La "conferencia paralela" de la mujer en Copenhague debate la escisi¨®n del cl¨ªtoris
El tercer d¨ªa de la Conferencia Mundial sobre la Mujer se caracteriz¨® por un intento de abandono de la t¨®nica dominante en sesiones anteriores y la petici¨®n de las representantes norteamericana, sovi¨¦tica -la primera mujer astronauta, Valentina Tereskova- y polaca para llegar a un consenso en el desarrollo de los objetivos de la d¨¦cada de las Naciones Unidas para la mujer.
Este consenso no se alcanz¨® en la ?conferencia paralela? ni en los trabajos del comit¨¦ dedicado a debatir las mutilaciones sexuales femeninas y concretamente la escisi¨®n del cl¨ªtoris. El Grupo de Acci¨®n por las Jud¨ªas Sovi¨¦ticas se manifest¨® frente a la sede de la conferencia, mientras que el Gobierno dan¨¦s se planteaba la posible extradici¨®n de la guerrillera palestina Laila Jaled y continuaban los debates sobre el apartheid y el racismo.La manifestaci¨®n contra la persecuci¨®n de la que son v¨ªctimas las mujeres de origen jud¨ªo en la Uni¨®n Sovi¨¦tica fue protagonizada por una cincuentena de mujeres danesas, vestidas con capas negras, que llevaban una pancarta en la que reclamaban la liberaci¨®n de Ida Nudel, confinada en Siberia tras haber pasado por la c¨¢rcel. Entre las manifestantes se encontraba Ann Gillen, una religiosa americana de la orden de la Santa Infancia, que se ha ofrecido a cambiarse por Ida Nudel.
Con respecto al tema de Laila Jaled, cuya presencia al frente de la delegaci¨®n de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) est¨¢ provocando grandes controversias, el habilitado del Ministerio de Justicia dan¨¦s, Peter Rhedin, dijo que Dinamarca podr¨ªa examinar una eventual demanda de extradici¨®n por parte de las autoridades israel¨ªes, aunque ?es imposible?, a?adi¨®, ?decir cu¨¢les ser¨ªan los resultados a los que llevar¨ªa el examen del asunto?, dado que Laila Jaled se encuentra en Dinamarca invitada por las Naciones Unidas y no por el Gobierno. Peter Rhedin inform¨® que desde 1962 Dinamarca est¨¢ adherida a la convenci¨®n sobre extradici¨®n adoptada por el Consejo de Europa en 1957. Israel la firm¨® en 1969.
Petici¨®n a los Gobiernos
Algunas participantes en la ?conferencia paralela? pidieron en las sesiones que se dirija a los Gobiernos una declaraci¨®n de condena de la escisi¨®n del cl¨ªtoris, practicada a una centena de millones de mujeres en el mundo. La francesa Ren¨¦e Sauler estim¨® el martes, en una sesi¨®n de trabajo, que la escisi¨®n del cl¨ªtoris, practicada sobre todo en Africa, no era una operaci¨®n ritual, sino un medio de opresi¨®n de la mujer. La americana F. P. Hosken acus¨® a la Unicef y a la Unesco, organismos para la infancia y la cultura, respectivamente, dependientes de las Naciones Unidas, de haber descuidado este problema, y subray¨® la responsabilidad de los occidentales en el medio en que los m¨¦dicos que practican la escisi¨®n del cl¨ªtoris han hecho a menudo sus estudios en el mundo occidental.Varias participantes africanas hablaron, sin embargo, de la tradici¨®n sobre la que reposa la operaci¨®n de escisi¨®n del cl¨ªtoris. Awati Osman, de Sud¨¢n, dijo que las mujeres africanas no quer¨ªan que las occidentales les impusieran sus ideas. La juez senegalesa Dior Fall Sow remarc¨® la diferencia de mentalidad y pidi¨® a los occidentales que la tuvieran en cuenta.
Las africanas fueron tambi¨¦n protagonistas de los debates que se est¨¢n llevando a cabo en Copenhague sobre el racismo. Hilda Bernstein, delegada de Africa del Sur, dijo el martes en la ?conferencia paralela? que la mujer negra de su pa¨ªs no puede esperar obtener la igualdad m¨¢s que con la ayuda de una revoluci¨®n armada.
Antes del comienzo de la conferencia, Notlalepula Chabuku, una surafricana,que huy¨® a Estados Unidos, explic¨® a un grupo de periodistas las formas de vida bajo el apartheid en Sur¨¢frica. ?Cuando uno tiene que vivir como ciudadano de sexta clase de su pa¨ªs?, afirm¨®, ?es el infierno?. Notlalepula Chabuku mostr¨® un documento de identificaci¨®n que no indica su nacionalidad, y a?adi¨® que ?este documento ha destruido muchas vidas negras?.
La representante surafricana se?al¨® lo que calific¨® como absurdos del apartheid: los asi¨¢ticos son considerados ciudadanos de quinta clase, debido a que tienen los cabellos m¨¢s largos; los japoneses est¨¢n considerados como ?blancos honorarios? y, por tanto, ciudadanos de primera clase a efectos comerciales y de negocios. Chabuku manifest¨® que ?es asunto peligroso hablar sobre Sur¨¢frica, pero, como persona religiosa, tengo la responsabilidad humana de luchar abiertamente por la justicia. Tengo que ser sincera y veraz y pagar el precio por ello?.
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