Juan Pablo II dirige un mensaje al primado polaco
?Pido a Dios, de todo coraz¨®n, que el episcopado polaco, con su primado a la cabeza, dirigiendo la mirada hacia la Virgen Mar¨ªa, que es la defensa de nuestra naci¨®n, pueda ahora, tambi¨¦n, ayudar a este pueblo en el dif¨ªcil esfuerzo que est¨¢ llevando a cabo para el pan de cada d¨ªa, para la justicia social y para la salvaguardia de los derechos inviolables a su propia vida y al desarrollo ?, escrib¨ªa Juan Pablo II en una carta enviada, el pasado mi¨¦rcoles, desde Castelgandolfo, al cardenal primado Stefan Wyzynsky, que fue hecha p¨²blica ayer.Entre tanto, los observadores resaltan el papel mediador y de respeto a las posibles decisiones que pueda tomar la Iglesia polaca, mantenido por el Papa.
?Por qu¨¦ el papa Wojtyla no interviene directamente en el candente problema de la huelga de los obreros polacos que piden m¨¢s pan y libertad sindical? ?Por qu¨¦ no les apoya expl¨ªcitamente, gritando, como lo hizo hace unas semanas en S?o Paulo, en Brasil, ante los 200.000 metal¨²rgicos, que la libertad sindical y el derecho a la huelga pertenecen a los derechos fundamentales del hombre? ?Qu¨¦ significa este silencio del Papa, que se ha limitado a rezar por los obreros en huelga y por sus gobernantes?
Los polit¨®logos y hombres de iglesia hacen diversas hip¨®tesis. En el mundo eclesi¨¢stico, el gesto de Juan Pablo II, que ha dejado a la jerarqu¨ªa polaca el papel de intervenir, reserv¨¢ndose ¨¦l, quiz¨¢, el papel mediador, ha sido visto como un ejemplo de ?teolog¨ªa conciliar?, de respeto de la autonom¨ªa de la iglesia local.
En el mundo pol¨ªtico, observadores de diversas tendencias han visto en el silencio del Papa un gesto de ?alt¨ªsima inteligencia diplom¨¢tica?. Nadie pone en duda, en este momento de gran tensi¨®n, que una sola palabra del papa Wojtyla podr¨ªa ser determinante en un pa¨ªs como Polonia, donde la gente es cat¨®lica antes que polaca y donde el odio contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica es visceral.
Quien, como este corresponsal, sigui¨® a Juan Pablo II durante su viaje a Polonia, sabe muy bien que all¨ª, en su tierra, Karol Wojtyla fue aclamado no s¨®lo como jefe espiritual de los cat¨®licos, sino tambi¨¦n como el verdadero rey de los polacos.
Pero el Papa, que pudo palpar mejor que nadie aquella realidad, quiso salir al paso de la tentaci¨®n de ser coronado rey nacional, recordando a toda la naci¨®n, desde su primera misa en la plaza de la Victoria, en Varsovia, la responsabilidad de un pa¨ªs que se ha convertido en un ?testimonio particular ante el mundo entero?.
Precisamente por esto, Wojtyla se apellid¨®, en Polonia, por vez primera, ?Papa eslavo?. Recuerdo sus palabras textuales: ??No quiere Cristo?, dijo, ?que este Papa polaco, Papa eslavo, manifieste la unidad espiritual de Europa?? Este era un aldabonazo no s¨®lo a los cat¨®licos polacos, sino a toda la naci¨®n, para que tomase conciencia de una responsabilidad nacional que superaba las fronteras nacionales.
Se asegura que una de las pancartas que m¨¢s impresionaron al papa Wojtyla durante aquel viaje fue aqu¨¦lla exhibida durante la misa en Cracovia, a la que asistieron dos millones de personas, y que dec¨ªa: ?Acu¨¦rdate tambi¨¦n de tus hijos de Bohemia?.
El actual silencio del Papa recuerda elocuentemente su conciencia de ser ahora algo m¨¢s que el apoyo de sus conciudadanos en huelga, para constituirse en el signo de esa dif¨ªcil unidad de Europa en un momento tan dif¨ªcil para la paz mundial.
El obispo de Gdansk ha entregado a los quince miembros del comit¨¦ de huelga una medalla con el rostro de la virgen polaca de Cestokova y del papa Wojtyla. Ha sido como la voluntad de la Iglesia de Polonia de darle al Papa polaco y a su autoridad moral el car¨¢cter de s¨ªmbolo universal de reconciliaci¨®n, de paz y de justicia, en un binomio inseparable.
El famoso polit¨®logo italiano Baget-Bozzo acaba de escribir: ?El silencio, del papa Wojtyla, en este momento dram¨¢tico por el que atraviesa su patria, demuestra claramente que este Papa eslavo ha comprendido, mejor que muchos otros, que en Polonia, tierra de mediaci¨®n entre el pueblo alem¨¢n. y el pueblo ruso, se decide hoy la causa de la unidad espiritual de Europa y, con ella, su misma supervivencia?.
Hay, quien subraya, desde el punto de vista puramente diplom¨¢tico, que los cardenales alemanes fueron, en el ¨²ltimo c¨®nclave, los protagonistas principales de la elecci¨®n de Wojtyla como Papa. ?Y no es en este momento el canciller Schmidt el m¨¢s nervioso y preocupado de todos los jefes de Estado europeos ante los obreros polacos en huelga?
Juan Pablo II se juega, en esta dif¨ªcil mediaci¨®n, el prestigio de su complejo y a¨²n no descifrado pontificado, aseguraban ayer no pocos observadores laicos y religiosos.
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