Exito de la expedici¨®n castellana al Artico
Hace pocos d¨ªas regresaron a Madrid los nueve componentes de la expedici¨®n castellana a las islas Spitzberg, en el Artico, la cual, a pesar de haber tenido que cambiar de planes precipitadamente, constituy¨® un ¨¦xito total. Consigui¨® diez picos de considerable dificultad (uno de ellos escalado por una cordada femenina) y recorri¨® cuatro glaciares. Todo ello con m¨¢s ilusi¨®n que medios, muy escasos, pese a las importantes aportaciones monetarias de cada miembro, de las cuales a¨²n no se han recuperado.
El grupo inicial, formado por ocho miembros (Almudena Garc¨ªa, Azucena L¨®pez, Juan Jos¨¦ Tom¨¦, Jos¨¦ Luis Ibarz¨¢bal, Jos¨¦ Manuel Castro, Javier Valero, Javier Novoa y V¨ªctor Manuel Estefanino), se vio engrosado, casi a ¨²ltima hora, por Francisco Granero, tambi¨¦n del club Aralar, como el resto de los componentes. Los planteamientos, en principio, no se modificaron y, tal y como ellos mismos dijeron antes de su partida (EL PAIS, 17 de junio de 1980), iban un poco a la aventura, al no contar con todos los datos necesarios. Precisamente debido a esa falta de informaci¨®n tuvieron que cambiar de planes en la misma localidad de Longyearbyen (ya en las islas), al no encontrar ninguna embarcaci¨®n que les llevara al Cono Sur, que era su objetivo inicial. Por eso, r¨¢pidamente contactaron all¨ª mismo con una expedici¨®n cient¨ªfica holandesa que, mediante el pago de unas 200.000 pesetas, les llev¨® en su barco hasta el fiordo Magdalena, situado al norte de las islas. En esta zona estuvieron desde el 12 al 20 de julio, recorriendo el glaciar de Waggoriwaybreen, hasta llegar al macizo de Losvik (de 1.131 metros), donde realizaron la ascensi¨®n a tres picos. Uno de ellos, concretamente, fue escalado por una cordada formada por las dos f¨¦minas del grupo: Almudena y Azucena. Tambi¨¦n fueron a la zona de Aue-Fiellet, a la que se accede por el glaciar Brakebreen, donde escalaron el pico Golondrina (rebautizado as¨ª por ellos, al desconocer su verdadero nombre), de unos seiscientos metros.Despu¨¦s fueron por los glaciares de Graunesbreen (para escalar el pico Traurollane, seiscientos metros), y de Gullybreen, hasta llegar a los macizos de Knausen (donde subieron a un pico de 750 metros) y Slange (escalando dos cimas de quinientos metros cada una).El d¨ªa 20, puntualmente, les recogi¨® el mismo barco holand¨¦s para llevarles a la localidad de Ny Alesund, donde contactaron con una expedici¨®n extreme?a que tambi¨¦n estaba por la zona y que les prest¨® ayuda llev¨¢ndoles en sus barcas neum¨¢ticas hasta el fondo del fiordo. Aqu¨ª se alojaron en una caba?a de madera que les sirvi¨® de base, desde la cual salieron a escalar los picos Grensefiellet (1.100 metros, y Dronningfiellet (1.265 metros). Al finalizar estas ascensiones regresaron a Longyearbyen, donde embarcaron hacia Tromso, en Noruega, para iniciar el viaje de vuelta a casa.
Dificultades en las escaladas
Hay que destacar que, a pesar de la aparente escasa altura de algunos picos de los escalados por esta expedici¨®n, la base de estas monta?as parte exactamente del nivel del mar, por lo que ser¨ªan quinientos metros el total de la escalada (tomando como ejemplo el pico m¨¢s bajo de los conquistados), lo cual es perfectamente comparable con muchas dif¨ªciles paredes de los Alpes, por ejemplo. Adem¨¢s, estas escaladas se pueden situar entre un cuarto y un quinto grado de dificultad, sin tener en cuenta la roca descompuesta que se desmoronaba cuando intentaban agarrarse, todo lo cual da una idea sobre la importancia y dificultad real de estas monta?as.Por otra parte, los principales problemas que han encontrado, seg¨²n han relatado ellos mismos, fueron la niebla (muy baja y espesa durante los primeros d¨ªas) y el hecho de que jam¨¢s se hizo de noche, por lo que, a pesar de que al principio intentaron seguir un control horario, despu¨¦s dejaron que ?mandara el cuerpo?. Sin embargo, no encontraron osos. Esos osos blancos que tanto les preocupaban y que les hizo ir armados con rifles, por si acaso. En contrapartida, encontraron por todas partes esas grandes y blancas golondrinas ¨¢rticas que se tornan muy peligrosas cuando alguien intenta acercarse a ellas.
En cuanto a la cuesti¨®n econ¨®mica, los gastos han sido cuantiosos, y los problemas vienen ahora. A pesar de las 100.000 pesetas que aport¨® cada miembro del grupo, todav¨ªa tienen que devolver cerca de 500.000 de unos cr¨¦ditos, por lo que se han concienciado a tener que apretarse el cintur¨®n. En cualquier caso, esto no les desanima y ya est¨¢n pensando en que volver¨¢n alg¨²n d¨ªa. Sin embargo, y en esa pr¨®xima vez, con barcas, como m¨ªnimo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.