El atletismo cerr¨® las grandes jornadas ol¨ªmpicas
La ¨²ltima jornada atl¨¦tica puso de nuevo hist¨¦ricos a los anfitriones. El triunfo de sus deportistas puso a los sovi¨¦ticos fren¨¦ticos. Los altavoces del estadio, como en cada tarde, anunciaron el tiro o el salto de un sovi¨¦tico. Los altavoces, como cada tarde, anunciaron el triunfo obtenido en otra disciplina. Los altavoces, como en otras tardes, avisaron de la ventaja de un sovi¨¦tico en la carrera de la calle.
Los 100.000 espectadores, como cada tarde, en el frenes¨ª de las victorias gritaron: ?Malachi malachi? que es algo as¨ª como el ?S¨ª se?or, lo sovi¨¦tico es mejor?. Somos los mejores, gritaron los espectadores, que esta vez fueron m¨¢s que ninguna otra tarde, porque todas las lo calidades que no ten¨ªan ocupantes fueron adjudicadas a soldados. Las camisas verdes fueron como manchas, como parches puestos sobre el grader¨ªo. Los soldados cubrieron el cemento que dejaron vac¨ªo los americanos con el boicoteo.Estaba previsto, como es tradicional, que los marathonianos cerrasen las competiciones atl¨¦ticas, pero los saltadores de altura, en una dura competencia, lo hicieron imposible. Cierpinski entr¨® en el estadio cuando el p¨²blico estaba pendiente de Wessig y Wszola, que iban a disputarse la medalla de oro. El r¨¦cord ol¨ªmpico ya estaba superado. Wszola ten¨ªa hasta ayer tarde, compartido el r¨¦cord mundial de salto de altura. Con veinticuatro horas de diferencia el polaco, campe¨®n en Montreal sobre Stones, y el alem¨¢n federal. Moegenburg, lograron saltar 2.35. Wzsola era candidato al oro porque su principal oponente, el germano democr¨¢tico Wessing, hab¨ªa acreditado para venir a Mosc¨² 2,27. Pero Wszola no anduvo fino del todo. Hizo alg¨²n nulo en alturas inferiores y en el 2,33 cay¨® junto al otro alem¨¢n. Freimuth. Wessig se qued¨® s¨®lo y como campe¨®n ol¨ªmpico intent¨® batir el r¨¦cord del mundo.
Con el list¨®n situado en los 2,36 Wessig hizo un primer salto nulo, pero en el segundo bati¨® justamente con el pie izquierdo y en perfecto fostbury se elev¨® por encima de una medida con la que no hab¨ªa podido nadie todav¨ªa. Hubo una explosi¨®n sincera de j¨²bilo. Todos los saltadores felicitaron al nuevo recordman. El p¨²blico -no hab¨ªa sovi¨¦ticos en liza-, le ovacion¨® fuertemente.
El list¨®n subi¨® a continuaci¨®n a los 2,38. Wessig intent¨® una nueva superaci¨®n, pero ya no pudo conseguirla. Era demasiado para una sesi¨®n en la que hab¨ªan estado muy por encima de lo que es l¨®gico en este tipo de competiciones.
Adem¨¢s de los r¨¦cords mundiales de 4 x 100, mujeres, y altura, hombres, hubo que contabilizar los r¨¦cords ol¨ªmpicos de Tatiana Kazankina, que baj¨® a 3,56.6, su propia marca, de 3.59.2, y el de la alemana Jahl, que lanz¨® el disco a 69,96 metros. La anterior marca estaba fijada en 96 cent¨ªmetros menos.
Los dos espa?oles presentes en la ¨²ltima jornada no tuvieron una tarde feliz. Cabrejas, que super¨® en la clasificaci¨®n los 2,21 en salto de altura, se qued¨® en la final en 2,10. Eleuterio Ant¨®n fue vigesimo segundo en la marathon.
Con el final del atletismo acabaron las grandes jornadas deportivas. Antes de la clausura, para Espa?a, a¨²n habr¨¢ una nueva esperanza. La de hoy, en las piraguas, en las que Men¨¦ndez ser¨ªa el primer espa?ol en conseguir tres medallas.
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