La nueva democracia peruana

EN PERU se acaba de celebrar en orden, y con j¨²bilo popular, el acto de traspaso del poder que ejercieron las fuerzas armadas durante los ¨²ltimos doce a?os al civil que, en abierta competencia democr¨¢tica, conquist¨® el pasado 18 de mayo el mayor n¨²mero de votos populares. Cumplido este importante paso, que cierra un par¨¦ntesis muy singular en la reciente historia peruana, cabe preguntarse qu¨¦ perspectivas de ¨¦xito dispone el nuevo r¨¦gimen y cu¨¢l puede ser su influencia en el siempre agitado panorama latinoamericano.Fernando Bela¨²nde, el otra vez presidente de Per¨², vuelve al cargo en circunstancias bien distintas a las que justificaron la intervenci¨®n militar de 1968. La alianza lograda con el Partido Popular Cristiano (PPC) asegura al nuevo mandatario comodidad para los proyectos legislativos que desee enviar al Parlamento. Las fuerzas sociales y pol¨ªticas est¨¢n realmente interesadas en asegurarse el ejercicio de las libertades p¨²blicas, conculcado durante m¨¢s de un decenio, y para ello van a evitar cualquier acto que excite nuevamente los nervios intervencionistas de las fuerzas armadas. Los mismos militares, por ¨²ltimo, parecen estar convencidos de que su protagonismo pol¨ªtico, en estos a?os ha supuesto para la instituci¨®n militar m¨¢s desgaste que honor y muestran sinceras intenciones de limitar su papel al establecido en la Constituci¨®n.

Todos estos puntos, que conforman un favorable horizonte para los primeros meses del Gobierno de Fernando Bela¨²nde, ser¨¢n fundamentales para que el presidente pueda materializar las promesas hechas durante su campa?a electoral y que inciden de manera principal en la recuperaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs. La tarea en este aspecto es ardua y mucha habilidad necesitar¨¢n Bela¨²nde y su equipo para equilibrar la balanza comercial, reducir la cuantiosa deuda externa, recuperar la confianza de los inversores y, al mismo tiempo, evitar el estallido violento de las numerosas tensiones sociales latentes.

La responsabilidad de la nueva democracia peruana no se ci?e al marco, que es amplio, de sus fronteras nacionales y trasciende a los pa¨ªses vecinos. En un mosaico tan dispar de reg¨ªmenes pol¨ªticos como es el que hoy componen las naciones del sur de Am¨¦rica Latina, las interpretaciones y los deseos sobre el futuro de Per¨² se entrecruzan y confunden.

Los pa¨ªses democr¨¢ticos del ¨¢rea est¨¢n dispuestos a prestar toda la ayuda necesaria para que el sistema peruano se consolide, sobre todo en momentos como los presentes, en el que se lamenta nuevamente la p¨¦rdida de Bolivia para la causa de la libertad. Los desgraciadamente abundantes sistemas militares de la zona desear¨ªan, por el contrario, que la experiencia peruana fracasara, para justificar, de alg¨²n modo, el sojuzgamiento de sus pueblos respectivos y su presencia interminable en el poder.

En funci¨®n de esa inevitable influencia que el ¨¦xito o el fracaso de la reci¨¦n estrenada democracia peruana va a tener en la regi¨®n se establece la cuota de responsabilidad que corresponde a las naciones libres para asegurar la estabilidad pol¨ªtica de dicho pa¨ªs andino. Dicha responsabilidad es mayor a¨²n para un pa¨ªs como el nuestro, ligado por historia y cultura a Per¨², sobre todo si quiere hacer realidad y no ret¨®rica de sus relaciones con los pueblos de Am¨¦rica Latina.