Los celos, una constante de la sociedad italiana
Una serie de cuatro episodios de la televisi¨®n italiana, titulada Los celos, ha desenterrado en Italia un sentimiento que se cre¨ªa ya superado por la permisividad de los tiempos modernos: el del amor celoso. Art¨ªculos de Prensa, novelas, an¨¢lisis e investigaciones de soci¨®logos y psic¨®logos han contribuido a avivar esta pol¨¦mica colectiva, a trav¨¦s de la que se ha redescubierto que en Italia (y lo mismo puede suceder en otros pa¨ªses mediterr¨¢neos como Espa?a y Grecia) todav¨ªa se mata o se muere de celos.
El resurgimiento del tema de los celos en Italia hace pensar, por una serie de circunstancias, que este tema nunca se ha desarraigado del gran p¨²blico. En primer lugar, sorprende que tanto el autor de la obra que ha dado pie a la serie novelada de televisi¨®n, Alfredo Oriani, como la misma obra en s¨ª, sean desconocidos. Se trata de un autor de finales del siglo pasado, que escribi¨® esta novela en 1899.Alfredo Oriani escribi¨®, tambi¨¦n a finales del siglo pasado, una serie de obras particularmente de car¨¢cter ?osado?, que habr¨ªan hecho ?bramar? a los censores de Madame Bovary. Pero estas obras pasaron sin pena ni gloria para el p¨²blico medio masivo. Los celos se trata de una obra m¨®rbida, que describe la vida del amante celoso de su mujer inteligente. En sus p¨¢ginas, la novela revela amores homosexuales e incestos, que se dieron aproximadamente en un ambiente italiano de 1887.
"Kitsch" er¨®tico
Seg¨²n los cr¨ªticos, Los celos es en realidad una antolog¨ªa del kitsch er¨®tico del fin de siglo, a trav¨¦s de la cual se adelanta el papel central que va a jugar el tema de los celos en la ?novela interior? del siglo XX de Marcel Proust, o, algunos a?os m¨¢s tarde, del italiano Italo Svevo o del franc¨¦s Robbe-Grillet.Otra de las sorpresas que produce el resurgimiento del tema de los celos es que llega despu¨¦s que en 1968 se introdujeran en las novelas y en los medios de comunicaci¨®n los conceptos de pr¨¢ctica de la libertad y del amor m¨²ltiple. Marco Lombardi present¨®, en su novela Cerdos con alas, este giro de una juventud tan libre como indiferente. ?Por qu¨¦ desenterrar ahora el tema de los celos? ?No ser¨¢ porque, por encima de las apariencias, este sentimiento responde a una actitud m¨¢s profunda del p¨²blico?
Mientras que los peri¨®dicos dan en las primeras p¨¢ginas los problemas m¨¢s acuciantes de crisis pol¨ªticas, terrorismos, inflaci¨®n, paro etc¨¦tera, lo que se lee en los salones de espera, en las peluquer¨ªas, es lo referente a los amores de las vedettes y celebridades, sean leg¨ªtimos o no.
Todo sucede como si los italianos, incapaces de reencontrarse y reflejarse en los problemas colectivos, eligieran la reflexi¨®n sobre la vida privada, como les acusan los ?estudiantes comprometidos?.
En Italia, el tema de los celos posee una tradici¨®n secular. Stendhal ve¨ªa en el pueblo italiano un colectivo en¨¦rgico, capaz de matar por amor, locura que los franceses ser¨ªan incapaces, seg¨²n la opini¨®n del autor de Rojo y negro, de cometer. M¨¢s recientemente, Italia ha sufrido dramas pasionales incre¨ªbles, tales como el de aquella vecina de Roma que, renovando el mito de Medea, asesin¨® al final de la guerra mundial a tres ni?os porque el padre de los mismos, que era su amante, no quer¨ªa abandonar a su familia.
Atroz es tambi¨¦n la historia de aquel marido furioso que cort¨®, en San Remo de un mordisco, la nariz a su mujer, para que permaneciera fea el resto de sus d¨ªas y as¨ª nadie se interesara por ella. No hace mucho tiempo tambi¨¦n se dio el caso, en Sicilia, de un novio de 74 a?os que abandon¨®, furioso por los celos, a su novia Teresa, de 84 a?os, en v¨ªsperas de la boda, porque se enter¨® de que cincuenta a?os antes su novia hab¨ªa tenido un flirt con otro. Las p¨¢ginas de los peri¨®dicos italianos calificaban de ?drama pasional? esta ¨²ltima historia, ?que cambia la imagen de una Italia que parec¨ªa que ya se hab¨ªa instalado en el bloque de las sociedades permisivas?.
Entre los j¨®venes tambi¨¦n se da el problema de los celos, aunque se respeta la libertad del otro. ?Soy muy celosa?, reconoce una joven de veinticinco a?os; ?el problema es que no lo puedo confesar. He aceptado el formar con mi amigo una pareja abierta, por tanto, yo no le puedo obligar a la fidelidad?. Marco, el var¨®n de otra pareja, dice que ¨¦l no es celoso, pero su compa?era asegura que ¨¦l ejerce sobre ella, si no un derecho de propiedad, al menos una presi¨®n o una forma de chantaje moral de dependencia.
Italia ha descubierto que todav¨ªa sigue siendo celosa. Alberto Moravia, maestro de la novela psicol¨®gica italiana, escrib¨ªa hace poco en el Corriere della Sera: ?No creo que exista amor sin celos?.
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