Dinamita f¨¢cil

EL INCONCEBIBLE robo de explosivos en un polvor¨ªn de Santander ha venido a corroborar, por desgracia, lo que ya ayer se?al¨¢bamos en un comentario editorial: la escasa eficacia de la acci¨®n policial -incluso la preventiva- en la lucha contra el terrorismo. Es sencillamente inconcebible que en un pa¨ªs asolado por la violencia pol¨ªtica y sometido en su proceso democr¨¢tico al chantaje de la dinamita, la dinamita sea tan f¨¢cil de obtener como lo es en Espa?a. Pero no bastan lamentaciones, sino que son exigibles responsabilidades. A la empresa. propietaria de? polvor¨ªn, desde luego. A alguien m¨¢s. ?Podemos estar seguros los espa?oles de que las Fuerzas de Orden P¨²blico conocen el emplazamiento exacto de cada dep¨®sito de armas de este pa¨ªs y que est¨¢n en condiciones de garantizar la seguridad de dichos dep¨®sitos? Evidentemente, no. La polic¨ªa de Santander, el gobernador civil y el director de Seguridad del Estado algo tendr¨ªan que decir a todo esto. La dinamita robada es la que va a estallar en las playas, en los cubos de basura, en los cuarteles de la Guardia Civil. Dinero, tiempo y v¨ªctimas se hubieran ahorrado si hubiera estado debidamente custodiada. De donde resultar¨ªa muy de agradecer que el Ministro del Interior ofreciera una estad¨ªstica sobre cu¨¢ntos funcionarios policiales y de seguridad se dedican -con evidente riesgo- a sus tareas de prevenci¨®n y persecuci¨®n del crimen y cu¨¢ntos otros gravitan sobre un aparato inane y monstruoso de oficinas, en las que se dedican a inventarse esp¨ªas sovi¨¦ticos o a espiar si es rubia te?ida o rubia natural la querida del alcalde de turno.