El presidente de la Diputaci¨®n de Tarragona puede ser destituido tras enfrentarse a la Generalidad

Se ha suscitado un duro enfrentamiento entre el presidente de la Diputaci¨®n de Tarragona, Francesc Caila, y el Gobierno de la Generalidad, en manos del partido al que pertenece aqu¨¦l, Convergencia Democr¨¢tica, tras la dimisi¨®n de seis de los once concejales de la poblaci¨®n de Asc¨®, que ha hecho necesario el nombramiento de una comisi¨®n gestora que sustituya al equipo anterior. Al no haberse producido un caso similar y no estar previsto en la actual legislaci¨®n, la Generalidad tendr¨¢ que improvisar una f¨®rmula en el tiempo m¨¢s breve posible.

La dimisi¨®n de los seis concejados de ellos de UCD, dos de Convergencia Democr¨¢tica, uno de Izquierda Republicana y un independiente, se produjo tras una violenta asamblea celebrada en la plaza del pueblo, con asistencia de unas setecientas personas de las 1.500 que habitan Asc¨®. En la mencionada asamblea, celebrada el 19 de abril de este a?o, se confrontaron las diferentes posturas sobre el tema m¨¢s pol¨¦mico de esta poblaci¨®n: la central nuclear. Los seis concejales dimitidos defend¨ªan su existencia, as¨ª como la conveniencia de pactar con sus responsables para una mejor convivencia, mientras que los cinco concejales pertenecientes a la candidatura Defensa Popular se mostraron totalmente en contra de dicha central. Este grupo es eminentemente antinuclear y ecologista y entre sus concejales se encuentra el cura p¨¢rroco de Asc¨®, que, curiosamente, defiende en todas sus homil¨ªas la necesidad de la lucha antinuclear.Tras el violento rechazo popular, los seis concejales antes citados decidieron dimitir, por lo que en estos momentos el ayuntamiento se encuentra tan s¨®lo con cinco concejales ecologistas, entre los que est¨¢ el alcalde, Juan Carranza.

El alcalde manifest¨® a este diario la necesidad de que sea el propio pueblo el que escoja sus seis concejales y no sean impuestos ?a dedo? por la Generalidad. Tras la dimisi¨®n, el primer paso fue dado por la junta electoral, que se lo comunic¨® al gobernador civil, Roberto Graupera. Este se puso en contacto con el presidente de la Diputaci¨®n, el miembro de Convergencia Democr¨¢tica Francesc Caila, y comenzaron conjuntamente los tr¨¢mites para nombrar una gestora, pero la Generalidad reaccion¨® r¨¢pida y en¨¦rgicamente, reclamando este nombramiento como competencia suya. El presidente de la Diputaci¨®n manifest¨® a este peri¨®dico que no ten¨ªa ning¨²n tipo de informaci¨®n sobre las futuras actuaciones de la Generalidad.

Ante este enfrentamiento, fuentes cercanas al presidente, Jordi Pujol, manifestaron la posibilidad del cese de Francesc Caila, el cual podr¨ªa encontrar el apoyo de los restantes presidentes de diputaciones catalanas, presididas por Convergencia Democr¨¢tica, UCD y la de Barcelona por el socialista Francesc Mart¨ª.

Las alternativas posibles facilitadas por diferentes fuentes son la de nombrar una comisi¨®n gestora destituyendo a los cinco concejales que no han dimitido, incluido su alcalde, o bien nombrar a seis personas que reemplacen a los seis concejales dimitidos. Pero el gran temor de los antinucleares de Asc¨® est¨¢ en que si nombran seis concejales sustitutorios r¨¢pidamente querr¨ªan una nueva elecci¨®n de alcalde, lo que llevar¨ªa a la p¨¦rdida de dicho puesto por parte de un antinuclear, conseguido en su d¨ªa gracias al apoyo de Izquierda Republicana, que ahora ha decidido dar marcha atr¨¢s y unirse a los pronucleares.

La central nuclear de Asc¨® ha levantado, desde el comienzo de su construcci¨®n, en 1974, fuertes pol¨¦micas. La primera de ellas fue por comenzar las obras sin permiso, que no fue concedido hasta un a?o m¨¢s tarde, as¨ª como por el fuerte rechazo popular que produjo. Ultimamente, las protestas se han multiplicado al aparecer numerosas grietas en los containers.