"La ideolog¨ªa no es mas que un suced¨¢neo de la teolog¨ªa", seg¨²n Marco Panella
Marco Panella, italiano, ex periodista y, hoy, el m¨¢s c¨¦lebre miembro del Partido Radical italiano y del Parlamento Europeo, que, hace poco m¨¢s de un a?o, fue elegido por primera vez por sufragio universal. En Italia y en la Asamblea Europea, las palabras de Panella, y a veces las ?palabrotas?, como ocurri¨® d¨ªas pasados en el hemiciclo comunitario, suenan casi siempre como una voz de estreno o de desaf¨ªo. En una conversaci¨®n mantenida en Estrasburgo con nuestro corresponsal en Par¨ªs, el diputado italiano se explic¨® sobre la teor¨ªa radical, que le ha convertido en el personaje m¨¢s seductor, irritante y rebelde entre los pol¨ªticos europeos.
El mismo lo reconoci¨® al terminar la conversaci¨®n, de tres horas, en su despacho del Parlamento Europeo de Estrasburgo: ?Lo que no s¨¦ muy bien es c¨®mo va usted a ordenar todo lo que le he dicho?. Panella es como las cataratas del Ni¨¢gara. Todo en ¨¦l es un torrente: la palabra, la altura, la belleza, la vitalidad, la pasi¨®n, la inteligencia, la malicia oportuna, la cortes¨ªa. No es raro que alguno de sus detractores, despectivo y envidiosillo, comente sobre el personaje: ?Lo que ocurre es que Panella gusta a las chavalas?. Es muy posible, pero no por guapo solamente. Panella, para un ortodoxo de la izquierda, debe ser un aventurero ideol¨®gico. Para un conservador, el diablo sin cuernos. Un comunista ver¨¢ en ¨¦l a un charlat¨¢n. El observador de una cierta sensibilidad dir¨¢ que es un individuo interesante. Quien le descubriera repentinamente el otro d¨ªa, en el hemiciclo de Estrasburgo, o a trav¨¦s de las radios y televisiones europeas, grit¨¢ndole a la presidenta, Simone Veil: ?Mire usted. lo ¨²nico que tengo que decirle es merde?, pensar¨¢, por lo menos, que Panella es simp¨¢tico, diferente o repugnante. Y el p¨²blico adicto a la f¨®rmula matem¨¢tica, seg¨²n la cual dos m¨¢s dos son siempre igual a cuatro, se ofender¨¢ ante el personaje. Por todas estas razones es posible que Panella guste. Y no s¨®lo a las chavalas. Por las mismas razones, en esta ocasi¨®n, su interlocutor comprendi¨® que los esquemas cl¨¢sicos de la entrevista period¨ªstica no serv¨ªan para hablar con Panella, que en cuanto se le insin¨²a un esbozo de pregunta agarra el tema y suelta un cap¨ªtulo o un libro, pero no recitando.A lo largo de la conversaci¨®n con Panella, en varias ocasiones dice, subraya y recalca: ?No, por favor, no; yo nunca he hablado de radicalismo. En veinte a?os nunca he pronunciado esa palabra. Rechazo esa noci¨®n ideol¨®gica. Para mi, en tanto que laico, la ideolog¨ªa no es m¨¢s que un suced¨¢neo de la teolog¨ªa. Y el Partido Radical italiano no es un partido-iglesia. Los partidos tradicionales s¨ª lo son. Por eso, dichos partidos tienen una respuesta a punto para todo, incluso para aquello sobre lo que nunca han discutido o reflexionado. La pol¨ªtica es algo que hay que crear, y, naturalmente, son necesarios principios, objetivos, un m¨¦todo, respeto de las reglas del juego, pero con ciertas limitaciones y no reglament¨¢ndolo todo ?.
?Soy enemigo del radicalismo?
Una en¨¦sima ?metedura de pata? del periodista, incapaz de eliminar de su vocabulario la palabra ?radicalismo?, provoca de nuevo a Panella: ?Soy enemigo del radicalismo. Yo quiero que el Partido Radical italiano se llame "partido" y "radical". Es una lucha sem¨¢ntica, es total, es de lenguaje, de di¨¢logo. El PR no es un movimiento, sino un partido radical. Para que vea usted con un ejemplo: dicen que la democracia parlamentaria est¨¢ agotada. Pues bien, para m¨ª, la libertad democr¨¢tica y libertaria es la esperanza. Cierta derecha liberal es un patrimonio enorme de una cierta izquierda, y en ese sentido yo soy un clasista de la democracia?.
Para mayor claridad, para que se vea, seg¨²n Panell¨¢, que el PR es un partido: el Partido Radical italiano tiene militantes (3.000 actualmente), pero que gozan de libertad total. Un miembro del PR puede votar o no, puede pertenecer a otro partido de derechas o de izquierdas, puede matar a otra persona sin ser expulsado. Un parlamentario radical no est¨¢ sometido a ninguna disciplina de voto. Para los radicales, ?no se trata de presentarse siempre a las elecciones, ni lo contrario?. El Partido Radical es libertario, ?en la medida en que la peor de las leyes es mejor que la ausencia de leyes?. Cada a?o celebra un congreso, pero el mismo d¨ªa, y adem¨¢s se celebra aunque s¨®lo asistan, por ejemplo, tres delegados. La decisiones del congreso se aprueban por una mayor¨ªa del 75%, ?por razones morales?. El origen, la condici¨®n y la nacionalidad no cuentan para hacerse miembro, y esto ¨²ltimo se realiza sin solicitarlo: el ciudadano se inscribe, cotiza y se compromete te¨®ricamente con la carta del partido, y, listo. Alg¨²n miembro tiene tan s¨®lo siete a?os de edad. Los radicales, cuando se manifiestan, circulan por las aceras y respetan los sem¨¢foros. Resumiendo: el Partido Radical italiano es de extrema izquierda, provocador, libertario, socialista, no violento, laico, anticlerical y antimilitarista. ?Y estamos en el Parlamento?, dice Panella, ?porque nosotros estamos presentes donde es posible poner en pr¨¢ctica la democracia?.
Ante un partido as¨ª cabe preguntarse para qu¨¦ sirve en este mundo occidental la democracia burguesa, bien planchada. Panella diserta, sin fin, sobre la cuesti¨®n, refiri¨¦ndose especialmente a la labor del PR y de los parlamentarios radicales en Italia: ?Todos los dem¨¢s partidos, en mi pa¨ªs, tienen prensa, dinero, organizaciones de toda especie, programas; pero el ¨²nico que funciona e influye en el curso de la vida de los italianos es el nuestro, que no tiene ni prensa, ni finanzas, ni nada. ?Qui¨¦n fue capaz de recoger seis millones de firmas para el refer¨¦ndum? A nivel pol¨ªtico, nosotros; claro que tambi¨¦n somos un partido. Es cierto que quienes gobiernan son los industriales, los partidos?.
?Gobernar es incidir en lo cotidiano?
?Pero nosotros sensibilizamos por ocuparnos de los temas que le interesan al ciudadano en su vida diaria. Es decir, modificamos la existencia, forzando las elaboraciones de las leyes que eliminan los tab¨²es sociales. Gobernar es incidir en lo cotidiano?.
Pregunta. ?Qu¨¦ es para Panella ser radical?
Respuesta. Veamos: soy radical, y por ello soy dem¨®crata, pero por convicci¨®n, y no por ideolog¨ªa. Soy radical, y por ello conservo los ideales liberales de la revoluci¨®n burguesa, pero de manera intransigente. Soy antirrevolucionarista, y no antirrevolucionario. La verdadera revoluci¨®n es reformadora. Yo soy reformador. La revoluci¨®n es un movimiento continuo, y no un salto; es decir, la destrucci¨®n. Yo soy reformador, y no reformista. El reformador cambia las estructuras, mientras que el reformista cambia cosas insignificantes. El orden existente es el desorden, la locura (armas, hambre, terror). Lo que se llama la distensi¨®n es inercia, es ilusi¨®n (asesinos y asesinados se entienden). La verdadera distensi¨®n es la creaci¨®n de1a paz. Creo en el di¨¢logo, pero no olvidando que la estructura sovi¨¦tica tiene las mismas necesidades que la nazi. En resumen, la ¨²nica soluci¨®n es la defensa popular, no militar?.
P. ?Es usted clasista?
R. La realidad de las clases es actual e importante. Pero no hay necesidad de recurrir a Marx ni de ser marxista, en consecuencia. Seg¨²n las condiciones econ¨®micas ,y sociales, se plantean situaciones diferentes, y s¨®lo los que realmente tienen inter¨¦s por liberarse consiguen m¨¢s justicia y m¨¢s bienestar. Se lucha no por una ideolog¨ªa, sino por intereses. Me explico con un ejemplo: s¨®lo luchan por el saneamiento del mar los que viajan y desean el agua limpia. La l¨®gica de clases es la liberaci¨®n.
P. ?Podr¨ªa decirse que el Partido Radical italiano es la traducci¨®n pol¨ªtica de los movimientos sociales surgidos durante los ¨²ltimos decenios?
R. En cierta medida, s¨ª, porque el PR debe ser un desemboque pol¨ªtico de las exigencias sociales. La democracia es eso: traducir pol¨ªticamente los problemas de la sociedad, pero los partidos tradicionales ofrecen soluciones ideo l¨®gicas.
P. ?Responde el PR a exigencias espec¨ªficamente italianas?
R. No responde a exigencias italianas, sino a nuestras exigencias. Nosotros no somos portadores de ninguna misi¨®n, ni de mensaje, ni somos h¨¦roes. Nosotros somos lo que somos, y eso existe en todas partes. Nosotros somos hombres y mujeres de a pie. Ayer todos esos parlamentarios (hace un gesto se?alando el hemiciclo europeo) se escandalizaron porque pronunci¨¦ la palabra merde, que ellos emplean todos los d¨ªas y a todas las horas.
?La pol¨ªtica es oportunidad, pero no oportunismo?
P. ?Aspira el PR a gobernar?
R. Nosotros aspiramos a gobernar cosas, situaciones. Por eso somos los m¨¢s legisladores, los que conseguimos m¨¢s leyes. S¨®lo los impotentes necesitan el poder y creen en ¨¦l. Ahora bien, naturalmente que un radical puede ser ministro.
P. ?Quiere decir algo en la actualidad la noci¨®n de derecha y la de izquierda?
R. Hay quien cree lo contrario, pero la derecha y la izquierda deben querer decir, porque a veces hay que conservar, y las posibilidades que ofrece la democracia hay que realizarlas verdaderamente, cosa que no hacen los partidos.
P. Tambi¨¦n se diserta sin fin sobre la caducidad de los partidos de izquierdas. ?Qu¨¦ piensa usted?
R. La pol¨ªtica es oportunidad, pero no oportunismo. Y lo cierto es que esos partidos se han convertido en oportunistas. Se han convertido en ramas del Estado, y no en una fuerza que penetra el Estado para transformarlo en la medida de las necesidades y de los problemas sociales. Alain Touraine, el soci¨®logo franc¨¦s, reflexiona sobre esto de manera muy interesante, pero pol¨ªticamente me parece un l¨ªrico.
P. Otra cuesti¨®n de actualidad, cruenta en este caso: la violencia.
?Violencia contra la inercia?
R. Yo soy partidario de la violencia contra la inercia. M¨¢s claro: lo que hay que practicar es la violencia que emplea continuamente las t¨¦cnicas de la no violencia. La violencia que mata gobierna matando, y esto porque sabe vencer, pero no convencer.
Panella estima que en materia de teor¨ªa pol¨ªtica (y no ideol¨®gica) el Partido Radical italiano es el m¨¢s moderno de Europa. Ya existen relaciones acentudadas entre los radicales franceses e italianos, ?y esto es muy importante?. Conoce perfectamente los brotes de un eventual partido radical espa?ol, y se desahoga. ?De entrada, una cosa?, dice: ?lo que yo deseo, como lo estipulan nuestros estatutos, es que muera el Partido Radical italiano Por ello me har¨ªa feliz ver surgir el PR en villas y ciudades espa?olas. Ahora bien, si es un partido m¨¢s, no vale la pena. Lo que es necesario es un PR que sea italiano, espa?ol, europeo en suma. El problema podr¨ªa expresarse as¨ª: el Partido Radical Italiano existe porque no es propiedad de nadie; luego, su sede puede ubicarse en Palermo, en Madrid o en donde fuere?.
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