La falta de dinero hace ineficaces los centros de promoci¨®n de la salud
Los cuatro primeros centros de salud programados por el Ayuntamiento de Madrid est¨¢n ya en funcionamiento, aunque de forma m¨¢s que precaria, despu¨¦s de los actos protocolarios del jueves y el viernes, en los que el concejal responsable de la sanidad municipal les dio el banderazo de salida. Sin embargo, con el enfrentamiento pol¨ªtico que han protagonizado los centros de promoci¨®n de la salud como fondo, esos nuevos centros -situados en los centros asistenciales de los distritos de Tetu¨¢n, Vallecas, Chamber¨ª y Latina-, que pretenden conseguir una ciudad preventivamente m¨¢s sana, van a permanecer como un invento sin aplicaci¨®n directa, en tanto en cuanto no cuenten con el dinero suficiente para su desarrollo, dinero que les ha de llegar por la v¨ªa del presupuesto ordinario del ayuntamiento.
Los centros de salud comunitaria surgieron a la luz p¨²blica, como idea, al poco de tomar posesi¨®n de la alcald¨ªa de Madrid Jos¨¦ Luis Alvarez y posteriormente preincluido en el programa pol¨ªtico de UCD para las elecciones municipales de 1979. Su impulsor fue el, en aquel momento, delegado de Sanidad del ayuntamiento, Manuel Evangelista, quien despu¨¦s pasar¨ªa a desempe?ar un cargo de director general en el ministerio del ramo.Pero la estructura de los nuevos centros de salud ten¨ªa que pasar necesariamente por una reestructuraci¨®n de las plantillas de m¨¦dicos de la beneficencia municipal, para ajustarlas a las nuevas necesidades que se iban a crear. Los centros de salud hab¨ªan de afrontar, seg¨²n el nuevo esquema, las campa?as de educaci¨®n sanitaria y vacunaci¨®n, la asistencia social en el distrito en que se ubicaran, la puericultura y la protecci¨®n a la madre durante el embarazo, la planificaci¨®n familiar, la medicina interna y el diagn¨®stico precoz del c¨¢ncer y la orientaci¨®n de la salud mental de los ciudadanos.
En el organigrama de la beneficencia municipal exist¨ªan veintiuna plazas de m¨¦dicos que se encontraban sin cubrir y que, seg¨²n pod¨ªa calcularse, no iba a ser necesario cubrir nunca, habida cuenta de la estructura de funcionamiento de la asistencia m¨¦dica municipal. Para poder dar entrada a nuevos profesionales sin necesidad de aumentar, aunque s¨®lo fuera nominalmente, la plantilla de los facultativos dependientes del ayuntamiento, ¨¦ste propuso a la Administraci¨®n central que aceptara un cambio de asignaci¨®n profesional de esas veintiuna vacantes de m¨¦dicos y fuera posible contratar a seis ginecologos, siete psiquiatras y ocho psic¨®logos que se encargaran de realizar las funciones encomendadas a los nuevos centros.
Pero la recalificaci¨®n de los puestos de trabajo, unido a que se aumentaba en una hora -de dos a tres- el horario de trabajo de los m¨¦dicos, hizo que ¨¦stos pusieran el grito en el cielo. Adem¨¢s, el nombramiento de un t¨¦cnico de salud comunitaria que coordinara la actuaci¨®n de los distintos servicios del centro hizo que vieran en ¨¦l una especie de comisario pol¨ªtico que controlara la actividad profesional de los m¨¦dicos de los centros de salud.
Por otra parte, el hecho de que los centros de salud se configuraran tambi¨¦n como centros de planificaci¨®n familiar hizo que los m¨¦dicos sospecharan (ante una posible negativa a la utilizaci¨®n de drogas) de que fueran obligados a imponer los dispositivos intrauterinos (DIU), considerados como abortivos por una buena parte de la clase m¨¦dica.
El Colegio de M¨¦dicos, gobernado por la extrema derecha despu¨¦s de las elecciones celebradas el d¨ªa 9 de este mes, ha tomado parte en el tema, en defensa de los m¨¦dicos que se oponen a los centros de salud aunque s¨®lo sea en base a sospechas. Incluso ha llegado a amenazar a los m¨¦dicos que trabajen en los centros con la retirada del carn¨¦ profesional, que equivale a la inhabilitaci¨®n, por espacio, de cinco a?os.
El concejal de Sanidad del ayuntamiento, Juan Francisco Pla, asegur¨® reiteradamente que no habr¨ªa ning¨²n tipo de interferencia pol¨ªtica en la actuaci¨®n profesional de los m¨¦dicos, y que a nadie se le obligar¨ªa a la colocaci¨®n de un DIU.
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