Curso de Teolog¨ªa de La Granda: "El cristianismo no se propone instaurar un modelo social
Las conclusiones del curso de Teolog¨ªa desarrollado la semana pasada en La Granda (Avil¨¦s), con el t¨ªtulo gen¨¦rico de Lecturas del cristianismo, modelos de sociedad han llevado a los participantes a rechazar el esquema monocausal en las relaciones cristianismo-sociedad (lo social segregando lo cristiano, lo cristiano produciendo lo social). M¨¢s que monocausalidad, se ha hablado de circularidad y mutua interacci¨®n de ambos factores.
Los te¨®logos asistentes a La Granda entienden que la complejidad de las relaciones cristianismo-sociedad desautoriza el esquematismo con que se habla; por ejemplo, de constantinismo o de la ¨¦tica calvinista como causa del capitalismo. El cristianismo no se propone instaurar un determinado modelo social. Las iniciativas de esta l¨ªnea han fracasado siempre. Lo que s¨ª ha hecho el cristianismo es ofrecer una serie de valores, pautas de conducta, reglas de comportamiento, etc¨¦tera, y, a la vez, criticar formas o relaciones sociales, que, por ser antihumanas, son tambi¨¦n antievang¨¦licas. En el curso se ha llamado la atenci¨®n sobre la dificultad en la que se encuentran las actuales teor¨ªas sociales, incluida la teor¨ªa cr¨ªtica de la escuela de Francfort (Habermas, Adorno, Borkheimer) para fundar una axiolog¨ªa.El seminario de Teolog¨ªa, dirigido por Olegario Gonz¨¢lez de Cardedal, catedr¨¢tico de la. Universidad Pontificia de Salamanca, ha sido organizado por la Escuela Asturiana de Estudios Hisp¨¢nicos, que dirige el catedr¨¢tico de Econom¨ªa Juan Velarde Fuentes. Este seminario ten¨ªa como objetivo entablar un discurso teol¨®gico en el ¨¢mbito no eclesi¨¢stico sobre un tema que interesa a varias disciplinas, motivo por el que participaron profesores universitarios de diversas ciencias humanas, adem¨¢s de los te¨®logos de oficio. Paolo Siniscalco, de la Universidad de Roma, subray¨® que, aunque con algunas incertidumbres, vacilaciones y errores, en la edad constantintana continu¨® patente en la vida de las comunidades cristianas la exigencia evang¨¦lica imprescindible de ?estar en el mundo sin ser de este mundo?.
Leotanes Egido, profesor de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid, desmitific¨® el t¨®pico de considerar al calvinismo como elemento revolucionario de la ordenaci¨®n social del siglo XVI, para concluir que, m¨¢s que transformar a la sociedad, ¨¦sta le fue transformando a ¨¦l. Seg¨²n Pierre Eyt, rector del Instituto Cat¨®lico de Toulouse, ?desde los comienzos, las comunidades cristianas han comprendido que el evangelio invitaba a una transformaci¨®n o a una conversi¨®n de las relaciones sociales.
Pikaza, de la Universidad Pontificia de Salamanca, distingui¨® fundamentalmente dos lecturas del Nuevo Testamento: la de los evangelios, sin¨®pticos, m¨¢s abiertos a la transformaci¨®n social, y la de san Pablo, m¨¢s centrado en la interioridad del cristiano. Ram¨®n Trevijano, de la Universidad Pontificia de Salamanca, ponder¨® un aspecto subversivo del mensaje cristiano primitivo: el haber puesto los fundamentos de lo que hoy llamamos secularidad. En fin, H¨¦ctor Borrat, cubano exiliado y profesor de la facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, al referirse a la reciente visita del Papa a Brasil, dijo que con ella Juan Pablo II parec¨ªa reconocer la proyecci¨®n mundial de aquella vanguardia episcopal, que ha concretado su ?opci¨®n por los pobres; no s¨®lo en los marginados y campesinos, donde la Iglesia ya encontraba su clientela habitual, sino tambi¨¦n en la clase obrera.
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