Entre vascos y andaluces

Quisiera a?adir unas letras a la cartade V¨ªctor G¨®mez Pin que este peri¨®dico public¨® el 6 de agosto en relaci¨®n con unas declaraciones de Alejandro Rojas Marcos: ?No mirar¨ªa el se?or G¨®mez Pin con recelo o desconfianza inicial a alg¨²n que otro ciudadano andaluz, o a cierto autom¨®vil matriculado en Sevilla, si un curioso Frente de Liberaci¨®n Andaluz hubiera comenzado a colocar artefactos explosivos -para demandar un nuevo refer¨¦ndum en Almer¨ªa, o una just¨ªsima ley antilatifundista, o la salida de prisi¨®n de algunos afiliados a su grupo-, en Orio, Fuenterrab¨ªa, la playa de La Concha o -?ay!- en plenos sanfermines, para frenar el turismo y presionar sobre el Gobierno?Y, aunque al ecu¨¢nime se?or G¨®mez Pin esto no le suceder¨ªa, es indudable que no por ello dejar¨ªa de nacer entre muchos vascos cierta xenofobia respecto a los andaluces en general. ?Por qu¨¦ escandalizarse entonces de que esto mismo suceda, cambiados los papeles, lo diga Rojas Marcos o el mismo diablo? Lo cierto es que: esta desconfianza inicial hacia cualquier ciudadano vasco -que era lo que afir-

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maba el diputado del PSA, nos guste o no, existe, o al menos existi¨® -y me parece l¨®gico, aunque triste, como l¨®gico fue el filovasquismo que se respir¨® en este pa¨ªs durante los ¨²ltimos a?os del dictador-. Yo, al menos, cuando en plena campa?a de los chicos de ETApm me encontraba en Ja¨¦n y Granada, bien me guardaba de decir a cualquiera que era de donde soy./