Los funcionarios de Washington se rebelan contra el acceso total de Musk a los secretos del Gobierno estadounidense
El plan del hombre m¨¢s rico del mundo para adelgazar la Administraci¨®n se topa con la resistencia de un pu?ado de empleados federales
Los edificios federales del centro de Washington, con su arquitectura neocl¨¢sica y su apariencia inmutable, acogen desde hace dos semanas, tiempo que lleva Donald Trump de regreso en el poder, una guerra entre la furia revanchista de la nueva Casa Blanca y la vieja manera de hacer las cosas. Tambi¨¦n se libra all¨ª otro conflicto entre el encargo recibido por Elon Musk, el hombre m¨¢s rico del mundo, con repentino acceso a todos los secretos del Gobierno estadounidense, y la resistencia de algunos funcionarios a sus planes de adelgazar la Administraci¨®n.
El ¨²ltimo episodio de ese enfrentamiento lleg¨® este s¨¢bado, cuando, seg¨²n informaron los medios estadounidenses y avanz¨® la CNN, ocho empleados del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) entraron en las oficinas de la Agencia de Cooperaci¨®n Internacional Estadounidense (USAID son sus siglas en ingl¨¦s) y exigieron acceder a sus sistemas y documentos, tambi¨¦n a un espacio protegido por protocolos especiales de seguridad. Dos hombres se opusieron a esos planes, y fueron suspendidos de empleo despu¨¦s de que los intrusos amenazaran con llamar a los agentes federales. Al final, los subordinados de Musk se salieron con la suya, sin la intervenci¨®n de las autoridades.
El incidente desemboc¨®, como casi todo ¨²ltimamente en Washington, en un desahogo de Musk en su red social, X. El due?o, tambi¨¦n, de Tesla o SpaceX acus¨® sin pruebas a USAID de ser una ¡°organizaci¨®n criminal¡±, lo que puso en peligro la integridad personal de centenares de sus empleados. Y a?adi¨®: ¡°Ha llegado la hora de su muerte [de USAID]¡±.
La agencia, cuya web est¨¢ ca¨ªda desde el viernes y vive con la espada de Damocles de su cierre mediante una orden ejecutiva de Trump que la integrar¨ªa, despojada de atribuciones, en el Departamento de Estado, se dedica, entre otras tareas sensibles, al suministro de ayuda humanitaria en zonas de conflicto y en pa¨ªses subdesarrollados. Fundada por el presidente Kennedy en los a?os sesenta, ha sido desde entonces un arma esencial en ese poder blando que Estados Unidos ejerc¨ªa por el mundo y que con Trump, embarcado tambi¨¦n en una agresiva guerra comercial, parece definitivamente cosa del pasado.
El viernes, pocos d¨ªas despu¨¦s de conocerse que la nueva Administraci¨®n hab¨ªa suspendido a 60 altos funcionarios y despedido a centenares de trabajadores, tambi¨¦n se supo que el empleado federal de m¨¢s alto rango del Departamento del Tesoro, David Lebryk, dimiti¨® despu¨¦s de que unos enviados de DOGE lo amenazaran con interrumpir ciertos pagos del Gobierno federal sobre los que Lebryk ten¨ªa decisi¨®n. Su salida, provocada por su negativa a darle a Musk las llaves del Tesoro, ha dejado a los aliados del magnate acceso libre a toda la informaci¨®n sobre el sistema de pagos del Gobierno.
Denuncia sin pruebas
Este domingo, Musk acus¨®, de nuevo en X, a los funcionarios de carrera del Tesoro de ¡°violar la ley todas las horas de todos los d¨ªas al aprobar pagos que son fraudulentos o que no coinciden con las leyes de financiaci¨®n aprobadas por el Congreso¡±. La denuncia la lanz¨®, una vez m¨¢s, sin pruebas.
Hasta la toma de posesi¨®n de Trump, DOGE iba a ser una agencia externa a la Casa Blanca, una especie de auditora con capacidad para emitir recomendaciones para ahorrar en una Administraci¨®n que registra marcas hist¨®ricas de d¨¦ficit. Finalmente, el departamento dirigido por Musk en solitario (tras la renuncia, por diferencias sobre su misi¨®n, de Vivek Ramaswamy) ha acabado convertido en una especie de centinela que vigila el uso de la tecnolog¨ªa por parte de la Administraci¨®n. El departamento de Musk se encarga, de paso, de purgar unas oficinas que los seguidores del nuevo presidente consideran infestadas de dem¨®cratas convencidos y bur¨®cratas de por vida.
En estas dos semanas, se han acumulado centenares de despidos por razones pol¨ªticas y como parte de una purga de los programas de inclusividad del Gobierno. Trump ha destituido a la mayor¨ªa de los inspectores que supervisan a la Administraci¨®n, ha despedido a los fiscales y empleados del Departamento de Justicia que lo investigaron y suspendi¨® de empleo a funcionarios de ¨¢reas que ha dejado vac¨ªas de contenido. El presidente ha dado, asimismo, la oportunidad de dimitir antes del 6 de febrero con una indemnizaci¨®n de ocho meses a quienes prefieran dejar su empleo antes que volver a la oficina, en vista de que el teletrabajo ha quedado proscrito. Se trata de una oferta por debajo de la que manej¨® en campa?a el multimillonario Musk, que dijo que se indemnizar¨ªa con ¡°dos a?os o algo as¨ª¡± a los despedidos para reducir la n¨®mina de empleados p¨²blicos, unos dos millones de funcionarios en total.
Adem¨¢s de ser el hombre m¨¢s rico del mundo y el mayor donante de la campa?a del presidente (con una aportaci¨®n de 288 millones de d¨®lares), Musk es propietario de una empresa automovil¨ªstica, de una tuneladora y de una astron¨¢utica, tres compa?¨ªas dependientes en buena medida de sus contratos con la Administraci¨®n. El hecho de que a partir de ahora vaya a tener las llaves para acceder hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de los edificios federales de Washington ¡ªy que, seg¨²n informa la revista Wired, incluso duerma en uno de ellos (el Eisenhower, sede de parte de las oficinas de la Casa Blanca)¡ª planea serias dudas sobre posibles conflictos de inter¨¦s.
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