Los catedr¨¢ticos siguen sin c¨¢tedras
Lo que dec¨ªa en mi carta al director de EL PAIS, del 18-V, se ha visto superado por la estupefaciente decisi¨®n del Consejo de Rectores sobre catedr¨¢ticos extraordinarios. No me atrever¨ªa a injuriar a los rectores con la hip¨®tesis de que ?desprecian lo que ignoran ?, y el nombramiento de personas como Juli¨¢n Mar¨ªas, Camilo Jos¨¦ Cela y Juan Marichal (1) excluye tambi¨¦n la idea de que, como otrora la Universidad de Cervera, quieran alejar ?la funesta man¨ªa de pensar?.Pero debe haber alguna raz¨®n oculta; el da?o que con ello causan a la universidad espa?ola, en situaci¨®n no tan brillante, es tan enorme que deben haber. tenido razones muy poderosas, a no ser que la raz¨®n sea la muy obvia que apunta EL PAIS en editor? i al del 22 de junio, y de la que mi inveterado optimismo me hace todav¨ªa dudar, pues, unida a otros ominosos signos de los ¨²ltimos tiempos, como todo lo que se refiere a Juan Luis Cebri¨¢n, ser¨ªa muestra de un grave peligro nacional (2).
Castilla del Pino no s¨®lo es el primer psiquiatra espa?ol del momento y el ¨²nico de prestigio internacional, sino uno de los principales de toda la historia de Espa?a; en tiempo de la dictadura perdi¨® varias oposiciones de manera escandalosa, por evidentes motivos pol¨ªticos. Sacrist¨¢n es uno de los primeros pensadores espa?oles del momento; durante a?os ha estado encargado de c¨¢tedra en Barcelona, y cuando la dictadura se la quit¨®, ello motiv¨® la protesta de profesores y alumnos de esa universidad; de sus oposiciones cabe decir lo mismo que de la de Castilla. S¨¢nchez Mazas est¨¢ en la vanguardia de la l¨®gica matem¨¢tica en Espa?a; su tesis sobre inform¨¢tica jur¨ªdica, presentada en la Universidad de Ne?chatel, bast¨® para que esa universidad le encargase una c¨¢tedra que viene desempe?ando h¨¢ce a?os Vidal es un importante soci¨®logo que ha explicado a?os en la Universidad de Santa M¨®nica, junto con Aranguren, que hab¨ªa perdido su c¨¢tedra en Espa?a. Castells explica sociolog¨ªa desde hace a?os en la Sorbona, est¨¢ en el pelot¨®n de cabeza de los soci¨®logos del
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mundo y es una gloria de la ciencia espa?ola actual.
Dejando de lado mi amistad con cuatro de los cinco vetados y el da?o causado a la eficacia y prestigio de la universidad y coloc¨¢ndome en un punto de vista m¨¢s general, quisiera apuntar algunas ideas. Parece se que en Espa?a estamos construyendo una democracia que pocos han definido mejor que Lincoln: ?el Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo?; adem¨¢s, el art¨ªculo 1 de la Constituci¨®n dice que la soberan¨ªa nacional reside en el pueblo. Es decir, que todo funcionario, sea modesta su funci¨®n, como la m¨ªa, o sea suprema, como la del jefe del Gobierno, es nombrado de un modo m¨¢s o menos directo por el pueblo, los haberes que percibe proceden de los impuestos pagados por el pueblo y su misi¨®n es servir al pueblo. Por eso, aunque en el ejercicio de nuestra funci¨®n debemos actuar seg¨²n criterios legales y seg¨²n nuestros propios criterios, debemos, estar siempre dispuestos a rendir cuentas a la opini¨®n p¨²blica. Todo esto es aplicable a los rectores. Yo, como parte del pueblo, pido a ese Consejo de Rectores que explique p¨²blicamente razones que puedan justificar decisi¨®n en apariencia tan nefasta. Digo m¨¢s, pido que la opini¨®n p¨²blica, especialmente los maestros y disc¨ªpulos cuyo ?ayuntamiento?, seg¨²n la definici¨®n de las Partidas, constituye la un?versidad, exija a esos rectores que den sus razones. La funci¨®n de la universidad no es la defensa de unos intereses ni de unas ideas, sino la satisfacci¨®n de las necesidades culturales y t¨¦cnicas del pueblo.
Como dec¨ªa Jos¨¦ Mart¨ª, el Ap¨®stol cubano: ?Con todos se ha de fundar para el bienestar de todos?.
(1) Presento excusas a los otros dos, cuyo nombre no hab¨ªa o¨ªdo hasta ahora y de los que nada s¨¦; sin duda, por ignorancia m¨ªa.
(2) Yo mismo soy v¨ªctima de incre¨ªbles y, en mi opini¨®n, arbitrarias decisiones; como afectan a mi esfera privada, no es cosa de explicarlas.
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