La polic¨ªa considera que la venganza es el m¨®vil m¨¢s probable
La investigaci¨®n policial sobre el asesinato de los marqueses de Urquijo est¨¢ siendo especialmente dirigida por el jefe superior de Polic¨ªa de Madrid, Tom¨¢s Astilleros. En los ¨²ltimos d¨ªas el trabajo ha pasado a ser competencia de varios grupos policiales, adem¨¢s del noveno de la Brigada de Polic¨ªa Judicial, que lo control¨® tras las primeras diligencias.Fuentes del Ministerio del Interior explican que ?es un caso en el cual no se ha querido seguir la tradicional usanza y s¨ª, en cambio, utilizar a distintos grupos especializados?. Otras fuentes policiales manifiestan en el mismo sentido que ?hay bastante gente movilizada en este asunto?. Aunque oficialmente no se han confirmado tales variaciones, las mismas fuentes aseguran que ?el acopio de datos para la investigaci¨®n es cuantioso, como consecuencia del gran n¨²mero de personas a las que se ha tomado declaraci¨®n, a pesar del cual no existen novedades en cuanto al esclarecimiento de los hechos?.
Garc¨ªa Gallego: "Todas las posibilidades"
La investigaci¨®n policial, al cabo ya de una semana, camina ?por su fase mixta?, seg¨²n un portavoz oficial, en la que se trata de dar forma a las posibles hip¨®tesis para continuar un proceso de eliminaci¨®n; pero, por el momento, s¨®lo est¨¢n relativamente descartados dos m¨®viles del crimen: atentado pol¨ªtico y robo.
La muerte de Mar¨ªa Lourdes de Urquijo y Moren¨¦s, marquesa de Urquijo, y su esposo, Manuel de la Sierra y Torres, marqu¨¦s consorte, en su residencia de Somosaguas (Madrid), el pasado d¨ªa 1 de agosto, presenta un cuadro de circunstancias que han llevado a calificarla de inexplicable a algunas personas pr¨®ximas a las v¨ªctimas.
La polic¨ªa no ha agotado todav¨ªa la fase t¨¦cnica de su investigaci¨®n, correspondiente a las derivaciones de los diversos an¨¢lisis periciales del material reportado por las inspecciones oculares. Paralelamente, y en un tercer paso, sigue ya una metodolog¨ªa mixta, en base a lo obtenido en las dos anteriores m¨¢s la suma de las declaraciones y testimonios recogidos.
El jefe de la Brigada de Polic¨ªa Judicial de Madrid, se?or Garc¨ªa Gallego, coment¨® a EL PAIS que ?hay asuntos que salen y otros que no, lo cual no es para escandalizarse?, y a?adi¨® que, en este caso, ?quisi¨¦ramos que el director de la Seguridad del Estado pudiera convocar pronto una conferencia de prensa para dar cuenta de su soluci¨®n?. En orden a la investigaci¨®n recalc¨® que ?se est¨¢n considerando todas las posibilidades, sin descartar ninguna, aun cuando se considere la venganza como el m¨®vil m¨¢s estimable en estos momentos?.
Del crimen al hallazgo
En funci¨®n del contraste de datos efectuados hasta el momento, los elementos conocidos sobre el doble asesinato permiten trazar el siguiente repaso de los hechos:
La muerte fue cometida hacia las tres de la madrugada, con munici¨®n del calibre 22. Con escasos minutos de diferencia, falleci¨® en primer lugar el se?or De la Sierra, seg¨²n apreciaci¨®n forense.
El marqu¨¦s presentaba herida de bala en la nuca. Se hallaba tendido de costado en una cama de matrimonio, en pijama y semicubierto por una s¨¢bana.
La marquesa recibi¨® un primer disparo en la boca y fue rematada por otro en el cuello, en direcci¨®n ascendente, que le destroz¨® el cerebro. Estaba acostada de espaldas sobre una cama de cuerpo y medio, igualmente en pijama y tapada a medias por una s¨¢bana. Hab¨ªa perdido gran cantidad de sangre.
Mar¨ªa Lourdes de Urquijo no se levant¨® de la cama. ?En todo caso, se incorporar¨ªa un poco?, asegur¨® un funcionario encargado de la investigaci¨®n. Seg¨²n fuentes pr¨®ximas a la familia, Mar¨ªa Lourdes de Urquijo se levant¨® y anduvo unos pasos, ya que se advirtieron rastros en el suelo de haber sido arrastrada hasta la cama.
Los marqueses dorm¨ªan en habitaciones separadas, pero no incomunicadas entre s¨ª. Ambos dormitorios se encuentran unidos por un peque?o pasillo o hall de un metro y medio aproximadamente al que linda el cuarto de ba?o de los marqueses, dentro de lo que podr¨ªa denominarse el ¨¢rea de sus habitaciones ¨ªntimas, limitada a su vez de los otros dos dormitorios de esta planta por otra puerta de comunicaci¨®n.
Se encontraron cuatro casquillos. Los correspondientes a las balas alojadas en los cuerpos y a un cuarto impacto hallado en un armario de la habitaci¨®n del marqu¨¦s. Uno de los casquillos estaba fuera de los dormitorios, en el pasillo.
La polic¨ªa, oficialmente, ha asegurado a EL PAIS la inexistencia de un hematoma en el cuello del se?or De la Sierra, si bien no precis¨® una explicaci¨®n sobre el motivo por el que, a ra¨ªz de la primera inspecci¨®n ocular, se crey¨® advertir signos de estrangulamiento.
La entrada del autor en el edificio se produjo a trav¨¦s de la puerta acristalada del ¨¢rea de la piscina. Uno de los cristales fue golpeado y roto para poder abrir dicha puerta. Seguidamente, en la misma planta baja, pasaron una puerta ?que se abre por el sistema de resbal¨®n y forzaron otra, pr¨®xima al despacho del administrador, con una lamparilla, haciendo un agujero en la madera por donde introducir la mano para abrir; no se ha determinado a¨²n qu¨¦ tipo de lamparilla fue utilizada, tal vez un soplete o tal vez otra cosa?, explicaron fuentes policiales autorizadas. Inmediatamente, por las escaleras, el autor escendi¨® a los dormitorios.
El sistema de alarma se accionaba desde el interior de la vivienda. Se compone de unos pulsadores instalados en diversas habitaciones, por medio de los cuales puede iluminarse el ¨¢rea de jard¨ªn circundante a la vivienda, as¨ª como la puesta en marcha de una alerta sonora, audible a varios kil¨®metros.
La noche del asesinato, en la vivienda s¨®lo se encontraban los marqueses, una sirvienta negra y un perro caniche llamado Boli.
A primera hora de la ma?ana del viernes d¨ªa 1 de agosto un vigilante jurado, que advirti¨® el cristal roto, avis¨® a la polic¨ªa, tras descubrir, junto a la criada, los cad¨¢veres.
Cuatro casquillos y un cristal
La vivienda de los marqueses de Urquijo en Somosaguas, una de las zonas residenciales m¨¢s lujosas de Madrid, al oeste de la ciudad y aislada inmediatamente de ¨¦sta por el pulm¨®n de la Casa de Campo, es un gran chal¨¦ de dos plantas, circundado por una valla de ladrillo visto, coronada por una malla met¨¢lica cubierta de ca?a y rematada por alambre de espino. Su numeraci¨®n urbana corresponde a la del Camino Viejo de H¨²mera, n¨²mero 27. Rodeada de un amplio y cuidado parque, de un radio de unos treinta metros, deja acceso por dos puertas met¨¢licas en el cerramiento exterior, y otras varias en el inmueble propiamente dicho. Las ventanas de la planta superior carecen de rejas. Una piscina de proporciones ol¨ªmpica se dispone, apta para el ba?o al aire libre y para el ba?o a cubierto, al introducirse en su mitad hacia el interior de la casa. Instalaciones de sauna y gimnasio complementan la dotaci¨®n deportiva. La decoraci¨®n de la planta inferior se presenta adaptable como sal¨®n de baile. Las dependencias albergan objetos de gran valor, entre los que se estima preciad¨ªsima la pinacoteca heredada del bisabuelo de la marquesa de Urquijo.
A la magn¨ªfica residencia, habitualmente vigilada por un servicio particular de guardas jurados, contratados por el conjunto de la urbanizaci¨®n en que se enclava, acudieron por la ma?ana el resto del servicio -salvo los dos guardeses, ausentes de Madrid-, la policia, autoridades judiciales, familiares y amigos y buen n¨²mero de periodistas.
La criada se extra?¨® de que los se?ores no bajaran a desayunar. La criada no oy¨® nada durante la noche. Duerme en la planta baja.
La polic¨ªa recogi¨® los casquillos. Despu¨¦s ha recogido numerosas armas a familiares de los difuntos, de distintos tipos -cortas y largas- y calibres; entre ¨¦stos, algunas del calibre 22; todas ellas, al parecer, legalizadas.
La polic¨ªa recogi¨® tambi¨¦n un trozo del cristal roto, en el que se han apreciado algunas huellas dactilares, si bien se desconoce todav¨ªa su valor para la investigaci¨®n.
D¨¢maso Ruiz Jarabo, forense de Navalcarnero, con competencia en Pozuelo de Alarc¨®n, t¨¦rmino municipal al que pertenece Somosaguas, manifest¨® que ?la expresi¨®n de los cad¨¢veres no era de terror, no han tenido ocasi¨®n de despertarse?, tras proceder al levantamiento judicial de los cuerpos.
Un fiscal madrile?o calific¨® el caso de ?inexplicable?, en opini¨®n que coincide con otras manifestaciones de personas pr¨®ximas a los Urquijo, como el alcalde por UCD de Pozuelo de Alarc¨®n, Juan Carlos Garc¨ªa de la Rasilla.
Otro de los visitantes, Enrique de la Mata Gorostizaga, ex ministro, enjuici¨® al marqu¨¦s de Urquijo como hombre alejado de la actividad pol¨ªtica. Y Jaime Carvajal y Urquijo, presidente del Banco Urquijo y primo hermano de la asesinada, se ofreci¨® como intermediar¨ªo para unas declaraciones de la familia de las v¨ªctimas a los periodistas.
En el transcurso de la ma?ana llegaron tambi¨¦n a la casa las madres de los fallecidos, Mar¨ªa Teresa Moren¨¦s y Carvajal y Mercedes Torres y de Canals, ambas catalanas; los barones de Gotor, el embajador de Estados Unidos, Terence Todman; el embajador de Egipto, Mahmud Abdelkafaar, en cuya embajada trabaj¨® hace tres a?os Miriam, la hija mayor de los marqueses de Urquijo, que lleg¨® tambi¨¦n por la ma?ana. Por la tarde, y desde Londres, donde se hallaba cursando estudios, lleg¨® el hijo menor, Juan, de veintid¨®s a?os, que heredar¨¢ el t¨ªtulo del marquesado.
Al d¨ªa siguiente, s¨¢bado, sobre las doce del mediod¨ªa, fue concelebrado por varios sacerdotes un funeral corpore insepulto en el chal¨¦ de los marqueses. Al fin de esta ceremonia se recogi¨® la dolorida frase de la madre del se?or De la Sierra, Mercedes Torres, la cual exclam¨®, entre sollozos: ?iEsto es horroroso. No s¨¦ lo que Dios querr¨¢ de m¨ª. Mi ¨²nico hijo, asesinado! ?.
Posteriormente fueron tra¨ªdos los cad¨¢veres en sus f¨¦retros de nuevo a la casa de Somosaguas, y aqu¨ª se celebr¨® otro funeral a las tres de la tarde, oficiado por el capell¨¢n de la familia, Jos¨¦ de Salazar Abrisqueta, y al que asistieron, como al anterior, exclusivamente las personas m¨¢s allegadas.
A las cuatro y media se inici¨® la salida del cortejo f¨²nebre para dar cumplimiento al entierro.
La polic¨ªa tambien acudi¨® al entierro, entre las aproximadamente, trescientas personas que llegaron al cementerio de San Justo, a las cinco de la tarde. Entre ¨¦stas, adem¨¢s de familiares y otros allegados, se contaron el ex presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro; los ex ministros Gregorio L¨®pez Bravo y Enrique de la Mata; I?igo de Oriol e Ybarra, Antonio Garrigues Walker y el diputado de UCD Joaqu¨ªn Satr¨²stegui.
Las hip¨®tesis manejadas, poco s¨®lidas
La polic¨ªa tendr¨¢ que explicar, si puede, lo todav¨ªa inexplicable. Los investigadores policiales coinciden en que son pocos los elementos con que cuentan. Esto ha llevado en el proceso de investigaci¨®n a interrogar ?a muchas personas en distintos sectores, incluidos los familiares y financieros?, seg¨²n confirman oficialmente fuentes del Ministerio del Interior. Incluso, por no desechar ninguna posibilidad, le ha sido tomada declaraci¨®n a un anciano familiar de los marqueses, cuyo estado de salud ps¨ªquica, al parecer, sufre de trastornos frecuentes, con el fin de cubrir incluso la hip¨®tesis de un acto de desequilibrio mental.
El aparente conocimiento de la vivienda por parte del autor del crimen es uno de los puntos que centran la investigaci¨®n. No as¨ª tanto el hecho comentado de que el caniche no emitiera ning¨²n ladrido. Seg¨²n ha declarado a EL PAIS la hija de los marqueses de Urquijo, Miriam, ?eso no tiene nada de anormal; no es que el perro estuviera drogado o algo as¨ª, sino, sencillamente, que es un perro un poco tonto?.
?En realidad, desconozco las actividades de mi padre?, a?adi¨® Miriam. ?Desde luego, mi padre iba todos los d¨ªas a su despacho en el Banco Urquijo. Yo lo he llamado muchas veces all¨ª por tel¨¦fono, hac¨ªa una vida en general muy tranquila, y los fines de semana los pasaba en casa, con mam¨¢ o con algunos amigos a quienes visitaban, pero no puedo decir con certeza si se ocupaba en algo m¨¢s que estos asuntos de negocios. Tampoco, hasta ahora, ha comentado nadie en la familia la posibilidad de que su muerte tenga relaci¨®n con alguna ¨¦poca lejana de su vida, La polic¨ªa no encuentra explicaci¨®n, o, al menos, no nos ha informado de ello, pero a nosotros todo esto nos resulta todav¨ªa mucho m¨¢s absurdo?.
La presunta eliminaci¨®n de la hip¨®tesis del atentado pol¨ªtico se basa en principio, fundamentalmente, por el modo en la actuaci¨®n criminal, a pesar de que en alguna ocasi¨®n se hubiera requerido a los marqueses el pago del impuesto revolucionario por parte de ETA, seg¨²n algunas fuentes allegadas a esta destacada familia de origen vasco.
La del robo se considera igualmente eliminada, por cuanto no se ha declarado la falta de ning¨²n objeto y porque parece evidente que el autor fue directamente a los dormitorios con determinado objetivo homicida.
Algunas informaciones se han referido, de forma tangencial, a una posible venganza pasional. Sin embargo, cualquier presunto indicio en este sentido parece haberse determinado como equ¨ªvoco, por el momento. Las informaciones recogidas de fuentes directas de la investigaci¨®n aseguran la inexistencia de datos firmes que avalen tal hip¨®tesis en el actual curso de los acontecimientos, a pesar de estimar ?alg¨²n tipo de venganza? como el m¨®vil m¨¢s aparente.
Tampoco parecen existir indicios como para sostener la suposici¨®n de un ajuste violento por razones financieras. El se?or De la Sierra, seg¨²n el criterio de observadores financieros y expertos en finanzas consultadas, no era un hombre decisivo en ninguna de las sociedades a las que pertenec¨ªa como consejero o vocal. La ¨²nica etapa que se le conoce como ejecutivo fue en su actividad, hace unos a?os, como presidente de Servicios Financieros, empresa del grupo del Banco Urquijo, en el cual ocupaba actualmente cargo de consejero, como consecuencia del importante -pero no mayoritario- paquete de acciones del mismo, del que era propietaria su familia.
Tampoco se descuid¨®, en un principio, la hip¨®tesis de la herencia. En esta direcci¨®n se hicieron gestiones sobre el marido de la hija mayor de las v¨ªctimas, que en seguida tiraron por tierra tal especulaci¨®n. No obstante, lleg¨® a tomarse declaraci¨®n al joven Rafael Escobedo Aldaiz, de veintis¨¦is a?os, natural de Madrid, esposo de Miriam de la Sierra Urquijo. El matrimonio se form¨® hace unos dos a?os, pero, desde hace cinco meses, los c¨®nyuges se hallan separados y en tramitaci¨®n de nulidad del matrimonio. Previamente a la boda se hab¨ªa legalizado la separaci¨®n de bienes conyugales. Rafael Escobedo, pese a la ruptura conyugal, asisti¨® al entierro de los marqueses de Urquijo.
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