Miguel R¨ªos: "Prefiero la construcci¨®n y la imaginaci¨®n a la violencia"
Casi veinte a?os en el campo de la canci¨®n. Una imagen de viejo rockero que sigue dando lecciones de juventud a diestro y siniestro. Su nuevo disco, Rocanrol bumerang, encabeza las listas actuales de ¨¦xitos. Y, al llegar el verano, vuelve a cantar por pueblos y ciudades. Las experiencias m¨ªticas de Rocky amor y Las noches rojas hacen de sus giras un bar¨®metro significativo para paliar la creciente psicosis de alarma en torno a los conciertos de rock. Miguel R¨ªos relata sus primeras actuaciones de este verano, donde habla m¨¢s de imaginaci¨®n que de violencia.
Da toda la impresi¨®n de que Miguel R¨ªos se encuentra en su mejor momento. Eso lo ha ido comprobando el p¨²blico que ha asistido a sus primeras galas estivales. Primero apareci¨® en Madrid. Luego estuvo en Barcelona, animando la noche algo lluviosa de San Juan. Pas¨® m¨¢s tarde por Jerez de la Frontera, ?en un festival organizado por un tipo llamado Marco Polo, Sociedad Infinita, que es de lo m¨¢s surrealista que he padecido en los ¨²ltimos tiempos?. Recientemente hizo escala en Almer¨ªa. Y ma?ana, domingo, cantar¨¢ en Murcia.El balance, hoy por hoy, dice tenerlo claro: ?En estas cuatro actuaciones primeras he tenido que salir al escenario en condiciones desagradables. O sea, al final de cuatro horas de concierto en plazas de toros. Eso quiere decir que la gente ya tiene el trasero hecho polvo de estar sentada sobre la dura piedra, m¨¢s la arena metida hasta en las pesta?as. Parad¨®jicamente, en los cuatro casos el p¨²blico se ha puesto de pie cuando he salido y ha empezado a bailar. Porque lo prmiero que he hecho es decir: "?Hala, vamos a descargarnos!". Y he procurado que la descarga fuese colectiva, ajjj, con el sonido a tope. Y te puedes quedar loco con el sonido que genera una plaza de toros llena de tipos con buenos pulmones y que rivalizan con el equipo de 8.000 vatios hasta dejarlo casi rnudo. A partir de ah¨ª empiezo ya a cantar mis canciones de nueva ola. Y les hablo de imaginaci¨®n en vez de violencia?.
"No hay que dar murga al vecino"
Tiene Miguel R¨ªos la duda de si su actitud presente puede acabar desencadenando una violencia m¨¢s imaginativa. El, quit¨¢ndole todo poso moralista, habla de comportamiento constructivo: ?Entiendo por constructivo el hecho de que cada cual se comporte como mejor lo entienda, aunque sin darle murga al vecino?.Hablamos de la psicosis de violencia en torno a este tipo de conciertos. Miguel R¨ªos lleva sobre sus espaldas la dudosa fama de haber sido pionero en dureza, recluso por droga blanda y nada paternalista con sus seguidores. Ahora ve as¨ª las cosas: ?Estoy teniendo mucha suerte. Noto en la gente que va a escucharme un cari?o total. Cuando me enfrento a 15.000 ¨® 20.000 personas siento una oleada de afecto. Pero ese afecto es el de: "?Hala, Miguel! ?Vamos! ?A ver c¨®mo te portas!". O sea, no es un cari?o artificioso y acaramelado?.
"Cantar bien es importante"
Para el rockero andaluz, pues, tales cari?os no matan: ?No. En Jerez, por ejemplo, actu¨¦ en un escenario bastante d¨¦bil, que se balanceaba sin cesar. El bater¨ªa estaba tocando y los micr¨®fonos se le iban de un lado para otro. Pues bien, en ese mismo escenario t¨¢mbaleante yo ten¨ªa que tocar rodeado de tipos que se hab¨ªan encaramado. Y, sin embargo, no hubo bronca. Hombre, alguno se acercaba a gritarme,"?Sigue, Miguel, sigue as¨ª!". Y yo, agarr¨¢ndolo suavemente, le dec¨ªa: "Anda, si¨¦ntate, no me fastidies...". Y se sentaba?.No siempre fue as¨ª: ?La actitud del cantante influye mucho en este l¨ªo. Porque es normal que la gente grite y se desfogue. Los j¨®venes andan llenos de desasosiego y perciben la falta de oportunidades. Por consiguiente, cuando se ven juntos, sean treinta o 30.000, tienen conciencia de masa. Entonces es cuando puede ocurrir cualquier cosa. Sin embargo, hay una especie de el¨ªptica. Antes no me privaba de enfrentarme a algunos p¨²blicos que me irritaban. A veces he tenido que mandar al personal a fre¨ªr morcillas. Y la cosa sub¨ªa pronto de tono. Me llamaban de todo. Yo replicaba. Y hasta ten¨ªa que desenroscar el micr¨®fono para defenderme, para machacar al que subiera a zumbarme. Ahora gozo de otro clima. Toco madera, pero lo cierto es que siento una especie de vibraci¨®n que va m¨¢s all¨¢ del intelecto. Tal vez el p¨²blico se dice en seguida: "Este t¨ªo viene a darlo, y no a robarlo". Entonces ya est¨¢ a salvo lo esencial. Hombre, cantar muy bien es importante, pero eso pasa a segundo plano cuando lo emotivo encuentra anclaje y soluci¨®n. Y yo creo que un p¨²blico sabe ya a estas alturas que siempre me he entregado de verdad?.
Una verdad as¨ª cantada: ?Cuando nadie cree en nada, / siempre surge una cara / que nos trata de aliviar?.
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