El estudio del c¨¢ncer es mas complejo que la exploraci¨®n del espacio, seg¨²n el profesor Francisco Ayala
?El estudio conceptual del c¨¢ncer es mucho m¨¢s complejo que la exploraci¨®n del espacio... Estados Unidos dedica 2.000 millones de d¨®lares (unos 140.000 millones de pesetas) a la investigaci¨®n directa sobre el c¨¢ncer...?. Estas palabras de Francisco Jos¨¦ Ayala, espa?ol de 46 a?os, que ejerce como profesor de gen¨¦tica y evoluci¨®n en la Universidad de California (Estados Unidos), est¨¢n en estrecha relaci¨®n con el s¨®lido avance de la ciencia gen¨¦tica, gracias, sobre todo, a las t¨¦cnicas de ¨¢cido desoxirribonucleico (ADN) recombinante.
Estas t¨¦cnicas van a permitir un conocimiento cada vez m¨¢s completo y exacto de los genes que determinan la formaci¨®n de los seres vivientes, lo que nos acerca a la soluci¨®n de buena parte de las malformaciones cong¨¦nitas, como la diabetes, pr¨¢cticamente lograda ya en el laboratorio, y tambi¨¦n aproximan a la soluci¨®n del c¨¢ncer.El doctor Ayala, autor de una obra de pr¨®xima aparici¨®n en Espa?a publicada por Alianza Editorial, con el t¨ªtulo, Origen y evoluci¨®n del hombre, pertenece a una generaci¨®n de cient¨ªficos espa?oles que realizan una labor profunda en la frontera avanzada de las ciencias emp¨ªricas, en Estados Unidos. Tal vez, una coordenada de su talante cient¨ªfico venga expresada por su intento de comprensi¨®n gen¨¦tica de cada ser humano, de cada ser viviente y de las transformaciones que han dado lugar a la evoluci¨®n de la vida y la inteligencia.
No falta mucho tiempo, tal vez, para que sea absolutamente conocida la estructura gen¨¦tica de cada ser viviente. ?Conocemos ya secuencias largas completas, con absoluta exactitud, de genes de organismos superiores?, explica el doctor Francisco Jos¨¦ Ayala, quien prosigue diciendo que, ?a lo mejor, el chimpanc¨¦ y el hombre tienen s¨®lo algunas letras diferentes en sus secuencias... Nos acercamos al conocimiento exacto de esa diferencia?.
Este espectacular avance en la gen¨¦tica durante los ¨²ltimos a?os, debido fundamentalmente a las t¨¦cnicas del ADN recombinante, ?est¨¢ haciendo posible comparar, gen por gen, y nucle¨®tido por nucle¨®tido, organismos tan diferentes como el del hombre, las mariposas, el trigo o las bacterias...?. Este avance ?va a llevar a entender el proceso ontogen¨¦tico -desarrollo del individuo- que es, tal vez, el problema gen¨¦tico sin resolver m¨¢s fundamental y con el cual est¨¢ asociado el problema del c¨¢ncer. Entender el problema del c¨¢ncer es entender el desarrollo del individuo, durante el cual tiene lugar la multiplicaci¨®n y diferenciaci¨®n de c¨¦lulas?.
C¨¢ncer: ambiente y gen¨¦tica
El tema del c¨¢ncer remite a la cuesti¨®n clave de las prioridades cient¨ªficas: se investiga m¨¢s activamente en campos espectaculares, como los que constituyen la exploraci¨®n del espacio y no en otros decisivos para la existencia humana. ?El estudio conceptual del c¨¢ncer es mucho m¨¢s complejo que la exploraci¨®n del espacio?, responde el doctor Ayala, ?en Estados Unidos, los institutos nacionales del pa¨ªs, que son conocidos como NIH, dedican unos 2.000 millones de d¨®lares al a?o (unos 140.000 millones de pesetas) a la investigaci¨®n directa del c¨¢ncer, que es mucho m¨¢s que te, que se dedica a la exploraci¨®n del espacio?.Esta significativa cifra que quiz¨¢ explique por qu¨¦ en aquel pa¨ªs se curan ya m¨¢s de tres enfermos de c¨¢ncer de cada diez, es, con todo, inferior al presupuesto general del gasto militar norteamericano, que quiz¨¢ se acerque a los 115.000 millones de d¨®lares anuales (unos ocho billones de pesetas). ?Pero no es s¨®lo la cifra anterior la cantidad destinada al estudio sobre el c¨¢ncer?, matiza el investigador espa?ol. ?Adem¨¢s de ello, Estados Unidos dedica bastantes miles de millones de d¨®lares m¨¢s al estudio del c¨¢ncer, sea por medio de la investigaci¨®n biol¨®gica b¨¢sica, a la cual dedica la Administraci¨®n, por lo menos, otros 2.000 millones de d¨®lares al a?o -es decir, otros 140.000 millones de pesetas- o bien a trav¨¦s de otras grandes cantidades para medicamentos, drogas y otras pruebas experimentales por parte de la industria farmac¨¦utica?.
Explica a continuaci¨®n el doctor Ayala que ?lo que se denomina c¨¢ncer no es una enfermedad ¨²nica, sino un conjunto de e nfermedades, de modo an¨¢logo a como hace cien a?os se hablaba, empleando el t¨¦rmino c¨®lico, de una serie de trastornos que s¨®lo ten¨ªan algunos rasgos comunes... La categor¨ªa m¨¢s general de enfermedades cancerosas es provocada por virus. La acci¨®n de estos virus puede ser activada por factores ambientales e incluso por el estr¨¦s... En estos casos de debilitamiento del organismo, los virus se multiplican y las c¨¦lulas an¨®malas, que son las que caracterizan el c¨¢ncer, se multiplican tambi¨¦n. Los problemas emocionales o depresivos tambi¨¦n activan los virus cancerosos al debilitar el organismo?.
?Pero la acci¨®n de los virus?, prosigue, ?est¨¢ tambi¨¦n condicionada por la constituci¨®n gen¨¦tica, por las predisposiciones del organismo... Uno de los factores que contribuyen a la condici¨®n cancerosa son las anormalidades cromos¨®micas: p¨¦rdidas de cromosomas, inversiones de los segmentos de los cromosomas, translocaciones, es decir, cuando un segmento de uno aparece en otro...?.
Las nuevas t¨¦cnicas de ADN recombinante est¨¢n permitiendo leer las cadenas b¨¢sicas de la vida como las letras de la p¨¢gina de un libro. ? Este es el virus ?X174, un virus del que ya conocemos su secuencia completa, su constituci¨®n ¨ªntegra?, dice el doctor Ayala al consultar uno de sus numerosos vol¨²menes y mostrar una serie de letras, n¨²meros y f¨®rmulas. que podr¨ªan pertenecer a cualquier manual de codificaci¨®n o de inform¨¢tica.
Este conocimiento bioqu¨ªmico exacto de cada uno de los genes de los seres vivos, tanto elementales cemo superiores, va a permitir no s¨®lo ?acentuar los conocimientos de la evoluci¨®n de la vida y reconstruir con gran detalle, paso a paso, la historia de la evoluci¨®n de los seres vivientes e identificar los cambios precisos que tuvieron lugar en el origen de cada nueva especie?, sino que tiene, adem¨¢s, enormes repercusiones m¨¦dicas y farmac¨¦uticas que incluyen la cura de enfermedades cong¨¦nitas y la producci¨®n de hormonas y vitaminas y otras sustancias org¨¢nicas para el tratamiento m¨¦dico de individuos que carecen de ellas.
?Un ejemplo de ello lo tenemos en el tratamiento de la diabetes, enfermedad cong¨¦nita que es tratada con insulina, extra¨ªda, hasta el presente, de h¨ªgados de cerdo. Ahora se puede producir insulina humana -la misma insulina que produce el ser humano- en el laboratorio, utilizando como veh¨ªculos bacterias inofensivas a las que ha sido trasplantado el gen que determina la s¨ªntesis, de la insulina en los seres humarios normales. Estas bacter¨ªas, al reproducirse con ese gen inserto, fabrican la insulina?.
Los genes, esas microsc¨®picas entidades, presentes en cada ser vivo, dirigen, desde su concepci¨®n, el desarrollo de todas sus partes y funciones, hasta la adquisici¨®n de formas tan diferentes como las de los seres humanos, las aves o el trigo. Ellos tienen la clave de la provocaci¨®n de enfermedades cong¨¦nitas y buena parte de la explicaci¨®n del c¨¢ncer.
Esas misteriosas entidades son unas mol¨¦culas formadas por unos mil o 3.000 elementos denominados nucle¨®tidos. Esto supone, en total, un tama?o global, aunque microsc¨®pico, equivalente a un peso molecular similar al de una prote¨ªna. Su elevad¨ªsimo -en t¨¦rminos relativos- peso molecular, comprendido entre 100.000 y 300.000, significa que estas complej¨ªsimas mol¨¦culas son 100.000 o 300.000 veces m¨¢s grandes que un n¨²cleo de hidr¨®geno. Como dato comparativo, sirva pensar que la mol¨¦cula de agita tiene un peso molecular de dieciocho (dieciocho veces superior al n¨²cleo de hidr¨®geno), o la de ¨¢cido sulf¨²rico 98 (98 veces superior al n¨²cleo de hidr¨®geno).
Pues bien, estas gigantescas mol¨¦culas, comparadas con las dimensiones infinitamente peque?as para las dimensiones del ser humano y de su capacidad de observaci¨®n, van a ser conocidas en toda su complejidad dentro de no muchas d¨¦cadas. Estos genes, que al codificar la s¨ªntesis de las prote¨ªnas -de cada prote¨ªna-, determinan la identidad de cada uno de los seres vivientes, abrir¨¢n, al ser desvelados sus se cretos, una infinidad de posibilidades de actuaci¨®n a la inteligencia humana, permitiendo modificar aquello que es indeseable o provocando la aparici¨®n de nuevas entidades vivientes e, incluso, de nuevas posibilidades de existencia humana.
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