Los espa?oles, mejor instalados en la Villa ol¨ªmpica de Mosc¨² que en Munich o Montreal
L¨®pez Zubero se trajo la moda de Estados Unidos, pelarse al rape, y ahora presume de que gracias a su cabeza afeitada gan¨® la medalla de bronce. De todas formas, no parece gran talism¨¢n, porque Escalas le imit¨® en el ejemplo y alcanz¨® un sexto puesto. Ahora, en una habitaci¨®n del cuarto piso de la Villa Ol¨ªmpica, Vallejo y Lav¨ªn se someten al ritual de quedarse a lo bonzo. En el ascensor, los baloncestistas, que marchan para jugar su partido del d¨ªa, no dan cr¨¦dito a lo que ven, sus cuatro compa?eros con la cabeza como una bola de billar.
El ambiente, en el bloque de diecis¨¦is pisos que ocupa la expedici¨®n de 220 deportistas espa?oles, es de claro optimismo. Los m¨¢s veteranos, como es el jefe de los servicios m¨¦dicos, Basilio R. Soriano, consideran que nunca se hab¨ªa contado con una representaci¨®n tan digna. La sorpresa ha sido, sobre todo, el joven equipo de pentatl¨®n, que ha quedado por encima de los vencedores en Montreal, los ingleses.La Villa, situada muy pr¨®xima a la Universidad, est¨¢ cercada por altas alambradas conectadas a un cable, que debe ser de alta tensi¨®n. Soldados del Ej¨¦rcito regular de la URSS hacen guardia con un moderno fusil ametrallador como fiel compa?ero. La vigilancia es total y, al parecer, segura. M¨¢s de ocho d¨ªas, y dos horas en esta ma?ana, nos ha costado entrar en la zona residencial de los participantes en estos Juegos Ol¨ªmpicos. Una vez dentro, cambia el panorama y se olvida uno de las angustias de la seguridad.
?Estamos mejor instalados que en Munich o Montreal?, nos dice el subjefe de la expedici¨®n, el ex recordman de Espa?a, Jos¨¦ Luis Albarr¨¢n. ?Los apartamentos son c¨®modos y los muchachos est¨¢n muy a gusto. Tenemos veintisiete habitaciones individuales. No se puede hablar de problemas porque se ha organizado de forma que cada petici¨®n nuestra es resuelta en pocos momentos. La ¨²nica molestia son los exhaustivos servicios de seguridad, pero compensa, porque as¨ª vivimos sin ning¨²n temor a los sobresaltos?.
Cada apartamento consta de una o m¨¢s habitaciones, y todos tienen cocina y servicios. Amueblados con comodidad, mantienen a primera vista una Impresi¨®n agradable. Los espa?oles, tan propensos a la protesta, est¨¢n a gusto y hasta el momento no ha surgido el m¨¢s m¨ªnimo incidente.
Una jornada en la Villa
A primeras horas de la ma?ana, alrededor de las ocho, esta ciudad. que actualmente acoge a cerca de 6.000 deportistas y 2.500 acompa?antes (estaba previsto que vinieran 12.000 personas) empieza a latir. Los madrugadores incitan a sus compa?eros a levantarse y antes de las nueve y media, pr¨¢cticamente, todos han desayunado. Poco despu¨¦s se inicia el ¨¦xodo hacia los entrenamientos. Algunos no tienen necesidad de salir del recinto. Llopart y Mar¨ªn, nuestros duros hombres de la marcha, se recorren, una y otra vez, las calles de la Villa, preparando las competiciones de estos d¨ªas. Otros marchan en autobuses hasta las distintas instalaciones, para ambientarse en los lugares donde luego habr¨¢n de competir.
Sonia Fern¨¢ndez y Bel¨¦n N¨²?ez adelantan su viaje a Espa?a, previsto para el d¨ªa 31: ?Nosotras ya hemos hecho lo que pod¨ªamos?, nos dice Sonia. ?Hemos tenido una digna actuaci¨®n, pero al acabar, lo mejor es regresar a casa, donde podemos entrenarnos para otras pruebas que nos esperan este verano. El nivel de los saltos ha sido bastante elevado?. Nos cuentan que la vida de las chicas en la Villa no difiere en absoluto de la del resto de los deportistas. La mayor parte del d¨ªa, mientras esperan las pruebas, lo dedican a entrenarse. Por la tarde asisten al centro cultural, donde siempre se exhiben pel¨ªculas, hay conciertos o participan grupos musicales. Tambi¨¦n, a partir de las ocho de la noche, hasta las once, se puede ir a la discoteca. All¨ª hay m¨²sica y baile, que es utilizado en su mayor parte por los brasile?os, cubanos y mejicanos, que son los que hacen el mayor gasto.
Se pasea y se descansa en los jardines. Pero la mayor¨ªa prefieren acercarse a la zona de cafeter¨ªas y comercios. Como en la calle mayor de cualquier ciudad espa?ola, se pasea, y alrededor de una plaza, se visita la tienda de souvenirs, la farmacia. la tienda donde arreglan relojes o el comercio de la firma extranjera que vende los ¨²ltimos modelos de trajes deportivos y los playeros m¨¢s sofisticados. Hay, quejas de que no se promocionan en demas¨ªa los recuerdos m¨¢s t¨ªpicos de unos Juegos Ol¨ªmpicos. En el banco no tienen monedas conmemorativas y es dif¨ªcil encontrar sellos que se?alen esta celebraci¨®n Hasta el oso Misha tiene un tama?o peque?o, cuando algunos deportistas desear¨ªan conservar un mu?eco grande que les compensase con el recuerdo las deficiencias de su participaci¨®n.
Ilusiones permanentes
Si hablamos con los deportistas, no importa la especialidad, nos asombra su seguridad en el triunfo. Pocos de estos j¨®venes espa?oles piensan que van a tener enfrente o junto a ellos a los mejores especialistas, El pasar a una final es ocasi¨®n para verse triunfadores en el podio. El nadador Escalas, hasta el ¨²ltimo momento, hizo todo el esfuerzo posible por pasar a uno de los tres primeros puestos. Alcanz¨® un honroso sexto puesto. P¨¢ez vive a¨²n pensando en su ¨²ltima marca, que est¨¢ entre las ocho primeras del mundo. Viene dispuesto a todo: ?Es aqu¨ª?, comenta, ?donde hay que hacer las marcas. Yo estoy en mi mejor momento y no puedo perder de la noche a la ma?ana la forma que he tra¨ªdo. De no quedar clasificado, no tendr¨¦ ning¨²n tipo de excusa. Reconozco que los favoritos son los ingleses y me ha tocado con uno de ellos, y los alemanes de la Rep¨²blica Democr¨¢tica. No quiero hablar de medallas, pero voy a ir a por todas?.
El entrenador de los atletas, Pascual Piqueras, es cautelosamente optimista tambi¨¦n: ?P¨¢ez viene muy bien?, nos resume c¨®mo est¨¢n sus muchachos. ?Espero que llegue a la final y debe alcanzar un puesto entre los seis primeros?. En el resto del equipo conf¨ªo principalmente en el papel que pueda hacer Moracho, quien debe ser finalista en los 110 metros vallas, tambi¨¦n en Llopart y en Mar¨ªn, que en marcha sabr¨¢n codearse con sus adversarios. Otros dos posibles finalistas son Menargues, en 3.000 metros obst¨¢culos, y Gonz¨¢lez, en 1.500. Por otra parte, Trabado lo tiene dif¨ªcil, pero es luchador y puede hacer un gran papel ?.
Nadie en la Villa ol¨ªmpica se acuerda de los que faltan de otros pa¨ªses, aunque sus nombres estar¨ªan ahora en los pron¨®sticos de los mejores. Para los deportistas que est¨¢n en Mosc¨² la devaluaci¨®n de los Juegos es relativa. Concretamente en atletismo se notar¨¢ en algunas pruebas, pero, en general, los records se logran igualmente que si hubieran venido los pa¨ªses que faltan. Mar¨ªn y Llopart est¨¢n tranquilos y seguros, temen a mexicanos y sovi¨¦ticos, pero su intensa preparaci¨®n durante tres meses en el Teide les ha venido muy bien. Conf¨ªan en clasificarse entre los ocho primeros, lo cual ya supondr¨ªa un gran ¨¦xito.
Tranquilidad en la expedici¨®n
Por lo dem¨¢s, pocas novedades. Los tres doctores que han venido al frente del equipo m¨¦dico, compuesto adem¨¢s por dos ayudantes t¨¦cnicos sanitarios y seis masajistas, est¨¢n contentos con las instalaciones que se han encontrado y porque hasta el momento lo ¨²nico que han tenido que curar son unos ligeros resfriados.
Tambi¨¦n Albarr¨¢n opina que, a pesar de ser m¨¢s de doscientas personas, pr¨¢cticamente no han surgido problemas. La preparaci¨®n para las pruebas obliga a mantenerse en tensi¨®n deportiva. Cuando tienen un rato libre, adem¨¢s de pasear o ir a los actos culturales, deben preocuparse por arreglar su equipo. En el edificio tienen una lavander¨ªa, atendida por una sovi¨¦tica, pero luego deben utilizar las planchas el¨¦ctricas que algunos, los m¨¢s previsores, se han tra¨ªdo consigo. Es lo que llaman ?preparar la colada?. Se ayudan entre ellos para mantener limpias camisetas y calzones de competici¨®n. La organizaci¨®n de la Villa funciona bien y uno de los mayores problemas, el de la comida, ha sido resuelto favorablemente en un autoservicio, donde se pueden alternar distintos platos preparados para no desacostumbrar a los j¨®venes de ochenta y un pa¨ªses habtuados a distintas cocinas.
Una jornada en la Villa Ol¨ªmpica se pasa con rapidez. No hay tiempo para el aburrimiento. Los deportistas espa?oles, hasta el momento, mantienen la ilusi¨®n de conseguir lo m¨¢ximo en estos Juegos. A lo largo de dos semanas vendr¨¢n alegr¨ªas y desilusiones. Pero no es mala la disposici¨®n general de conquistar las mejores marcas.
Buen alojamiento tambi¨¦n en Talliin
Tambi¨¦n resultan acogedoras las instalaciones de la Villa Ol¨ªmpica de Tallin, donde tienen lugar las competiciones. La Villa acoger¨¢ a 265 deportistas, entenadores y representates de veintitr¨¦s delegaciones participantes. Los equipos nacionales de Holanda, Polonia, Brasil y la Uni¨®n Sovi¨¦tica toman parte en las competiciones de todas las clases. Espa?a sigue con grandes posibilidades de obtener medalla en Jlying dutchman, con Abascal y Noguer.
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