La CEE no quiere fijar sus condiciones previas para la adhesi¨®n espa?ola hasta despu¨¦s del verano
![Soledad Gallego-D¨ªaz](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F59d0121e-34c2-42ae-9720-96991394acc9.png?auth=9618d8510e6d38fb4af0fc3320ebbd584c15c5aa49a79f467985675046e6d666&width=100&height=100&smart=true)
La quinta reuni¨®n a nivel de ministros entre Espa?a y la Comunidad Econ¨®mica Europea cerr¨® el pasado lunes en Bruselas lo que deber¨ªa haber constituido la primera fase de negociaci¨®n hispano-comunitaria. Las vacaciones veraniegas se alcanzan, sin embargo, sin que la CEE haya podido o querido terminar esta fase, la m¨¢s simple, que se denomina ?de visi¨®n de conjunto?, y que supone la mera fijaci¨®n de posiciones previas por parte de los dos interlocutores en todos y cada uno de los cap¨ªtulos que integran la pol¨ªtica comunitaria.
El ministro espa?ol para las Relaciones con las Comunidades Europeas acudi¨® a la capital belga con un documento que fijaba claramente la posici¨®n del Gobierno Su¨¢rez sobre la futura marcha de las negociaciones a partir del pr¨®ximo mes de septiembre: no pueden existir condiciones previas, no existen ?sectores prohibidos? y la negociaci¨®n debe desarrollarse globalmente, incluyendo el cap¨ªtulo agr¨ªcola y el de la pesca, los dos m¨¢s delicados e interesantes desde el punto de vista de los intereses espa?oles.Calvo Sotelo esperaba con inter¨¦s la respuesta comunitaria, un documento de tres p¨¢ginas que, a su juicio, ha disipado las dudas sobre el futuro de la negociaci¨®n. La declaraci¨®n de la CEE permite, sin embargo, distintas interpretaciones, siguiendo la costumbre comunitaria de mantener m¨¢rgenes de ambig¨¹edad suficientes como para que los nueve puedan presentarlo despu¨¦s en sus respectivos pa¨ªses como un logro nacional.
En esta ocasi¨®n, la CEE ha extremado su prudencia. Ofrece ¨¢rnica al Gobierno Su¨¢rez, afectado por las declaraciones del presidente de Francia, Val¨¦ry Giscard d'Estaing, y de su primer ministro, Raymond Barre, sin que ese ¨¢rnica suponga ninguna aut¨¦ntica ?cura? para la situaci¨®n actual.
?No hay veto, no hay par?in ni pausa?. El Gobierno Su¨¢rez, puede participar ya del ?juego comunitario? y presentar un triunfo. Pero sucede que Francia no ha sugerido nunca un veto parecido al que De Gaulle plante¨® ante Gran Breta?a. La pausa ha existido, y ha existido antes, incluso, de que Giscard la planteara indirectamente ante la asamblea de agricultores galos. El documento Gundelach, en el que se fija la posici¨®n de partida de la CEE frente al espinoso problema de la agricultura espa?ola, fue retrasado en nov¨ªembre del a?o pasado hasta casi abril de este a?o y a¨²n no ha sido refrendado por el Consejo de Ministros.
El ¨¢rnica de la CEE puede llegar, incluso, hasta dar ?luz verde? a un documento agr¨ªcola el pr¨®ximo oto?o. As¨ª parece desprenderse de la declaraci¨®n de Gaston Thorn. Falta por ver cu¨¢l es el contenido del documento. Ya en un tema menos problem¨¢tico, pero tambi¨¦n importante -el cap¨ªtulo social-, la comisi¨®n prepar¨® un informe duro y amplio que el Consejo de Ministros redujo a una especie de folleto de divulgaci¨®n sobre las normas internas de la CEE. La maniobra puede repetirse en oto?o, pero dif¨ªcilmente se podr¨¢ enga?ar a nadie: la ?visi¨®n de conjunto? puede finalizar con un simple intercambio de ¨¢lbumes de cromos y as¨ª habr¨ªa que reflejarlo.
La declaraci¨®n comunitaria del pasado lunes no supone ninguna promesa: se afirma que se respetar¨¢ el ritmo previsto para ?completar el ejercicio de identificaci¨®n de problemas en los dos cap¨ªtulos no abordados?, pero ese ejercicio no supone autom¨¢ticamente una negociaci¨®n. Se habla adem¨¢s de ? importantes trabajos preparatorios? dentro de los nueve. ?Preparatorio? es una palabra con gusto retardatario. ?Preparar? es disponerse para ejecutar algo, no la acci¨®n de ejecutar.
?Quiere decir todo esto que los nueve respaldan la posici¨®n francesa, dispuesta a bloquear completamente el expediente agr¨ªcola espa?ol hasta que se haya llegado a una soluci¨®n satisfactoria para ella de los actuales problemas internos de la Comunidad? Por lo pronto, bastar¨ªa que Francia s¨®lo estuviera firmemente decidida a ello para que el expediente espa?ol ?durmiera? el tiempo necesario.
Francia est¨¢, probablemente, en estos momentos, bastante sola, pero su actitud ?profunda? -no la forma electoralista en que la ha planteado- es comprendida por otros pa¨ªses. El caso de Gran Breta?a est¨¢ lo suficientemente cerca como para que todos sepan que, una vez dentro de la Comunidad, todo es revisable. Espa?a tendr¨ªa, seg¨²n las actuales normas, el mismo poder de veto que sus once compa?eros. Y ya se ha visto con la se?ora Thatcher lo eficaz que pueda resultar un uso audaz de ese poder de veto.
Para los ocho -Francia excluida-, lo deseable es tranqullizar a Espa?a, aconsejarla que act¨²e con pragmatismo, sin actitudes numantinas que provoquen nuevas reacciones galas. Al fin y a la postre, el tratado de adhesi¨®n de Espa?a tendr¨ªa que ser ratificado en 1982, seg¨²n el actual calendario, por el Parlamento franc¨¦s. Frente a Francia, los ocho aconsejan tambi¨¦n tacto; debe ceder, permitir que se, abra el expediente agr¨ªcola al menos formalmente y en aspectos laterales. La labor de moderaci¨®n la desempe?ar¨¢ la Rep¨²blica Federal de Alemania, interesada en la adhesi¨®n de Espa?a no s¨®lo por razones altru¨ªstas, sino por el mercado de 35 millones de habitantes dispuestos a consumir productos industriales sofisticados.
?En la Comunidad Econ¨®mica Europea todas las armas valen?, dec¨ªa hace poco a EL PA?S Ferninand Spaak, nuevo director general encargado de la ampliaci¨®n. Pero valen m¨¢s, sin duda, armas de valor econ¨®mico y comercial que lloriqueos pol¨ªticos. Espa?a, si quiere presionar ?dulcemente? a Francia -el encono no llevar¨ªa a ninguna parte-, deber¨ªa buscar otras armas que la mera acusaci¨®n de tratarnos mal, de tratarnos como cuando Espa?a era una dictadura franquista.
La Comunidad Econ¨®mica Europea se conoce tambi¨¦n como ?Mercado Com¨²n?, con todo lo que ello implica, y no como ?dem¨®cratas ben¨¦ficos unidos?.
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