Por una comunidad auton¨®mica uniprovincial para Madrid
En las ¨²ltimas semanas, por razones de diversa ¨ªndole, est¨¢ cobrando actualidad la necesidad de elaborar una propuesta auton¨®mica para la provincia de Madrid. La puesta en marcha, meses atr¨¢s, de una comisi¨®n para el estudio de la problem¨¢tica del autogobierno por parte de la diputaci¨®n provincial, el debate parlamentario, que ha evidenciado la urgencia de culminar la estructura auton¨®mica del Estado, y los obst¨¢culos que est¨¢ suponiendo la existencia de Coplaco para la revisi¨®n del planeamiento en el Area Metropolitana han sido elementos que han venido a confirmar la conveniencia de iniciar cuanto antes el proceso auton¨®mico en nuestra provincia con dos objetivos importantes, entre otros que luego veremos: contribuir a la estructuraci¨®n auton¨®mica del Estado, acercando el poder a los ciudadanos, y eliminar las trabas que en estos momentos dificultan el abordar una pol¨ªtica de progreso en los ayuntamientos que agrupan a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n de la provincia.La necesidad de hacer frente a estos temas ha llevado al comit¨¦ provincial de Madrid del PCE a adoptar una decisi¨®n d¨ªas pasados, de la que se dio cuenta a la opini¨®n p¨²blica: se trata de iniciar el proceso optando por la composici¨®n uniprovincial del futuro ente auton¨®mico. El hecho de que se hiciera p¨²blica esta decisi¨®n ha dado lugar, como era de esperar, a opiniones diversas. No se trata en este art¨ªculo de dar contestaci¨®n a las distintas opiniones, sino de clarificar las razones pol¨ªticas que han llevado al PCE a tomar tal decisi¨®n.
Es p¨²blico que esta opci¨®n ha sido fruto de un proceso iniciado en 1978, tras la asamblea de parlamentarios de Madrid. En aquella ocasi¨®n, de una u otra forma, la opci¨®n defendida por los representantes del PCE era la integraci¨®n de Madrid en Castilla/La Mancha. Era una apuesta condicionada por la indefinici¨®n de las provincias castellano-manchegas y basado, ante todo, en la b¨²squeda de un ¨¢mbito territorial suficiente para poder abordar una pol¨ªtica de racionalizaci¨®n de usos. de los movimientos poblacionales, etc¨¦tera, aparte del soporte que supon¨ªa la ?penetraci¨®n? de Madrid en algunas provincias lim¨ªtrofes (Guadalajara y Toledo, fundamentalmente), mediante los corredores del Henares, carretera de Andaluc¨ªa y corredor de la carretera de Toledo. Esa opci¨®n, que ten¨ªa como desventajas sustanciales la probable diluci¨®n del poder de la izquierda en la futura asamblea auton¨®mica (aun a pesar de tener el respaldo de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n) y el peligro de trasplantar la capitalidad de Madrid al ente auton¨®mico (con el consiguiente trasplante de una posible relaci¨®n ?metr¨®poli-colonia? entre Madrid y las provincias castellano-manchegas) fue desechada por el PCE, tras la definici¨®n de las fuerzas pol¨ªticas de Castilla-La Mancha por una comunidad auton¨®mica propia, de la que exclu¨ªan Madrid. Una situaci¨®n similar, quiz¨¢ con unos rasgos diferenciales m¨¢s acusados, se da con respecto a Castilla-Le¨®n, por lo que obviarnos ese posible planteamiento.
Sobre la base de los razonamientos anteriores, el PCE ya en las jornadas municipales celebradas en octubre del pasado a?o comienza a apuntar la alternativa uniprovincial, aunque sin un pronunciamiento oficial. Ya principios del a?o en curso (antes de que se constituyera la comisi¨®n para el autogobierno, a instancias de la diputaci¨®n), el comit¨¦ central, al configurar el mapa auton¨®mico del Estado, se define de forma contundente por la uniprovincialidad de Madrid.
Esta opci¨®n tiene como soportes pol¨ªticos fundamentales los siguientes:
1. Es necesario acabar con la situaci¨®n de ciudadan¨ªa de segunda clase de los habitantes de Madrid, ya que la capitalidad influye con car¨¢cter negativo sobre el desarrollo de la autonom¨ªa municipal, ya que el ¨®rgano de poder inmediatamente superior a las corporaciones locales es el Gobierno central, que tiende a recortar de manera m¨¢s clara que en el resto de las provincias el ¨¢mbito de actuaci¨®n de los municipios mediante organismos dependientes del mismo (Coplaco, Canal de Isabel II, Renfe, etc¨¦tera). Es necesario, por tanto, un organismo que, en cumplimiento del art¨ªculo 148 de la Constituci¨®n, pueda recoger las competencias que en materia de urbanismo, sanidad, ense?anza, ordenaci¨®n del territorio, vivienda, etc¨¦tera, hoy est¨¢n en manos de la Administraci¨®n central.
2. Se precisa abordar una pol¨ªtica que, recogiendo la espec¨ªfica realidad de la provincia, pueda dar soluci¨®n a los graves desequilibrios territoriales que en ella se dan (de renta per c¨¢pita y de car¨¢cter econ¨®mico en general, de equipamientos sociales, de infraestructura, etc¨¦tera). No son iguales las condiciones de vida de un ciudadano de Madrid-municipio, que las de un ciudadano de la sierra pobre, de la vega del Jarama o del Taju?a. Una pol¨ªtica que tenga entre sus objetivos prioritarios la salvaguarda del equilibrio ecol¨®gico, abordar a fondo la descontaminaci¨®n de los r¨ªos, preservar las zonas naturales... y eso s¨®lo puede llevarse a la pr¨¢ctica desde un ente de poder aut¨®nomo, cuya misi¨®n preferente sea dar soluciones a la provincia, sin interferencias de ning¨²n tipo (salvo las que se deriven del ordenamiento constitucional).
3. El desarrollo de la democracia tendr¨ªa un soporte fundamental en el Gobierno auton¨®mico madrile?o, ya que previsiblemente la asamblea elegida estar¨ªa compuesta por una mayor¨ªa de izquierdas y, evidentemente, ese hecho supone en la pr¨¢ctica un elemento corrector de la actuaci¨®n monocolor del poder central, que ante decisiones de importancia se ver¨ªa obligado a establecer negociaciones y acuerdos con el poder aut¨®nomo y, por tanto, con las fuerzas de izquierda.
Al mismo tiempo, ser¨ªa necesario asumir la realidad en cuanto a la relaci¨®n especial que de hecho existe entre Madrid y las futuras comunidades auton¨®micas lim¨ªtrofes (Castilla-Le¨®n y Castilla-La Mancha), por lo que habr¨¢n de articularse acuerdos de car¨¢cter preferencial con dichas comunidades al amparo del art¨ªculo 145 de la Constituci¨®n.
Estos soportes pol¨ªticos, que no son ¨²nicos, evidencian la necesidad de ir de manera urgente a la iniciaci¨®n del proceso auton¨®mico. Para ello es preciso, en primer t¨¦rmino, un acuerdo de la izquierda para iniciar las oportunas negociaciones con UCD, que debe tambi¨¦n participar en el proyecto. Proyecto que nosotros creemos debe encauzarse a trav¨¦s del art¨ªculo 143 de la Constituci¨®n. ?Por qu¨¦ ese art¨ªculo y no el 144? Aunque es palmario que tanto uno como otro van a suponer una negociaci¨®n con UCD (aunque en distintos ¨¢mbitos), creemos que la v¨ªa del 144 supone, en primer t¨¦rmino, negociar en inferioridad de condiciones, puesto que el ¨²nico instrumento pol¨ªtico aprobatorio ser¨ªan las Cortes Generales. Adem¨¢s, utilizar¨ªamos una v¨ªa que no har¨ªa otra cosa que sustituir la iniciativa de las corporaciones locales, con lo que hurtar¨ªamos a los ayuntamientos una parcela pr¨¢ctica de primer¨ªsima importancia en el ejercicio de la autonom¨ªa municipal. Asimismo, desde una ¨®ptica progresista es fundamental la actuaci¨®n, como protagonistas del proceso, de ayuntamientos y diputaci¨®n, por ser los ¨®rganos de poder pol¨ªtico m¨¢s cercanos al pueblo y los que m¨¢s f¨¢cilmente y de forma m¨¢s directa pueden sensibilizar a los ciudadanos, identific¨¢ndolos de una manera natural con el proyecto auton¨®mico a trav¨¦s de las posibilidades de resoluci¨®n de los grandes problemas de sus pueblos y ciudades (urbanismo, sanidad, ense?anza, etc¨¦tera).
Hay un ¨²ltimo aspecto que convendr¨ªa resaltar y al que se ha hecho alusi¨®n en numerosas ocasiones: la falta de conciencia auton¨®mica del pueblo madrile?o, la inexistencia de factores como la lengua, la tradici¨®n, el acervo cultural, etc¨¦tera, que, de una forma u otra, se dan en otras regiones del Estado y, sobre todo, en las nacionalidades hist¨®ricas. Este es, en efecto, un obst¨¢culo con el que tenemos que contar, no para dilatar la iniciaci¨®n del proceso, sino para ajustarlo a las condiciones concretas de nuestra provincia. La inexistencia de una conciencia auton¨®mica es real. Por ello, se trata de ubicar la toma de decisiones con respecto al tema en las corporaciones locales. Y realizar una amplia campa?a de sensibilizaci¨®n partiendo de los problemas cotidianos, no ideol¨®gica, no cultural, sino planteando qu¨¦ soluciones iba a aportar la autonom¨ªa a Madrid municipio, a las comarcas de la cuenca del Taju?a, de la sierra pobre, de la vega del Jarama, etc¨¦tera, en el ejercicio de las competencias que desde el urbanismo y la ordenaci¨®n del territorio hasta la protecci¨®n del medio ambiente y el desarrollo agr¨ªcola pondr¨¢ a disposici¨®n de los madrile?os el art¨ªculo 148 de la Constituci¨®n.
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