Ovett rompe otro l¨ªmite de las posibilidades humanas
El brit¨¢nico Steve Ovett, que cumplir¨¢ los veinticinco a?os el pr¨®ximo 9 de octubre, se confirm¨®, en la noche del mi¨¦rcoles, como uno de los grandes atletas de todos los tiempos. Gran dominador actual de las pruebas de medio fondo -800 y 1.500 metros, as¨ª como la milla-, junto a su compatriota Sebastian Coe -m¨¢s destacado ¨¦ste el a?o pasado- fue campe¨®n ol¨ªmpico en 800 en Mosc¨², mientras era derrotado por su gran rival en 1.500. Ahora, pese a lo avanzado ya de la temporada, con su nuevo r¨¦cord mundial en esta ¨²ltima prueba, 3.31.4 ha roto, una vez m¨¢s, ese l¨ªmite, siempre supuesto, de las posibilidades humanas. Correr kil¨®metro y medio a una media de catorce segundos por cada cien metros es toda una haza?a.Cuando el norteamericano Bob Beamon salt¨® sus famosos 8,90 metros en longitud, en seguida se pusieron ejemplos comparativos, como el equivalente a tres ?seiscientos?. Al superarse alturas del orden de 5,78 metros con p¨¦rtiga, o 2.36 sin m¨¢s impulso que las propias piernas -ambas r¨¦cords del mundo tambi¨¦n en la actualidad, tras los Juegos de Mosc¨²-, tambi¨¦n se pueden encontrar referencias. La Cibeles, en el primer caso, ya se expres¨®, por ejemplo, que se supera largamente. En el segundo, una simple marca en una pared demuestra que el techo de muchas casas apenas llega a esa distancia. En los tres ejemplos, desde luego, la admiraci¨®n es ?palpable?. Si se piensa que alg¨²n ser humano puede superar esas barreras fundamentalmente gracias a sus m¨²sculos y su habilidad, causa asombro.
El caso de la carrera, especialmente si no es en distancias cortas, ?se pierde? algo m¨¢s. Es m¨¢s dif¨ªcil de calibrar la haza?a. Sin embargo, en estos tiempos en que el correr, ll¨¢mese footing -m¨¢s fuerte- o jogging -m¨¢s suave, con paradas, como pura diversi¨®n-, est¨¢ de moda, s¨ª existe mucha gente que puede comprobar las dificultades existentes para llegar a un nivel de elite o de grandes marcas. El r¨¦cord mundial de 100 metros, por ejemplo, est¨¢ en 9.95. Una persona ?normal? dif¨ªcilmente correr¨¢, salvo que est¨¦ muy bien entrenada y tenea condiciones, esa distancia en menos de catorce segundos. Si se observa que Steve Ovett, con su marca de 3.31.4, acaba de correr ?quince veces seguidas? el hect¨®metro a una media de esos catorce segundos, cabe darse ya una idea de su m¨¦rito. Si se piensa que un decatloniano -un gran atleta, aunque corra los 1.500 metros, la ¨²ltima prueba, al l¨ªmite del cansancio- muy rara vez baja los 4.15.0 en la prueba, puede tambi¨¦n servir como dato. En realidad, una marca as¨ª ya es muy dif¨ªcil de conseguir por quien tiene los l¨ªmites normales atl¨¦ticos, como pue.den ser unos cinco metros en Iongitud, poco m¨¢s de 1,60 en altura y casi nada, quiz¨¢, en p¨¦rtiga, debido a la t¨¦cnica requerida. Todo es cuesti¨®n de probar para ?concienciarse?.
Una gran carrera
De todas formas, y aunque parezca a¨²n el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, resulta que en 1.500 metros era la prueba de medio fondo con m¨¢s posibilidades de mejora. Tanto en 800 como en la milla, los r¨¦cords estaban a mejor nivel. Lo que s¨ª parec¨ªa claro es que deb¨ªa ser Steve Ovett el que diera el nuevo empuj¨®n. Sus 48 triunfos y una sola derrota -por su error ol¨ªmpico, en Mosc¨², tras ganar los 800- le avalaban como el primer aspirante. Su compatriota Coe, que asombr¨® al mundo, en 1979, con sus tres r¨¦cords en las distancias cl¨¢sicas, 800 y 1.500 metros, y en la milla, s¨®lo se aprovech¨® en Mosc¨² del ?encerramiento? err¨®neo de Ovett en la final del kil¨®metro y medio para ganarle. Incluso si super¨® el record mundial de 2.000 metros, el 15 de julio, pocoantes delosJuegos,en la misma reunion de Oslo en que Ovett le igualaba ya el suyo de 1.500, con 3.32.1 -que no lo mejoro por entretenerse en saludar, a cuarenta metros de la meta-, fue porque no particip¨® su gran rival y el tope del norteamericano Wolhouter era ya viejo.
La carrera de Cobienza, la ciudad alemana a orillas del Rin, en condiciones ideales de temperatura, necesitaba para ser ?de r¨¦cord?, como siempye, una liebre, o corredor que la lanzara a gran ritmo. Y no s¨®lo tuvo una, sino dos. El tambi¨¦n brit¨¢nico Cook pas¨® ya los 800 metros sobre los 1.53.0. A partir de ese momento, en carreras anter ores, bien Coe, bien Ovett, hac¨ªan ya ?el gasto? en solitario. Pero esta vez estaba el alem¨¢n Thomas Wessinghage, gran ausente de Mosc¨², y que iba a llevar el peso restante con ambici¨®n incluso de ganar. Hizo los 1.200 metros en 2.50.7, y el final para Ovett, aunque el alem¨¢n lo tiene igualmente fort¨ªsimo, fue ya f¨¢cil. Wessinghage -segundo ya en Oslo, tras Ovett-, con 3.31.6, y, otro sorprendente compatriota, Hudak, 3.32.0, superaban tambi¨¦n el r¨¦cord mundial en una carrera de enorme calidad. En la tabla de los mejores de todos los tiempos quedaba ya sitio para s¨®lo siete atletas m¨¢s: - Coe, 3.32.1; Bayi (Tanzania), recordman hasta Coe, 3.32.2, en 1974; Walker (Nueva Zelanda), campe¨®n ol¨ªmpico en Montreal -ausente Bayi por el boicoteo africano-, pero nunca recordman mundial, 3.32.4, en 1975; Jim Ryun (EE UU), 3.33.1 marca impresionante, conseguida en Los Angeles, 1967, en pista de ceniza, antes del advenimiento del material sint¨¦tico, por lo que se adelant¨® a su tiempo muchos a?os; Benjamin Jipcho (Kenia), 3.33.2, en 1974; Steve Scott (EE UU), la nueva figura norteamericana, 3.33.4, en este a?o, y Straub (RDA), plata ol¨ªmpica -entre Coe y,Ovett-, 3.33.7, en 1967.
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