Lord Killanin entreg¨® la medalla a Abascal y Noguer
La llama de los 22? Juegos Ol¨ªmpicos ya se ha apagado en la capital de Estonia. Desde ayer, en Tallin no ondea la bandera de los cinco aros y la antorcha instalada a la entrada de la bah¨ªa ha perdido el calor de la lumbre prendida el pasado d¨ªa 19 de julio. Minutos antes de la clausura, dos espa?oles, Alejandro Abascal y Miguel Noguer, recib¨ªan, de manos de lord Killanin, presidente saliente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional -al que dej¨® Juan Antonio Samarach, presente en el acto-, dos medallas de oro que honraban a nuestro pa¨ªs. Dos j¨®venes, aut¨¦nticos deportistas, sencillos y con humildad franciscana, con su esfuerzo hac¨ªan sonar el nombre de Espa?a por televisiones y teletipos de todo el mundo. Televisi¨®n Espa?ola no estuvo presente, aunque film¨® durante los dos d¨ªas anteriores.No hay remedio. Tras vivir varios d¨ªas en la capital de Estonia, y conocer la fuerza y el poder de los deportistas de otros pa¨ªses y comprobar c¨®mo se bat¨ªan, fuertes y firmes, los representantes espa?oles, produjo sonrojo ver con qu¨¦ indiferencia se ha aceptado un ¨¦xito que merec¨ªa un mayor inter¨¦s. Los muchachos han celebrado t¨ªmidamente el ¨¦xito con sus compa?eros, con escasos reconocimientos de quienes en otros momentos se apresuran a poner telegramas y celebrar otros triunfos, pol¨ªticos, por supuesto. L¨¢stima que los deportistas espa?oles aut¨¦nticos sigan sin tener reconocimiento en nuestro pa¨ªs. No hay remedio.
El acto de clausura, pleno de colorido, como es habitual en esta organizaci¨®n, tuvo sus an¨¦cdotas m¨¢s expresivas en la presencia en el podio, en la clase finn, del sovi¨¦tico Balashov, quien recogi¨® la medalla de bronce, despu¨¦s de dos a?os de ostracismo a que fue sometido por haber firmado una comunicaci¨®n en favor de los derechos humanos reconocidos en Helsinki. En la misma clase de regatas, se produjo la primera contestaci¨®n de un deportista en los Juegos, a cargo del austr¨ªaco Wolfgang Mayrhofer, medalla de plata, quien subi¨® al podio con brazalete negro y salud¨® pu?o en alto, en se?al de protesta por la invasi¨®n de Afganist¨¢n.
El acto termin¨® con cuatro m¨¢stiles vac¨ªos. Uno, el de la bandera ol¨ªmpica, que fue arriada como culminaci¨®n de los Juegos de vela terminados, y los otros tres, en los que debieron ondear la bandera sovi¨¦ticos, la de los Juegos y la de Estados Unidos, ceremonia que no se llev¨® a efecto. Tampoco tuvo lugar la entrega por el alcalde de Tallin de la llave de la ciudad al alcalde de Los Angeles, pr¨®ximo lugar donde tendr¨¢n lugar los Juegos de 1984, para demostrar la continuaci¨®n de la actividad ol¨ªmpica. Demasiados detalles pol¨ªticos, que nada tienen que ver con los esfuerzos de los deportistas.
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