Salzburgo: un festival con historia
Ya est¨¢ en marcha el c¨¦lebre Festival de Salzburgo. Para conmemorar el sexag¨¦simo aniversario de su fundaci¨®n, el festival abri¨® sus puertas a una audiencia multitudinaria ofreciendo varias horas de actuaciones gratuitas en la ciudad vieja, en las que han intervenido desde j¨®venes grupos de teatro hasta la Orquesta Filarm¨®nica de Viena. El gran conjunto sinf¨®nico vien¨¦s llen¨® la Universitaetsplatz, ante la casa natal de Mozart, de un p¨²blico pintoresco. en su mayor¨ªa ataviado al modo tradicional de la regi¨®n salzburguesa, coraz¨®n cultural de Europa, a caballo entre el mundo latino y el germ¨¢nico.La importancia hist¨®rica de la ciudad de Salzburgo, su tradici¨®n teatral y musical, vienen de lejos. Hasta 1803, Salzburgo y su provincia constitu¨ªan un principado aut¨®nomo regido por arzobispos, que eran pr¨ªncipes del Sacro Imperio Romano. Pr¨ªncipes que, en muchos casos, protegieron las artes y las letras. Cuando Leopoldo Mozart, padre del gran Wolfgang Amadeus, formaba parte de la capilla musical del pr¨ªncipe arzobispo, ¨¦sta contaba con compositores de cierta categor¨ªa, entre los que destacaron Johann Ernst Eberlin, Anton Cajetan Aldgasser y, sobre todo, Michael Haydn, hermano del c¨¦lebre Joseph, en los cuales las corrientes del barroco italiano se hab¨ªan serenado con el esp¨ªritu m¨¢s severo y meditativo de la escuela alemana.
Precisamente en aquella ¨¦poca, el bell¨ªsimo escenario de Salzburgo, partido en dos por el r¨ªo Salzbach, se convirti¨®, gracias a los desvelos de su bondadoso pr¨ªncipe arzobispo Segismundo III, conde de Schrattenbach, en un centro cultural de primer orden. Su viejo planteamiento medieval cambi¨® a impulso de este patriarcal arzobispo, enamorado de la arquitectura borrominesca y de la fastuosidad y grandeza que exigen unas formas tan ricas en movimiento y color. Por ¨¦l, Salzburgo es hoy una de las m¨¢s bellas ciudades europeas, donde c¨²pulas y torres alzan su estatura a la sombra del legendario castillo de Hohen, donde hay grandes espacios arquitect¨®nicos, palacios rococ¨®s de umbr¨ªos jardines, luz tamizada por grandes masas de nubes que coronan las cumbres del Gaisberg.
La primera ¨®pera italiana que traspas¨® los Alpes se oy¨® el a?o 1614 en el teatro de la Residenz arzobispal. La corte salzburguesa dispon¨ªa de otros teatros, entre ellos, uno excavado en la monta?a en los bosques de Hellbrunn, extramuros de la ciudad, y el teatro natural en los jardines del palacio de Mirabell.
Pero no todo era destinado a la aristocracia cortesana. Habla importantes festejos populares, y las llamadas Schulkomoedie se representaban en las escuelas eclesi¨¢sticas, a la vez que las ¨®rdenes religiosas usaban del teatro con fines pedag¨®gicos. Todo ello ha sido recordado este a?o en el Centro Experimental Max Reinhardt con la exposici¨®n La ciudad como escenario, que va a estar abierta hasta que acabe el festival.
Fue el gran actor y director de escena austr¨ªaco Max Reinhardt (1873-1943) quien, junto al poeta y dramaturgo Hugo von Hofmannsthal y el compositor Richard Strauss, organiz¨® el primer Festival de Salzburgo, inaugurado el 22 de agosto de 1920 con la puesta en escena del misterio de Hofmannsthal, Jedermann (Cualquiera), ante la fachada de la catedral, cosa que sigue haci¨¦ndose todos los s¨¢bados y el d¨ªa de la Asunci¨®n (15 de agosto) en la Domplatz, o en el Grossenfestpielhaus cuando llueve. Este a?o ser¨¢ protagonista Maximilian Schell.
El aspecto musical del Festival de Salzburgo data de 1921, aunque la ¨®pera no fue incluida hasta el a?o siguiente, con la representaci¨®n de Don Juan, de Mozart, dirigida por Richard Strauss. Desde entonces, el festival se fue ampliando y ocup¨® nuevos lugares para sus acontecimientos. Desde el viejo Festpielhaus de 1925, y el espectacular Felsenreitschle, excavado en el Moenchsberg, hasta el Gran Palacio del Festival, de 1960, formidable realizaci¨®n de Holzmeister para m¨¢s de 2.000 espectadores que gozan de ac¨²stica y visibilidad perfectas de cuanto se produce en el gran escenario.
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