El ataque personal como t¨¢ctica del PSOE
En el torbellino de frivolidades, carreras de pasillo y neur¨®ticas impaciencias que envuelven a determinada clase pol¨ªtica espa?ola en el momento actual, aparecen de cuando en cuando piezas literarias que son verdaderamente representativas de todo ese contexto crispado y erosionante.Ese significado tiene el art¨ªculo del profesor Peces-Barba sobre La conducta pol¨ªtica de Alejandro Rojas Marcos, publicado en EL PAIS el d¨ªa 13 del presente mes de agosto.
La personalizaci¨®n del ataque pol¨ªtico es la expresi¨®n suprema de la incapacidad pol¨ªtica.
Atacar a un partido, en este caso el partido andaluz, por la v¨ªa superficial y demag¨®gica del ataque al l¨ªder, es s¨ªntoma inequ¨ªvoco de impotencia pol¨ªtica. Peces-Barba ha sacado del caj¨®n de su dial¨¦ctica, esta vez, el arma m¨¢s barata, residual y quebradiza. Porque la pol¨ªtica no es en ¨²ltima instancia cuesti¨®n de personas, sino de clases, pueblos, intereses y juego de fuerzas.
Estamos viendo c¨®mo cualificados dirigentes pol¨ªticos de nuestros dif¨ªciles d¨ªas siguen fielmente -suicidamente- la l¨ªnea tradicional espa?ola: la personalizaci¨®n de la pol¨ªtica. A¨²n no hemos logrado en nuestros pagos trascender ese rudimentario nivel de an¨¢lisis. El PSOE, que deber¨ªa haber superado esa l¨ªnea por razones hist¨®ricas e ideol¨®gicas, no ha avanzado apenas un palmo en esta cuesti¨®n. A¨²n sigue la l¨ªnea de los que creen que la desamortizaci¨®n fue una genialidad de Mendiz¨¢bal; que C¨¢novas fue el art¨ªfice de la Espa?a de la restauraci¨®n; que las dos dictaduras de nuestro siglo han sido exclusivamente obra de dos individuos.
En esa misma l¨ªnea personalista de la historia, la direcci¨®n del PSOE nos presenta como clave la soluci¨®n de la problem¨¢tica espa?ola el simple cambio de Adolfo Su¨¢rez por Felipe Gonz¨¢lez.
En tal baile de frivolidades, al PSOE tambi¨¦n le ha dado por personalizar en Rojas Marcos la confrontaci¨®n entre el centralismo y el andalucismo, tratando adem¨¢s con ello de ocultar sus responsabilidades, que no son pocas, en la cuesti¨®n andaluza. En esa ?inteligente? t¨¢ctica de ataque personal, a cada declaraci¨®n del l¨ªder del, PSA, el dirigente socialista de turno lanza la patada insultante. A Galeote le toc¨® patear a principios de agosto por la tremenda, y a mediados, por v¨ªa de ?reflexiones?, le toc¨® el turno a Peces-Barba. El intermedio estuvo amenizado con insultos a discreci¨®n por parte de otros miembros de la ejecutiva socialista, Carmen Garc¨ªa Bloise, Pedro Bofill y Javier Solana. Sin olvidar que, como siempre, y merece especial menci¨®n, el director de la orquesta fue Alfonso Guerra, que en cuanto a degradaci¨®n de la pol¨ªtica por la v¨ªa de los Insultos personales, ha alcanzado cotas dif¨ªciles de superar.
Las citadas ?reflexiones? comienzan con unos ?inocentes? datos biogr¨¢ficos de Rojas Marcos, cuando Peces-Barba sabe, por ejemplo, ?que ¨¦l fue de los primeros en felicitarle, a trav¨¦s del consejo de Cuadernos para el di¨¢logo, por su actuaci¨®n en el Ayuntamiento sevillano, que acab¨® en el TOP?. Como asimismo conoce que Rojas Marcos tuvo que dejar su trabajo de Sevilla, por dificultades creadas en su primer procesamiento en el TOP y que se agrav¨® con el segundo procesamiento. que termin¨® con an mes de c¨¢rcel y una sentencia de tres a?os de destierro.
Y siguiendo Peces-Barba con la personalizaci¨®n de la pol¨ªtica, tema aparte merece el ?delito?, seg¨²n ¨¦l, cometido por Rojas Marcos al haber expresado p¨²blicamente los an¨¢lisis del partido andaluz, seg¨²n los cuales se valorar¨ªa positivamente una mayor¨ªa parlamentaria formada por UCD y los nacionalistas catalanes y vascos, ya que con ello parece ser que el ¨²nico objetivo que se consigue es, seg¨²n Peces-Barba, la permanencia de Su¨¢rez. Y en este punto concreto y a este nivel de superficialidad en el enfoque de la realidad pol¨ªtica espa?ola, bueno es recordar que a quien le corresponde la primera responsabilidad hist¨®rica de haberle dado el espaldarazo democr¨¢tico a Su¨¢rez, es al secretario general del PSOE, Felipe Gonz¨¢lez, quien mano a mano con Su¨¢rez, en casi sesi¨®n permanente, trat¨® de reducir la pol¨ªtica espa?ola al protagonismo fundamental de dos personas.
Resumen de ?creencias?
Por cierto, que ser¨ªa interesante que Peces-Barba preguntara a su compa?ero Solana por unas opiniones suyas que aparec¨ªan reflejadas en Abc, seg¨²n las cuales el PSOE estar¨ªa dispuesto a entrar en un Gobierno con Su¨¢rez, siempre y cuando quedara claro y casi por escrito el precio que en poder UCD pagar¨ªa al PSOE a cambio.
Pero el art¨ªculo de Peces-Barba no s¨®lo es significativo por la personalizaci¨®n del ataque al PSA y por los l¨ªmites incre¨ªbles que dicho ataque alcanza, sino tambi¨¦n porque resume las ?creencias? del PSOE acerca del PSA. Y decimos ?creencias? en cuanto que no estamos ante los resultados de un an¨¢lisis, sino ante las apreciaciones de un f¨¢cil voluntarismo, que, claro est¨¢, no se enfrenta con el fondo de la cuesti¨®n. Y este no se encuentra en la historia personal de Alejandro Rojas Marcos que, como explicaba tambi¨¦n Jos¨¦ Aumente en carta a este peri¨®dico el pasado d¨ªa 21, no es f¨¢cil ensuciar, pese a los muchos empe?os que determinados dirigentes de la izquierda tradicional llevan poniendo en ello, con la ingenua idea de socavar por ah¨ª al partido andaluz.
El fondo del tema hay que buscarlo en la propia existencia del partido andaluz. Hecho que nos conduce a dos cuestiones correlativas: la problem¨¢tica del pueblo andaluz y la incapacidad hist¨®rica del PSOE, no ya para resolverla, sino siquiera para plantearla, con un m¨ªnimo de rigor.
Esa correlaci¨®n esencial es la que olvida Peces-Barba cuando en su art¨ªculo lanza lo que ¨¦l considera el desideratum de su ataque: el estorbo que supone el PSA para la hegemon¨ªa del PSOE en la izquierda, hegemon¨ªa necesaria para llevar a la izquierda al poder y acometer la profundizaci¨®n democr¨¢tica de que est¨¢ necesitada Espa?a. Desde sus ?reflexiones? ¨¦l simplifica la cuesti¨®n de la forma siguiente y de la mano de ese esquema: si el PSA estorba la hegemon¨ªa del PSOE, va contra el poder de la izquierda y frena la democracia en Espa?a. El error puede discurrir por la v¨ªa del simpl¨ªsmo, hasta conducir a esa falsa conclusi¨®n.
Sin embargo, la ra¨ªz de la cuesti¨®n es muy otra, y la clave de la misma la podemos encontrar en el concepto de hegemon¨ªa que maneja el PSOE, de una parte, y de otra, en la perspectiva del nacionalismo andaluz que es desde la que el partido andaluz act¨²a, ya que separ¨¢ndose de ¨¦sta es imposible avanzar en el proceso de clarificacion.
Respecto a la cuesti¨®n de la hegemon¨ªa del PSOE en la izquierda espa?ola, lo primero que tenemos que decir es que no hay nada en contra por nuestra parte. Y lo segundo nos acerca ya a una de las profundidades del tema: no se trata de cantar cada d¨ªa la hegemon¨ªa, sino de sustentarla, a base de capacidad pol¨ªtica, tanto te¨®rica como pr¨¢ctica. Y es en este terreno de terminante en el que creemos estar legitimados los andalucistas a la hora de albergar toda clase de reservas respecto a la hegemon¨ªa del PSOE.
Porque la verdad es que ni la lucidez ni la solidez han sido las constantes de los an¨¢lisis y de la praxis del partido hegem¨®nico de la izquierda espa?ola. La verdad es que la hegemon¨ªa actual se la encuentra detr¨¢s de la esquina de las elecciones de 1977 un partido que no estaba -ni lo est¨¢ todav¨ªa- preparado para sostenerla y proyectarla como alternativa de poder. Hay que ser as¨ª de claros y de duros para llegar a entendernos y conducir el tema al terreno que m¨¢s se acerque a la verdad pol¨ªtica, sin enjuagues ni piruetas, que, en ¨²ltima instancia, no enga?an a la derecha y s¨ª desconciertan a las capas populares, justamente desencar¨ªtadas hoy por las promesas insolventes de ayer.
Impaciencia socialista
?C¨®mo explicarse, c¨®mo explicarnos, la hist¨¦rica impaciencia de la direcci¨®n del PSOE por llegar al Gobierno de Madrid, a tenor de su demostradada incapacidad actual?
Incapacidad del PSOE que tiene varias vertientes, y hay una que nos ha preocupado especialmente. Nos referimos a la incapacidad te¨®rica. A¨²n estamos esperando por parte del PSOE -y no hay acci¨®n correcta sin teor¨ªa adecuada- el an¨¢lisis que interprete en profundidad lo que fue el franquismo y lo que signific¨® para la burgues¨ªa espa?ola, para las clases dominadas, y, de forma especial, para el desarrollo de los pueblos de Espa?a. Es claro que si ese an¨¢lisis hubiese existido, el partido hegem¨®nico de la izquierda se hubiera ahorrado sus tres ¨²ltimas derrotas: en Andaluc¨ªa, en el Pa¨ªs Vasco y en Catalu?a. O, por lo menos, al d¨ªa de hoy sabr¨ªa explic¨¢rselas, cosa que tampoco hemos visto que haya hecho.
Comentario aparte merece la incre¨ªble explicaci¨®n de Peces-Barba sobre lo ocurrido al PSOE en Catalu?a y la supuesta responsabilidad del partido andaluz en la derrota.
?Y sabe realmente el PSOE, hoy por hoy y desde su parad¨®jica condici¨®n de partido federalista, lo que significa el Estado de las autonom¨ªas, ese Estado que, apenas nacido, est¨¢ desbordando la Constituci¨®n que deb¨ªa regularlo? Una Constituci¨®n que el PSOE consens¨® con UCD.
El PSOE proyecta toda su estrategia, en apariencia correcta, hacia la profundizaci¨®n de la democracia, pero, ?sabe realmente lo que es eso? Porque ?c¨®mo profundizar la democracia burguesa sin una burgues¨ªa democr¨¢tica con entidad suficiente? Es dudoso, cuando menos, que en Espa?a la burgues¨ªa est¨¦ ya plenamente preparada para la democracia.
Si esto es as¨ª, y parece que lo es el PSOE deber¨ªa investigar con todo rigor te¨®rico las consecuencias de una prematura ascensi¨®n suya al Gobierno.
No amanece antes por levantarse m¨¢s temprano. Eso es tambi¨¦n cierto para la izquierda espa?ola, que cada vez que ha dado un paso adelante en nuestra historia contempor¨¢nea, lo ha hecho para retroceder en seguida diez. Por incapacidad; por huir hacia el poder.
Consideramos que Peces-Barba debe orientar sus ?reflexiones? en las v¨ªas que acabamos de marcar, en vez de dedicarlas a atacar mezquinamente la conducta de un l¨ªder que discrepa desde otra posici¨®n pol¨ªtica. Antes de acusar al PSA de ser un impedimento para su hegemon¨ªa, el PSOE debe clarificar con rigor te¨®rico dicha hegemon¨ªa y su funci¨®n. Antes de afirmar que el PSA estorba la ascensi¨®n de la izquierda al poder, debe explicitar qu¨¦ poder y para qu¨¦. Y, sobre todo, debe comprender que el pr¨®ximo fallo hist¨®rico de la izquierda en el poder lo vamos a pagar todas las izquierdas. Es justo que los andalucistas estemos preocupados por el asunto, a la luz, sobre todo, de los intereses, sistem¨¢ticamente lesionados, del pueblo andaluz.
La cuesti¨®n andaluza
Toda nuestra inquietud es tanto m¨¢s justificada cuanto que la incapacidad del PSOE se ha volcado hist¨®ricamente sobre Andaluc¨ªa. Constante hist¨®rico que hemos visto ratificada en la nueva democracia por la v¨ªa del consentimiento del PSOE a una Constituci¨®n impl¨ªcitamente discriminatoria para el pueblo andaluz. La cuesti¨®n adquiere su m¨¢xima expresi¨®n y la incapacidad aqu¨ª se manifiesta en toda su dimensi¨®n, si tenemos en cuenta que precisamente son andaluces, que han estado cerca de la realidad andaluza, el l¨ªder y los m¨¢ximos cuadros dirigentes del nuevo PSOE.
A la luz del pasado, las reservas respecto a la capacidad y hasta sensibilidad del PSOE sobre la cuesti¨®n andaluza, nos retrotrae a la dram¨¢tica frustraci¨®n de la reforma agraria andaluza, condici¨®n sine qua non para la liberaci¨®n de nuestro pueblo, en el primer bienio de la Segunda Rep¨²blica, cuando el PSOE comparte el Gobierno con el resto de la izquierda, y con una entidad que dif¨ªcilmente puede absolverle de grav¨ªsimas responsabilidades. No queremos que una izquierda (un PSOE) en el Gobierno vuelva a repetir ese error hist¨®rico en Andaluc¨ªa y vuelva decisivamente a participar en la frustraci¨®n de una democracia en Espa?a, lo cual ir¨ªa en detrimento, l¨®gicamente, de la izquierda y, por tanto, del propio PSOE.
Nosotros entendemos que s¨®lo hay un ant¨ªdoto contra ese peligro: un poder andaluz, un nacionalismo de izquierda, capaz de articular la lucha por la liberaci¨®n del pueblo andaluz, con la construcci¨®n de una Espa?a democr¨¢tica.
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