El atletismo de Juan Manuel de Hoz
Con unos m¨¦todos m¨¢s que dudosos, pues se ha servido para ello del aparato federativo, Juan Manuel de Hoz, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Atletismo, ha comenzado su campa?a electoral con vistas a permanecer en el cargo que ocupa otro per¨ªodo similar. Reci¨¦n terminados los Juegos de la 22? Olimpiada, ha ca¨ªdo en mis manos una extensa carta de ocho folios a un espacio (los periodistas llamamos a eso diecis¨¦is folios) que el presidente escribi¨® antes de los Juegos a m¨¢s de trescientos destinatarios, todos ellos con una parcela de responsabilidad en el atletismo espa?ol. La carta no es sino el memorial de ¨¦xitos de una gesti¨®n no terminada, que me hubiera resistido a comentar, de no haber sido porque, tras la m¨¢s que aceptable actuaci¨®n espa?ola en Mosc¨², Juan Manuel de Hoz no ha evitado las declaraciones que le permitan seguir coloc¨¢ndose coronas de laurel.Lo dif¨ªcil que ha sido ganar consideraci¨®n para el atletismo espa?ol lo subraya De Hoz en un sabroso p¨¢rrafo: ?Aqu¨ª no hay clubes. Aqu¨ª tenemos que pagar todo: material, pistas, empleados, dietas, viajes, comisiones, jornales, sueldos, sostenimiento, becas, ayudas, equipaci¨®n... Todo?. Hace bien el entrevistador en titular algo as¨ª como ?Juan Manuel de Hoz y su atletismo?, porque, dichas las cosas como las dice De Hoz, el atletismo, realmente, parece suyo. (Y lo que debemos evitar quienes todav¨ªa nos gusta un poco el tema es que De Hoz llegue a levantar escritura ante notario y registre, definitivamente como suya, la propiedad del atletismo espa?ol. Dicho sea esto fuera de toda broma). Cualquier contable malo, y cualquier buen aficionado, deber¨ªa prepararse ahora para exigir que en el pr¨®ximo balance de las cuentas de la federaci¨®n espa?ola no aparezcan r¨²bricas repetidas como empleados, jornales y sueldos (lo de comisiones es digno de ser investigado a fondo), becas y ayudas, material y equipamiento, etc¨¦tera. Y cualquier directivo que se precie debe empezar por exigir aclaraciones a la afirmaci¨®n tan valiente de que ?aqu¨ª no hay clubes?. Vamos, en este punto, con la carta electoralista.
Aqu¨ª lo que no hay es respeto a los clubes. El ¨²nico p¨¢rrafo de la famosa carta con el que se puede estar de acuerdo est¨¢ al final de los ocho -o diecis¨¦is- folios: ?Es indudable que los clubes forman la federaci¨®n y son -falta el son, pero se sobreentiende- su ¨²nico motivo de existencia, como las federaciones provinciales y regionales son la raz¨®n de la existencia de la federaci¨®n espa?ola?. Pero las cosas, en la realidad, no son as¨ª. Los clubes no pintan nada en la federaci¨®n. Su representaci¨®n es m¨ªnima y, por muy democr¨¢tica que haya sido, su ineficacia est¨¢ ampliamente contrastada. Por ejemplo, los clubes est¨¢n esperando a¨²n el acta de su ¨²ltima asamblea, en octubre de 1979, para refrescar la memoria, para acordarse de las innumerables cuestiones all¨ª debatidas y elevadas a la federaci¨®n, y que ¨¦sta, ni que decir tiene, no ha atendido. Los clubes est¨¢n deseando enterarse de los motivos por los que el atletismo de Juan Manuel de Hoz -?su atletismo?- se lleva el 90% del presupuesto ordinario, y los clubes -?el ¨²nico motivo de existencia de la federaci¨®n?; esto es, el verdadero atletismo- s¨®lo disponen del 10% restante. Los clubes est¨¢n, incluso, esperando siquiera que sus representantes, los de la Comisi¨®n Nacional de Clubes, que tan bien funciona seg¨²n uno de los p¨¢rrafos de los diecis¨¦is folios, tengan a bien acusar recibo y contestar a los escritos que con quejas y preocupaciones se les env¨ªa.
Los clubes que hacen el verdadero atletismo reciben una exigua subvenci¨®n del atletismo de Juan Manuel de Hoz, cuando lo correcto ser¨ªa que el atletismo de ¨¦ste y de sus directivos recibiesen una asignaci¨®n del verdadero atletismo para el mantenimiento de la burocracia. Esa subvenci¨®n, adem¨¢s, puede recibirse hasta dos a?os despu¨¦s del per¨ªodo al que corresponde, con el l¨®gico perjuicio monetario derivado de los efectos de la inflaci¨®n. Aun as!, los clubes pagan -los que pueden, claro, con otros medios que se buscan- ?material, pistas, empleados, dietas, viajes, comisiones, jornales, sueldos, sostenimiento, becas, ayudas, equipaci¨®n... Todo?. ?Que la federaci¨®n tambi¨¦n lo hace? Yo no lo, s¨¦. Yo no lo dudo. Pero no tiene por qu¨¦ hacerlo. Los clubes no pueden disponer de sus atletas en competiciones de clubes cuando el atletismo de Juan Manuel de Hoz los necesita para otros menesteres. Los clubes organizan competiciones sin la m¨¢s m¨ªnima subvenci¨®n. Toda una Copa de Europa de Clubes acaba de organizar el Club Vallehermoso sin la m¨¢s m¨ªnima ayuda de la federaci¨®n. (Como s¨¦ que se me dir¨¢ que entregaron 500.000 pesetas, me anticipo a aclarar que esa cantidad se da religiosamente todos los a?os al equipo espa?ol que participa en la Copa de Europa, sin que, a mayor abundamiento, se revise al alza, como al alza se revisan los sueldos de los funcionarios, las becas a los atletas, los costes de la revista federativa, e incluso las ayudas ordinarias a los clubes).
Aqu¨ª lo que no hay es respeto a la base del atletismo, y cuando Juan Manuel de Hoz escribe en su primera actividad como candidato a la presidencia que su programa de clubes se ha cumplido, que se les ha potenciado, yo confirmo la evidencia que y ten¨ªa hace tiempo: que su intenclon en relaci¨®n con los clubes, sobre todo con los llamados poderosos, ha sido debilitarlos. Cuando Juan Manuel de Hoz escribe que todos tienen que buscar recursos procedentes de industrias, banca, multinacionales, oculta que el principal instigador de la ruptura entre Pepsi y Vallehermoso fue ¨¦l. Cuando dice que m¨¢s no se puede hacer porque a su atletismo no le dan quinientos millones, evita sacar la calculadora y sumar a los 260 millones de subvenci¨®n ordinaria los trescientos millones que para construir instalaciones de atletismo (v¨¦ase la prensa deportiva del 14 de agosto) le ha girado el Tesoro p¨²blico.
Renuncio a comentar p¨¢rrafo a p¨¢rrafo la soflama electoral. Se me cae la cara de verg¨¹enza que no se mencione el abandono del atletismo escolar por la intransigencia de su equipo federativo (veremos pronto qu¨¦ base va a soportar la continuidad de un atletismo de ¨¦xitos que ahora recoge los frutos de la existencia, en otros tiempos, de la promoci¨®n que ahora falta); me maravilla que se reconozca que ha fracasado en el tema entrenadores, que el aparato federativo funciona mal y que la marcha de un determinado funcionario del Departamento de Estad¨ªstica se ?resinti¨®?. Hay cosas que conviene no menearlas, porque muchas personas del verdadero atletismo s¨ª que ?resintieron? bastante de tal funcionario.
Todo un memorial de ¨¦xitos, s¨ª, el que describe De Hoz, que no es, a mi juicio, sino el memorial de agravios que padece el atletismo espa?ol; el atletismo, hoy, de De Hoz, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Atletismo, que prepara ya, seg¨²n parece, su campa?a electoral.
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