Avalancha de turistas en las playas de Santander
Imposible encontrar una cama libre este mes de agosto en Santander. Los hoteles registran un lleno total, igual que los campings y alojamientos de todo tipo fuera de registro -se estiman unas 125.000 plazas-, y los viajeros de paso sin reserva deben pernoctar en sus coches o plantar la tienda a campo abierto. La campa?a terrorista de ETA en las costas mediterr¨¢neas es en gran parte responsable de la inesperada avalancha de turistas que, pese a la generalizada situaci¨®n de crisis, recibe este a?o Cantabria, inmune a los atentados por su situaci¨®n lim¨ªtrofe con el Pa¨ªs Vasco, que la convierte en vanguardia estrat¨¦gica de los elementos terroristas. La garant¨ªa de paz y orden se impone a la garant¨ªa de sol, aunque no sea este el mayor aliciente que ofrece al turista Santander.
?Novia del mar vestida de fiesta?, ?Perla del Cant¨¢brico?, ?Atenas del Norte?... Al repertorio de ep¨ªtetos y per¨ªfrasis que ha recibido Santander de juglares y poetas, desde Jes¨²s Cancio a Jorge Sep¨²lveda, se le acaba de a?adir el de Costa de la Paz, como empieza a ser conocida y revalorizada en el extranjero desde que comenz¨® la acci¨®n terrorista en los centros tur¨ªsticos del Mediterr¨¢neo.Existe, sin duda, una relaci¨®n entre el auge de turismo que experimenta Cantabria este verano y las razones de prudencia y seguridad que pesan a la hora de elegir d¨®nde pasar las vacaciones. Pero ser¨ªa un error olvidar que Santander tiene por propia naturaleza una vocaci¨®n tur¨ªstica ya tradicional y, a la vez, en expansi¨®n, y que est¨¢ en condiciones de ofrecer alicientes m¨¢s atractivos y sustanciosos que la mera ausencia de violencia terrorista, por lo dem¨¢s, algo incontrolable y coyuntural.
Remedando el lenguaje de los folletos propagand¨ªsticos, se podr¨ªa hablar de un clima suave, que, con un poco de suerte, permite ligar bronce c¨¢ntabro en cantidad, y adem¨¢s el placer de dormir con manta; de treinta kil¨®metros de playa todav¨ªa por contaminar, del pescado fresco; un sinf¨ªn de delicias gastron¨®micas y otros monumentos de inter¨¦s hist¨®rico-art¨ªstico-nacional.
Agosto es una feria
En verano, particularmente durante el mes de agosto, Santander capital es una feria perpetua y plural, abierta a todas las edades, gustos y aficiones. Incluye competiciones deportivas, como el encuentro futbol¨ªstico Copa Ciudad de Santander; espect¨¢culos taurinos en las fiestas de Santiago y las corridas ben¨¦ficas de las c¨¦lebres Hermanitas de la Caridad. Hasta una feria de afirmaci¨®n ganadera, que instal¨® por primera vez este a?o sus pabellones en pol¨¦mica vecindad con el palacio de La Magdalena, sede de la Universidad Internacional, donde se pudieron admirar bellos ejemplares de vacas frisonas y sementales de tiro, que acudieron el ¨²ltimo d¨ªa a competir.La vida cultural, que durante los meses de verano languidece en todas las ciudades, se anima m¨¢s que nunca en Santander por estas fechas. Los cursos y conferencias de la Universidad Men¨¦ndez y Pelayo, los espect¨¢culos y conciertos del Festival de M¨²sica y Danza, el concurso de piano Paloma O'Shea, o el ciclo de m¨²sica coral y ¨®rgano, son los principales componentes del programa de actos culturales, todos ellos encuentros de dimensi¨®n internacional.
Caza, pesca, monta?ismo, tenis, golf..., deportes n¨¢uticos, incluido el surf completan la oferta del abanico recreativo: m¨²ltiples opciones para ocupar el ocio y llevar a la pr¨¢ctica aquel famoso lema Mens sana et corpore... insepulto.
Los veraneantes
Burgu¨¦s, tranquilo, familiar. El aumento de turistas no ha modificado el genuino car¨¢cter de Santander, tradicional ciudad de veraneo de la respetable mesocracia nacional. En su mayor parte -el 75%-, los visitantes proceden de Barcelona, Madrid, varias ciudades castellanas, como Valladolid, Palencia o Burgos, y Vizcaya, aunque los vascos son menos este a?o. Suelen ser clientes habituales que vuelven cada temporada a la misma. playa y al mismo apartamento u hotel. La novedad y el cambio no es un ingrediente esencial de su vacaci¨®n ideal, que consiste en gozar del descanso en un clima apacible, atemperado por la brisa marina y las lluvias intermitentes, cultivar el placer de la buena mesa, la siesta reposada, los juegos y tertulias de terraza o sal¨®n y, como distracci¨®n complementaria, practicar alg¨²n tranquilo deporte y salidas nocturnas al casino o a los conciertos y espect¨¢culos del festival... Todo con mucha mesura y morigeraci¨®n.Los extranjeros, alemanes e ingleses que embarcan en los ferries Armorique y Brezh-Izel, en Plymouth, respetan la t¨®nica de circunspecci¨®n general que marcan los veraneantes ?hist¨®ricos?. La ¨²nica alteraci¨®n del orden p¨²blico son los embotellamientos del tr¨¢fico. ?La culpa la tienen los conductores madrile?os, que ponen nerviosos a los de aqu¨ª, acostumbrados todo el a?o a una marcha m¨¢s lenta?, es la t¨ªpica explicaci¨®n del taxista local.
Un marco retro y camp
El paseo de Pereda, frente a los diques del puerto y los parterres plagados de hortensias, en el centro de la ciudad, y el Salinero, exponente m¨¢ximo de ese encanto algo caduco y demod¨¦e, del aire, entre provinciano, retro y camp, que impregna Santander, capital famosa por su integrismo a ultranza: estos son los dos polos de concentraci¨®n tur¨ªstica, circuitos de paseo, encuentro y tertulia de los veraneantes.A la ca¨ªda de la tarde se arraciman en las terrazas del hotel y del casino, ?fijas sombras pintadas sobre el verde crep¨²sculo en penumbra?, describi¨® el poeta santanderino Jos¨¦ Luis Hidalgo estos entra?ables edificios; bajo los toldos de los bares y cafeter¨ªas que se alinean a lo largo del paseo; ocupan los sillones plegables de rejilla met¨¢lica que el ayuntamiento pone a disposici¨®n del p¨²blico previo pago de dos pesetas.
En este marco posan los veraneantes. Grupos familiares mod¨¦licos, como extra¨ªdos de una instant¨¢nea de Kodak-color, se?oras de edad indeterminada, ?vestidas para cenar?, modelo convencional de boutique cara, y el cabello moldeado en suaves ondas. Caballeros de traje y corbata, con expresi¨®n ap¨¢tica de sufrido aburrimiento, y algunos j¨®venes que se atreven a llevar vaqueros.
Es curioso el contraste que ofrece el cuadro con las abigarradas im¨¢genes que pueblan las playas meridionales y levantinas. La multitud no es aqu¨ª continua exhibici¨®n ante s¨ª misma, espectacular desfile de tipos y atuendos insinuantes, grotescos, de ex¨®ticos y equ¨ªvocos travestismos.
Tampoco se ven los puestos callejeros de hippies artesanos o los chiringuitos de hamburguesas incomestibles que proliferan por otras zonas tur¨ªsticas. Ni esos museos del horror, monumentos kitchs, que son las tiendas de souvenirs. El buen gusto y El gran gusto priva en las playas de Santander. As¨ª se llaman las flotillas de camionetas ambulantes que sacian la sed del ba?o-sol con helados y refrescos.
Y cuidado las heli¨®filas intr¨¦pidas que se les ocurra prescindir de alguna pieza del biquini: en las playas m¨¢s concurridas pueden verse, avergonzadas, y hasta detenidas, por alg¨²n celoso guardi¨¢n de la moral y buenas costumbres.
Campistas furtivos, congresos y programas IT
?Hay m¨¢s turistas que otros a?os, pero menos dinero?, matiza el delegado de Turismo, Javier Garc¨ªa-Enterr¨ªa, el alcance del boom tur¨ªstico que vive Santander. ?Una vez pagado el hospedaje, se restringen gastos superfluos, y esta tendencia al ahorro se detecta, sobre todo en restaurantes, cafeter¨ªas y otros establecimientos de ¨ªndole similar, cuya capacidad de oferta en la provincia es superior a la que poseen los establecimientos hoteleros?.?Mucha gente resuelve la comida a base de bocadillos y platos fr¨ªos, comprando directamente en ultramarinos y supermercados, que este verano est¨¢n haciendo su agosto?.
La t¨¢ctica de reducir gastos simplificando la dieta no parece, sin embargo, algo preocupante cuando en la famosa cocina de La Colasa, en Comillas, n¨²cleo de una aristocr¨¢tica comunidad estival, hay que hacer cola para ocupar una mesa y consumir uno de esos s¨®lidos y nutridos men¨²s de la alta gastronom¨ªa c¨¢ntabra, tan penosos de digerir cuando hace calor.
Los campistas furtivos, que, a falta de plaza en los campings, instalan su tienda en cualquier prado, es un problema originado por la avalancha tur¨ªstica que s¨ª preocupa al delegado de Turismo. ?La Guardia Civil los conmina a marcharse, pero si se resisten no pueden hacer nada, porque no se trata de emplear la coacci¨®n ni la violencia. A veces, estas ocupaciones provocan conflictos con los propietarios de las tierras?.
Los criterios que orientan la promoci¨®n del turismo en Santander no est¨¢n en la l¨ªnea de estimular el campismo u otras variantes de vacaciones baratas para un turismo popular. ?Interesa mantener unas cotas de calidad en las ofertas y en los precios?, afirma el se?or Garc¨ªa-Enterr¨ªa. ?Tambi¨¦n conviene extender la duraci¨®n de la temporada, que ahora se concentra en los meses dejulio y agosto?.
?Los deportes de invierno, la caza mayor y la pesca de la trucha y del salm¨®n, que en diferentes meses del a?o se pueden practicar en Cantabria, ser¨ªa una forma de conseguir esa desestacionalizaci¨®n si los empresarios y promotores organizasen esos programas todo incluido que se llaman paquetes o IT?.
?Convertir Santander en sede habitual de convenciones y congresos es otro medio de regularizar la demanda tur¨ªstica. Para ello habr¨ªa que construir un palacio de congresos, que, por otra parte, ya es necesario para la ciudad. Las instalaciones provisionales de la plaza Porticada, donde se celebra el festival internacional, no re¨²nen las condiciones adecuadas y m¨¢s de un director de orquesta se ha negado a actuar aqu¨ª por ese motivo ?.
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