Ana crece y madura, su biograf¨ªa, que viene a ser la de Alemania, se decanta hacia un modo de hacer menos real y mucho m¨¢s simb¨®lico hasta llegar a convertirse en espejo de un pa¨ªs a lo largo de una ¨¦poca compleja.El modo de llevar a cabo tal transformaci¨®n no es demasiado sutil, aunque un p¨²blico iniciado en los problemas del milagro alem¨¢n pueda, llegar a descubrir las claves de proceso tan complejo. Fassbinder -no se llega a saber bien si por razones personales, servidumbres de producci¨®n o influencia de trabajos anteriores- suele echar mano de recursos teatrales.
El matrimonio de Mar¨ªa Braun
Direcci¨®n: Rainer Werner Fassbinder. Gui¨®n: Peter Maestheseheimer y Pea Froehlich. Fotograf¨ªa: Michael Ballhausy Horst Knecht. Int¨¦rpretes: Hanna Schygulla, Klaus Lowitsch, Iv¨¢n Desny, Gotifried John, Gisela Ulhen, G¨¹nter Lamprecht. Rep¨²blica Federal de Alemania. Dram¨¢tico, 1978. Local de estreno: Alphaville 2
Hay secuencias que son escenas de comedia s¨®lo a falta de tel¨®n reemplazado por un simple cierre en negro. Lo mismo puede decirse de los di¨¢logos, la direcci¨®n de actores y el modo de resolver los problemas puramente mec¨¢nicos. Se dir¨¢ que el autor es as¨ª, pero un autor se define antes porsus hallazgos que por sus limitaciones, que a veces le hacen caer en el puro formalismo er¨®tico por la simple raz¨®n de que el f¨ªsico de la actriz principal no admite el desnudo total y pr¨®ximo.
Esta Ana, s¨ªmbolo de una Alemania hundida y fiel a un tiempo, nacida de la derrota y vencedora, a la postre, a costa de dejar tras s¨ª v¨ªctimas y propios despojos, protagonista total del filme, seguramente gustar¨¢ a aquellos que entienden el cine como un juego intelectual o a los que importan las mujeres capaces de alzarse sobre el nivel impuesto por la soci.edad, adoptando masculinas actitudes. Su voluntad de mantenerse en el amor m¨¢s all¨¢ del amor no convencer¨¢ en cambio salvo a sus incondicionales, tal como es, en general, el cine de Fassbinder, por encima de ex¨¦getas y cert¨¢menes.
Hay en ¨¦l una acumulaci¨®n excesiva de im¨¢genes, llamadas de atenci¨®n, claves y sobreentendidos que otorgan a sus obras un barroquismo excesivo, aunque en la superficie, en este caso, parezca borrado.
Puede que sea este su mejor filme. En todo caso, si por virtud se entiende ser fiel a sus ra¨ªces habituales, esta boda excesivamente prolongada de Ana Braun y Alemania con una guerra perdida y hasta hoy no olvidada encierra lo mejor y lo peor de su realizador, incluyendo en el ¨²ltimo apartado la trasmisi¨®n del partido de f¨²tbol por radio.
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