El r¨¦gimen multirracial de Zimbabue, en peligro
La decisi¨®n del fiscal general de Zimbabue de rechazar la puesta en libertad provisional del influyente ministro de Empleo, Edgar Tekere, puede acelerar la confrontaci¨®n dentro del Gobierno de Zimbabue y acabar con la dif¨ªcil experiencia de poder multirracial mantenida hasta ahora por Robert Mugabe.Edgar Tekere fue detenido hace una semana acusado del asesinato de un granjero blanco, junto con otras seis personas. Ocurre que Edgar Tekere no es un ministro cualquiera, sino secretario general del partido ZANU-PF de Mugabe, y, sobre todo, cabeza de la fracci¨®n radical del Gobierno y, probablemente, ¨²nico y verdadero competidor al poder de del Mugabe.
El jueves, el fiscal general rechaz¨® la petici¨®n de libertad condicional presentada por el abogado de Tekere, a pesar de que ¨¦ste no ser¨¢ probablemente juzgado hasta dentro de cuarenta d¨ªas, por entrar en vacaciones la semana pr¨®xima los tribunales zimbabueanos.
Edgar Tekere cuenta con el apoyo, por lo menos moral, de los 32.000 guerrilleros que combatieron contra, el r¨¦gimen de lIn Smith, y que tantas dificultades han encontrado hasta ahora para ser reintegrados en la vida econ¨®mica y militar del nuevo Zimbabue, y en cierta medida comenzaba a capitalizar el amplio sector de descontentos entre la poblaci¨®n negra.
Intento de inculpaci¨®n
Curiosamente, Rex Nhongo, jefe de las guerrillas ZANLA, del grupo de Mugabe, considerado tambi¨¦n radical y aliado de Tekere, fue objeto hace aproximadamente un mes de un intento de inculpaci¨®n parecido por la muerte de varios blancos, que luego aparentemente se decidi¨® que hab¨ªa sido consecuencia de un accidente automovil¨ªstico.Lo parad¨®jico del caso es que la situaci¨®n de Tekere depende ahora del ministro del Interior, Josua Nkomo, otro de los competidores por el poder de Mugabe, jefe del grupo prosovi¨¦tico ZAPU, pero moderado y enemigo de Tekere.
La decisi¨®n de la Fiscal¨ªa del Estado con respecto a Tekere crear¨¢, sin duda, un serio problema al primer ministro. Robert Mugabe, que se ver¨¢ sin duda solicitado a tomar una decisi¨®n. Su inter¨¦s personal pudiera incitarle a aprovechar la oportunidad para deshacerse pol¨ªticamente de quien, sin duda, es su principal enemigo en la carrera por el poder emprendida en Zimbabue, lo cual podr¨ªa hacer f¨¢cilmente bajo el pretexto de preservar su experiencia multirracial.
Si bien puede mejorar su imagen ante los blancos, 80.000 de los cuales ya se han marchado de Zimbabue en estos meses de independencia, la menor complacencia de Mugabe con la decisi¨®n del fiscal general puede provocar una aut¨¦ntica rebeli¨®n entre los radicales, apoyados por las ZANLA de Rex Nhongo, que ya parecen haber perdido la paciencia ante la moderaci¨®n de Mugabe.
Lo terrible de esta situaci¨®n es que la detenci¨®n de Tekere no s¨®lo se plantea en t¨¦rminos de rivalidad entre los radicales y los moderados de Zimbabue, sino que pone en entredicho la establilidad de toda la regi¨®n, y sobre todo los planes de Mugabe y Samora Machel, de Mozambique, de adoptar una postura moderada com¨²n ante los grandes temas del Africa austral.
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