Encuentran a un lince muerto en Madrid por disparos con la cabeza y las patas cortadas
El caso se ha trasladado a la Fiscal¨ªa de Medio Ambiente y se investiga si mataron al ejemplar en otro lugar y trasladaron el cad¨¢ver hasta la finca de El Molar en la que se hall¨®
En esta ocasi¨®n no ha sido un atropello ¨Dla causa principal de muerte no natural del lince¨D sino varios disparos. La semana pasada apareci¨® el cad¨¢ver decapitado de un ejemplar de un macho adulto de lince ib¨¦rico, una especie emblem¨¢tica y protegida, tirado en una finca de El Molar, un municipio situado a 39 km al norte de la ciudad de Madrid cercano a la N-I. Una patrulla de agentes forestales de la Comunidad de Madrid se top¨® con el macabro hallazgo: al lince no solo le hab¨ªan disparado, le hab¨ªan cortado la cabeza y las patas. Los agentes levantaron el cad¨¢ver y pusieron en marcha una investigaci¨®n inmediatamente para localizar al culpable, adem¨¢s de trasladar los hechos a la Fiscal¨ªa de Medio Ambiente. El Servicio de Protecci¨®n de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil tambi¨¦n est¨¢ llevando a cabo indagaciones sobre lo sucedido.
El lugar en el que apareci¨® el animal no se encuentra en la ruta habitual de dispersi¨®n de la especie, que todav¨ªa no se ha establecido en la comunidad madrile?a. Por esta raz¨®n, los agentes barajan la posibilidad de que se pueda tratar de un lince cazado de forma ilegal en otra parte y trasladado a esta finca, indican a EL PA?S fuentes de la Guardia Civil. Los pocos ejemplares que se han detectado en la regi¨®n son individuos que se mueven a la b¨²squeda de un territorio en el que establecerse desde Toledo, donde la reintroducci¨®n de la emblem¨¢tica especie ha sido un ¨¦xito.
Tras realizar la necropsia al animal en el Centro de Recuperaci¨®n de Animales Salvajes (CRAS) de la Comunidad de Madrid, se comprob¨® que presentaba, al menos, el impacto de dos disparos. Las mismas fuentes a?aden que detr¨¢s de los hechos se podr¨ªa encontrar un cazador debido a que la cabeza es una parte de los animales considerada como trofeo. Las personas que cometen este tipo de actos se enfrentan a un delito contra la fauna castigado con la pena de prisi¨®n de seis meses a dos a?os o multa de ocho a veinticuatro meses y, en todo caso, inhabilitaci¨®n especial para profesi¨®n u oficio e inhabilitaci¨®n especial para el ejercicio del derecho de cazar o pescar.
La lacra del furtivismo
La recuperaci¨®n de la especie se considera un ¨¦xito mundial ¨Dse ha pasado de 94 ejemplares en 2001 a m¨¢s de 2.000¨D y propicia que haya m¨¢s avistamientos de linces, y que, de vez en cuando, las hembras se resguarden para parir instalaciones como pajares o cortijos con poco movimiento de personas. Este marzo un ganadero de Menasalbas (Toledo) se top¨® con tres peque?os linces reci¨¦n nacidos en una de las naves en las que guarda pacas de paja. Pero, al mismo tiempo, el crecimiento poblacional provoca que los atropellos en carreteras se multipliquen y un incremento de la caza furtiva. La organizaci¨®n conservacionista WWF ha denunciado que ¡°en paralelo a este esperanzador aumento, ha resurgido el furtivismo¡±, uno de los principales factores que llev¨® al lince al borde de la extinci¨®n en tiempos pasados.
De acuerdo con los datos que WWF public¨® en agosto de 2023, el furtivismo es la segunda causa de mortalidad no natural de la especie (un 5%), muy cerca de los atropellos (un 6%). ¡°Nuestro an¨¢lisis desvela que 233 linces murieron ilegalmente desde el a?o 2000 hasta el 2021, el ¨²ltimo con datos disponibles¡å, sostiene la organizaci¨®n en un comunicado. Algunos de estos cr¨ªmenes, a?aden, se producen por m¨¦todos de caza no selectivos, crueles e ilegales, como los cebos envenenados o los cepos, mientras que otras veces, la muerte es intencionada y se va directamente a cazar al lince como ocurre cuando aparecen muertos con disparos. A todo ello se suma que ¡°tan solo se logra detectar un 30% de las muertes de lince por furtivismo. Y eso a pesar de que es la especie m¨¢s estrechamente vigilada de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica¡±. Adem¨¢s, desde 2008, tan solo han llegado a juicio cinco casos, con cuatro condenas. ¡°Eso supone que apenas un 2% de las muertes ilegales de lince acabaron con una sentencia judicial¡±, concretan.
Sin linces establecidos
En la Comunidad de Madrid todav¨ªa no hay linces establecidos, pero s¨ª se ha observado a alg¨²n ejemplar a la b¨²squeda de territorio. El primero del que se tuvo noticia fehaciente hace m¨¢s de nueve a?os fue Kentaro, gracias a que portaba un GPS. Era uno de los ocho ejemplares que se hab¨ªan liberado en los montes de Toledo y estuvo entrando y saliendo de la regi¨®n varios d¨ªas. Finalmente, Kentaro muri¨® atropellado cerca de Oporto, en Portugal, tras recorrer alrededor de 3.000 kil¨®metros y sin encontrar un lugar en el que asentarse. Hubo que esperar hasta junio del a?o pasado para conseguir fotografiar por primera vez al sigiloso felino en Madrid, en Sevilla La Nueva, un municipio situado en el suroeste de la capital. El ejemplar cruz¨® por delante del coche de un vecino que regresaba a casa, pas¨® a unos 50 metros de distancia y no escap¨®, por lo que fue posible tomarle unas im¨¢genes.
Al poco tiempo apareci¨® otro en Boadilla del Monte, un pueblo de la misma zona, que decidi¨® encaramarse a la valla de la Ciudad Financiera del Banco de Santander. Ambos ejemplares pueden provenir de la vecina Castilla-La Mancha, de la poblaci¨®n de los Montes de Toledo, uno de los casos m¨¢s exitosos en la recuperaci¨®n del lince.
El ¨²ltimo censo de 2023, publicado este marzo, muestra que el felino ha duplicado su poblaci¨®n en los ¨²ltimos tres a?os y ha llegado a 2.021 individuos, con 1.299 adultos o subadultos y 722 cachorros. Pero, a pesar de los buenos datos, los expertos indican que se necesitar¨ªan 750 hembras reproductoras para catalogar a la especie en un estado de conservaci¨®n favorable, y en este ¨²ltimo conteo se han detectado 406. Sin embargo, la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN), la m¨¢xima autoridad cient¨ªfica en protecci¨®n de especies, rebaj¨® el grado de amenaza de la especie a vulnerable tras conocer los datos. Una rebaja que no se ha aplicado todav¨ªa en Espa?a.
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